Pues no, la república no existe. Ya lo sabíamos, gracias. Pero si quiere hablamos del concepto que llamaremos de los Reyes (de Oriente). Lo que denominaríamos una metáfora.

¿Existen los Reyes (de Oriente)? Pues claro, todos los hemos visto. Y les hemos tocado. Y mientras exista la ilusión existirán los Reyes (de Oriente). Creer en los Reyes (de Oriente) es soñar. Es pensar en que, si te lo crees de verdad, las cosas son posibles. Incluso las más imposibles. Por eso la madrugada del día 6 de enero se produce un gran milagro que es fruto de la ilusión colectiva. Porque la gente intenta hacer feliz a quien ama. Y usted tendría que ver la cara de los niños cuando ven pasar a los Reyes (de Oriente). Y de los no tan niños. I aquellas caras son reales.

El gran Joan Barril me contó una vez las sensaciones que tuvo cuando pudo compartir la cabalgata de BCN con el rey Gaspar. Decía que nunca había visto tanta ilusión multiplicada por tantos miles de miradas. Y que nunca se había sentido tan poderoso. El poder de la ilusión representado en una persona de carne y hueso. Quien durante muchos años conoció muy de cerca al rey Gaspar de Vic siempre explicaba que el mejor momento era cuando al día siguiente de la cabalgata iban a varias residencias de mayores a llevarles regalos. Aquella gente, que tenían más pasado que futuro, algunos de los cuales eran muy conscientes de que estaban esperando la muerte y que sabían perfectamente la verdad de la cosa, también sabían que la república no existía. Claro que lo sabían. Pero la cara de felicidad que tenían cuando venían a los Reyes era el fruto de la ilusión de que las cosas pueden ser ciertas. A pesar de todo.

Y ahora usted me dirá: "¡Está hablando de autoengaño!". No, no, al contrario. Estoy hablando de que las cosas, incluso las más imposibles, son posibles. El secreto es no dejar de creer en ellas. Porque, mientras crees, son posibles.

Quien se autoengaña es quien no cree en los Reyes (de Oriente). También tiene que ser triste, ¿verdad? Qué triste y aburrido tiene que ser no tener ninguna ilusión. Qué deprimente tiene que ser un triste, ¿verdad? ¿Y no aspirar a ser feliz? Los únicos que no creen en los Reyes (de Oriente) son los amargados, los supremacistas de la realidad inamovible y permanente, los del "si toda la vida hemos ido a caballo, por qué ahora tenemos que ir con máquinas que las mueve el vapor, dónde va usted a parar". Quien no cree en los Reyes (de Oriente) es porque intenta apropiarse de la realidad y pretende que sea como él quiere. Exclusivamente.

Claro que la república existe, idiotas. Y os diré más: no sea caso que la acaben trayendo los Reyes (de Oriente).

Pero mientras la república llega, si es que la gente sigue creyendo en ella, ¿qué hacen nueve personas en prisión desde hace más de un año y sin juicio? ¿Y qué hacen siete personas en el exilio? ¿Y qué hacen unas cuantas personas más esperando a ser juzgadas por unas acusaciones que incluyen delitos relacionados con la violencia? Si no hay república, ¿por qué existe esta realidad? ¿O me estáis diciendo que en un país de la Europa democrática a la gente se la encierra por cosas que no han sucedido? ¿Ah, sí? Pues si eso es así, idiotas, permitidme seguir creyendo en una república donde estas cosas no pasan.

Algo diferente es que un policía le diga idiota a un ciudadano. Que este sería un tema para tratar en otro artículo. O en dos.