A ver una cosa... ¿Me está diciendo que para defender a un héroe patrio como el juez Llarena ante la pérfida y corrupta justicia europea sólo tenemos que pagar cuatrocientos cincuenta mil cuatrocientos trece euros con veintidós céntimos? Pero... pero... ¡pero si eso es una miseria! Es un regalo. Es un precio imbatible. Es una ganga, oiga.

Y le diré más, necesito saber ahora mismo dónde hay que ir para poder hacer aportaciones voluntarias. Porque, claro, imagino que esta cantidad, por muy pequeña que sea, se pagará con las aportaciones de los millones de patriotas españoles que consideran que el juez Llarena es el defensor de la unidad de la patria, de la ley, de la Constitución que nos dimos entre todos y del bla, bla, bla. Vaya, sería lo mínimo, ¿no?

¿Qué harán, un verkami? ¿Pondrán mesas petitorias como cuando aquello de las firmas contra el Estatut que algunos se dieron y que otros se lo quitaron? ¿O la señora del "es de Tebetrés, no me pegues" se dedicará a hacer peúcos de macramé que se venderán en la puerta del Tribunal Supremo?

Si el independentismo secesionista violento y xenófobo "que va por la calle como miel y matones", según definición del master del universo denominado Casado, paga las misas de los suyos cuando tienen problemas con la justicia, el unionismo tendría que hacer lo mismo. No, ojo, como para dar ejemplo de compromiso y tal.

¿O es que los autollamados liberales permitirán que el Estado pague los asuntos privados de un servidor del Estado? ¿No, verdad? Si un juez hace declaraciones fuera del juzgado y en calidad de conferenciante, y este juez tiene problemas con la justicia, el liberalismo (incluso el constitucional) debería estar a favor de una defensa privada y no pública, ¿no? Porque si no, este sindicato de prostitutas que ahora mismo estamos discutiendo que si se legaliza o que si se ilegaliza tendrá que incluir como miembro de pleno derecho la palabra "liberalismo". Sí, porque sería un concepto definitivamente prostituido.

Y, finalmente, un último dato en referencia a la relación calidad-precio de la defensa del juez que todos nos hemos dado. Fíjese, el bufete que hemos contratado entre todos se llama Liedekerke Wolters Waelbroeck Kirkpatrick. Hooombre (y mujer), no hay punto de comparación. Fíjese, los abogados de los terroristas yihadistas golpistas prófugos que les roban las dentaduras postizas y los taca-taca a los abuelos tienen nombres vulgares. Por ejemplo: Jaume Alonso-Cuevillas, que dice ser uno solo pero que son muchos y aparecen en varios lugares a la vez. Este tipo nos quiere confundir con este Alonso que no sabemos si es nombre, es un nombre compuesto junto con Jaume, es el primer apellido, o si el primer apellido es Alonso-Cuevillas... En resumen, un despropósito.

En cambio, ahora lea Liedekerke Wolters Waelbroeck Kirkpatrick... ¡Hostia, qué diferencia! Qué cosa más elegante y cosmopolita. Cuidao, y sólo por cuatrocientos cincuenta mil cuatrocientos trece euros con veintidós céntimos (450.413,22€).

El concepto outlet ha llegado a la justicia.