El socio culé, al que llamaremos Pep Florolos, vuelve a estar entre Montcada i Reixac y Montcada Bifurcación. Entre Altafulla y Torredembarra. Entre Calella de Palafrugell y Llafranc. Entre participar en una gran protesta el día del Barça-Madrid a las puertas del estadio pero que no impida jugar el partido y entre participar de una gran protesta el día del Barça-Madrid que impida jugar el partido. ¿Qué hacemos, Pep?

A ver, es una oportunidad única para que todo el planeta vea que en Catalunya hay un conflicto político. Los que saben del tema hablan de una audiencia en torno a los 650 millones de personas de 180 países. O sea, tenemos que aprovecharlo para movilizar miles de personas fuera del campo que hagan sentir su voz.

Pero claro, las televisiones estarán dentro del campo. Por mucho que fuera pasen cosas, los 650 millones de personas de 180 países no las verán. ¿Entonces, qué hacemos? ¿Impedir que el público entre, no se juegue el partido y esta sea la gran noticia? Pero si el público soy yo... Y yo quiero ver el partido. ¿Me pongo en la puerta delante de mí y me hago una barrera humana a mí mismo?

Bien, o quizás la barrera humana la hace gente que no tiene intención de entrar al campo a ver el partido. ¿Entonces, no me dejarán pasar a mí? ¿Indepes barrando el paso a indepes? Ya estamos lo bastante divididos como para discutirnos públicamente. Y si nos enemistamos entre nosotros seguro que aquello se llenará de cámaras de televisiones de Madrit (concepto) y enseñarán las imágenes diciendo: "Son tan supremacistas que se pelean entre ellos".

Por lo tanto, si todo lo que hagamos fuera del campo no se verá, la acción que tienen que ver los 650 millones de personas de los 180 países la tenemos que hacer dentro. ¡Aaaah, claro! ¡Por eso el Tsunami dijo que los socios nos pusiéramos en contacto con ellos! ¡Entraremos pancartas y en el minuto 17.14 las enseñaremos a todo el mundo!

No, pero seguro que la policía ya tiene previsto que entraremos pancartas y han organizado cacheos rigurosos. Ya verás, no podremos pasar nada. Ni siquiera banderas. Además, si protestamos en la grada, el realizador de TV lo tiene muy fácil: no lo enseña y listos. Lo han hecho otras veces. Incluso cuando alguien salta al campo lo hacen de manera tal que la gente que está en casa no ve nada. Bueno, por no recordar las pitadas al himno español cuando jugamos las finales de la Copa del Rey, que no es que no se vean, es que ni se oyen.

¿O quizás lo que está previsto es que la gente salte al campo? Imagínate a 300 personas, o 500, en el césped en pleno partido. Seguro que los 650 millones, eso sí que lo ven. Por mucho que el realizador intente esconderlo, eso es imposible pararlo.

Ya, pero una invasión de campo nos puede traer muchos problemas. Si el árbitro suspende el partido porque dice que hay un problema de orden público, nos quitarán los puntos. Y nos sancionarán con unos cuantos puntos más porque Tebas aprovechará para ir contra nosotros. Y adiós liga.

Sí, pero, ¿ahora nos vendrá de una liga? ¿Cuando estamos hablando de la lucha del pueblo de Catalunya por sus derechos, para hacer oír la voz de los presos y los exiliados y para denunciar la represión, qué importa una liga de fútbol? ¿Qué vale más, una liga o la dignidad?

Cierto, pero el partido a puerta cerrada del 1-O con toda la grada vacía nos sirvió para enseñar al mundo que alguna cosa estaba pasando. No fueron 650 millones de personas porque el rival era Las Palmas, pero sí que unos cuantos millones de personas tuvieron noticia de que en aquel partido había una grada vacía porque en Catalunya estábamos votando. ¡Y ganamos el partido y aquella liga! ¡Y sin suspender el partido!

¿Sabes qué? Al final iré a la concentración de las 4 de la tarde y cuando vaya llegando la hora del partido, me marcharé a casa. Y lo veré por TV. ¿Pero entonces, qué hago con el carné? ¿Que vaya mi hija? ¿Sola? ¿Y si hay pitote? ¿Y si sucede algo? ¿Se lo dejo a mi sobrino? No, que es medio periquito. ¿Y si lo pongo en venta en el asiento libre y me saco un dinerito? ¿Pero si hay una gran protesta que tiene un gran éxito, yo no estaré? ¿Pudiendo vivirlo en directo, estaré en casa comiéndome las uñas de rabia conmigo mismo?

¡Caray chico, cada día es más complicado eso de la lucha por nuestra libertad!