El chico debía tener unos 20 años. Me explicó que los fines de semana él y sus amigos se ponían hasta el culo de alcohol y coca y acababan la noche en un prostíbulo de La Jonquera. Pensé que cuando vas tan pasado de vueltas no te vas de putas para sentir placer sino por un impulso puramente animal y, derivado de eso, para sentir poder. Y se lo pregunté. Me miró unos segundos, como perplejo, y me dijo: "Hombre, las chicas hacen todo lo que les decimos porque por eso pagamos".

Efectivamente, buscaban poder. Yo te pago para que hagas todo lo que diga y tú a callar y a obedecer. Porque aquí mando yo y tú eres un objeto sobre el cual yo tengo el poder. No, no era sexo, era dominio. No buscaban placer sino sometimiento.

Eso pasó hace unos años, cuando todavía no estábamos escandalizados por la cantidad de casos de violaciones en grupo que ahora conocemos. No sé si La Manada ha desatado esta oleada de ataques en grupo o La Manada ha servido para que conozcamos los casos que antes sucedían pero que desconocíamos. Y con el común denominador que en general los grupos de violadores tienen entre 20 y 30 años y violan como una parte más de la fiesta.

Son la siguiente generación de los que iban a La Jonquera pagando, pero estos ahora rematan la fiesta con una chica que está de fiesta como ellos y a la que acaban violando como final del ritual. Y lo que en algunos de los casos quizás empieza como una posible relación sexual consentida donde influye la desinhibición generada por las sustancias consumidas, acaba en violación. Cuando llega la violencia, la chica se da cuenta de la situación pero ya es tarde.

Alguna cosa ha sucedido y no sé lo suficiente como para saber qué. ¿Es un problema de educación sexual? ¿La culpa es del porno, tan fácil de consumir comounas palomitas y que en manos de gente muy poco orientada puede convertirse en una máquina de generar monstruos? ¿Hay que crear urgentemente una asignatura de enseñar a mirar porno? Y no, no bromeo. Lo estoy diciendo completamente en serio. Porque los datos ponen los pelos de punta.

La Red Jóvenes e Inclusión Social, junto con la Universidad de las Islas Baleares, publicaron hace ahora un mes una encuesta realizada a 2.500 jóvenes de entre 16 y 29 años. El resultado es que la edad media de inicio de los chicos en el consumo de porno son los 14 años y la de las chicas son los 16. El 75,8% de los chicos y el 35,5% de las chicas empiezan a consumir porno antes de los 16 años. Uno de cada cuatro chicos (por lo tanto el 25%) empieza a ver porno antes de los 13 años y los primeros accesos se detectan ya a los 8 años.

Insisto, no entiendo una pizca, pero de alguna manera u otra todo eso tiene que influir en los comportamientos sociales de una parte de estos jóvenes.

Quizás sí que hace falta afrontar la situación con valentía y empezar a explicarle a estos chiquillos lo qué es el porno, verlo con ellos (y ellas) y educarlos en una realidad con la que convivirán. Porque el porno está por todas partes y es evidente que nadie podrá impedirles el acceso a los contenidos que ellos quieran ver. Y, tanto por lo tanto, mejor que sepan que, aunque no lo parezca, eso también es ficción i que ellas son "actrices". Y que tengan claro que eso no hay que repetirlo en la vida real si no es con el consentimiento explícito de una chica que no es actriz.