Seguidamente usted leerá en exclusiva (mundial) una transcripción de la conversación que el ya famoso RELATOR® ha mantenido con el humilde autor de esta no menos humilde columna.

El RELATOR® ha pedido que se mantenga su identidad en el anonimato, ya que teme ser acusado de sedición, de rebelión y de falsificación de programas piratas para ver Netflix. El nombre y primer apellido que aparece durante la conversación es para despistar. El segundo apellido, en cambio, es real.

―¿De quién tengo el honor de ser el saludador?

―Me llamo Pastor Blancafort y Candemor, para servirlo con honor.

―¿Trabajador?

―¿Comooor? ¡Soy el famoso relator®!

¡Ohhh! ¡Qué honor, señor relator®!

―Pero también me llaman mediador, facilitador y coordinador.

―A gusto del consumidor.

―Pero yo realmente soy observador, mirador, ojeador y posterior anotador, narrador y explicador de la reunión. Soy el solucionador.

―¿Delator?

¡Noooor! Verificador, certificador y notificador tipo Aenor.

―Ah, un conseguidor conocedor de la catalanor.

―¡Vaya por Dior! Dior, como el diseñador.

Joor, joor. ¡Generador de humor!

―¿Y tiene temor o resquemor?

―¿Temor por ser el desvelador de un desastacador? ¡Nooor! El horror sería hedor de coliflor en el recibidor. O en el comedor.

―¿Y en el radiador del ciclomotor?

―Un olor traidor...

―¿Más que olor sería hedor?

―Y no precisamente a migas de pastor.

―¿Y de la cuestión del Sánchez traidor, es valorador?

―El criticador es resquemor de depredador. Como el manifestador contra la reunión.

―¿Manipulación de la reunión con la invención de un relator® para la creación de un discurso del horror?

―Y manifestación con Abascal el depredador reconquistador, el del centro reformador.

―¿Y algún senador?

―¡Cosidor!

¡Akaaaan!

¿Akaaaan?

¡Akaaaan de moooooor!