De cero a cien. De no existir, y por lo tanto no tener ninguna infraestructura ni militancia, a aspirar a tener diputados a espuertas. Eso es Vox ahora mismo, un objeto de deseo para quien quiera hacer carrera política rápida y sin filtros. ¿He dicho sin filtros? Sí, claro.

En los partidos "convencionales" están los correspondientes aparatos que controlan las listas con mano de hierro. Y como hay garantías de tocar poder, va muy solicitado situarse en un buen lugar. Eso quiere decir tres cosas: 1/ que hay bofetadas (y en algún caso navajazos) para estar, 2/ que hay más demanda que oferta y 3/ que quien no se porta bien y no obedece a quien manda, cae de la lista. Pero hay un cuarto elemento muy importante consistente en que la estructura hace de cedazo de friquis. Sí, las fidelidades hacen extraños compañeros de lista, pero se supone que siempre manteniendo un mínimo nivel. No tan intelectual o de valía sino más relacionado con el código penal. Y más concretamente con su vulneración.

En Vox todo ha ido tan rápido que todavía no existe un aparato lo bastante desarrollado como para controlar todo el territorio, pero sí muchas expectativas. Vaya, que ahora mismo hay mucha demanda, mucha oferta, mucha lista por llenar en muchos pueblos y mucha prisa porque las municipales están a tocar. Y eso es terreno abonado para que acabe entrando gente muy extraña que ha salido rebotada del resto de lugares y que ahora ve la puerta abierta a hacer precisamente lo contrario de aquello que está en la esencia de Vox. O eso dicen.

Sí, porque en el ideario básico que tienen publicado en la home de su web podemos leer el destilado más puro de ideario cuñado: "la clase política nos ha decepcionado" (cosa que quiere decir que ellos no son clase política) y que ellos "nunca han vivido de la política". Desconozco a partir de cuánto tiempo de estar en política una persona pasa a ser un político profesional que ha vivido de la política, pero si le parece bien repasemos la biografía de Santiago Abascal a ver si conseguimos tener una medida más o menos indicativa.

Abascal tiene 42 años y hace 22 que se dedica profesionalmente a la política. Concretamente desde el año 1996, cuando con 20 años entró en el comité provincial del PP de Araba. O sea, que si hacemos las correspondientes restas, lleva más años en política que fuera de ella. Y fuera de la política no se le conoce ninguna otra actividad.

O sea, si hace 22 años que vive de la política pero él dice que no vive de la política, eso quiere decir que empiezas a vivir de la política a partir de los 23 años que te dedicas profesionalmente a la política y a vivir de ella. Ergo, Abascal es regeneración total.

Pues bien, desde fuera de la política (o desde todavía más lejos) desembarcará en poco tiempo en su emergente y nada profesional partido una cantidad importante de gente que será muy interesante de seguir. Lo mejor de cada casa ocupando escaños en parlamentos y concejalías y asientos en plenos municipales y ofreciéndonos grandes momentos de "renovación y fortalecimiento de la vida democrática española", que es lo que dice su página web que harán.

Ay, qué nervios. Fruto de la ilusión. Naturalmente.