En Sentmenat (y Sentmenata), una bonita localidad del Vallés Occidental (y la Vallesa Occidentala), han tenido una brillante idea relacionada con las tradiciones de Navidad (y Navidada). A partir de ahora, allí el tió convivirá con "la tiona". O sea, el tronco que hay en las casas tapado con una manta y que la nochebuena (y el nochebueno) caga regalos gracias a las diversas tandas de zurras que recibe, ahora también será una tronca. A partir de aquí, espero que apliquen otras adaptaciones que se correspondan con el nivel de esta ocurrencia.

El tió y la tiona ya no serán de madera, porque este producto de la naturaleza tiene que estar en su hábitat y no en los hogares. Pero, como que en el proceso de fabricación del resto de materiales con los cuales se podrían elaborar los tions y las tionas seguro que se acaban malbaratando recursos naturales y generando contaminación, el tió y la tiona estarán hechos de nada. Vaya, que no serán. Sólo existirán en la imaginación de los participantes de la tradición, que también cambiará su puesta en escena. Los que hagan cagar el tió y la tiona ya no golpearan muy fuerte para que aparezcan los regalos sino que se mirarán fijamente la manta. Porque golpear es violencia, aunque sea a la nada porque que recuerde que ni el tió ni la tiona existirán físicamente.

En relación al hecho de "cagar" alguna cosa, se cambiará el concepto porque esta palabra es de muy mal gusto. La nueva expresión será "hacer que la tortuga saque la cabeza", que es muy metafórica y las tortugas son unos animales que caen muy bien, sobre todo a los que se la comen en forma de sopa. Todos estos cambios se aplicarán en la nueva versión de la letra de la canción que acompañará el acto, propiamente dicho, y que a partir de ahora se cantará así:

"Haz que la tortuga saque la cabeza, tió y tiona

Barquillos y barquillas y turrón y turrona

Si no haces que la tortuga saque la cabeza, tió y tiona, ¡te miraremos todavía más fijamente!".

Sí, la nueva versión no tiene nada que ver con el original, pero no ofende a nadie. ¿Porque no se entiende nada? Sí, pero alcanzar el objetivo buscado vale la pena. Y, como no puede ser de otra manera, el siguiente paso será la aparición del árbol y la árbola de Navidad y Navidada, que se situará al lado del pesebre y la pesebresa, que recordemos no se debe desmontar al día siguiente de la llegada de los Reyes y las Reinas del Oriente sino por la Candelera y el Candelero.

Claro, ahora usted se estará preguntando lo mismo que nos preguntamos muchos (y muchas): ¿qué sucede con los troncos binarios? ¿Los que no son ni tions ni tiones, qué nombre recibirán? Bien, pues quizás les suceda como con la tiona, que acabemos desvistiendo a un santo para vestir otro. Porque es que una amiga me ha enviado hoy esta foto publicada por Àlex García en La Vanguardia:

LEÑO Y TIONA

El tió tiene una cara más o menos normal, pero a la tiona le han pintado unos morros y le han puesto unos ojos que si son algo son sexistas. Y esta imagen es la gran metáfora de la cosa. Una pretendida igualdad de géneros que convierte un tronco en una tronca acaba engullida por el despropósito del que nace. Es un agujero negro conceptual en sí mismo, pero en vez de la materia aquí desaparece la capacidad de discernir que un tronco es un tronco y que por mucho que se empeñen, jamás será una tronca. Y el caganer es el caganer y no la caganera. Y la Navidad es la Navidad y no el Navidad. Y el niño Jesús es un niño. Así como la Virgen Maria es una señora y San José un santo varón que hace dos mil años hace ver que se cree que el Espíritu Santo era una paloma y todo aquello otro de la llena de gracia.