En un país normal sería normal y no provocaría ninguna polémica que la policía cesara su responsable de comunicación por opinar públicamente y de manera crítica sobre una decisión judicial. Aunque lo hiciera desde su cuenta privada de twitter. En un país normal, la policía y las personas relacionadas con ella no tendrían que manifestar en público opiniones sobre lo que los jueces deciden. De la misma manera que en los países normales la justicia y las personas relacionadas con ella no tendrían que opinar en público sobre como trabaja la policía.

Y cuando digo "sería normal" y "tendrían que" quiero decir que, guste más o menos, aceptar según qué cargos tendría que estar sujeto a unas servidumbres. Pero la cuestión es este "habría". Otra vez.

Patrícia Plaja era hasta el viernes la responsable de comunicación de los Mossos. Fue cesada por este tuit colgado en su cuenta particular de twitter y que, posteriormente, fue borrado.

Pero como no somos un país normal, las situaciones que pasan no son normales. Lógico. Después de como el Estado y sus periodistas amigos han trabajado y trabajan para destruir a los Mossos y lo que representan, se hace muy difícil no relacionar la destitución de Patricia Plaja con la depuración que ha habido en el cuerpo policial catalán.

Desde el primer minuto de los atentados de BCN y Cambrils (con ellos empezó todo), las cloacas del Estado han intentado ensuciar el nombre de los Mossos. Han humillado públicamente a Quim Forn y al mayor Trapero, las cabezas visibles del operativo que en horas solucionó un gravísimo problema de seguridad pública y que evitó muchos más muertos. Se han inventado y falsificado supuestas "the notas". Basándose en mentiras y falsedades han acusado a un Mosso (publicando nombre y apellido, con el peligro que eso comporta por su seguridad) de esconder información sobre el imán de Ripoll. Y pongo sólo tres ejemplos de deslealtad con la verdad y con la seguridad de la ciudadanía, pero podría seguir.

Y ahora resulta que hilamos a medida microscópica por un tuit de la persona que dirigió el impecable operativo comunicativo montado durante la crisis y que el Gobierno y la vicepresipremsa han trabajado sin descanso para despreciarlo.

¿Y ahora resulta que hilamos a medida de átomo cuando desde la cuenta oficial del Cuerpo Nacional de Policía y del de la Guardia Civil se han hecho tuits mucho más desafortunados (ojo, pero mucho de mucho) y no ha pasado nada?

¿Y ahora resulta que hilamos a medida de neutrino cuando el jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Catalunya, el teniente coronel Daniel Baena, escondido bajo el nick @nmaquiavelo1984 se ha dedicado a reñir a políticos, criticar periodistas y actuaciones de los Mossos? Ah, por cierto, Baena es el autor de los informes sobre malversación que han permitido al juez Llarena enviar a 9 personas a prisión y 6 al exilio y que el ministro Montoro niega rotundamente.

Y así vamos cuando el ministro de Justicia se permite decirle al Consejo General del Poder Judicial que abra expediente disciplinario contra el magistrado que emitió el voto particular en la sentencia del caso La Manada. ¡Toc, toc, toc! Hola, veníamos a ver la separación de poderes. No, mire, no está en casa, pase directamente por el tanatorio que allí la atenderá la familia.

Pero, claro, no somos un país normal. Por lo tanto es lógico que las cosas que pasen no lo sean. El problema es que últimamente son preocupantemente anormales. Sobre todo por segun quien. Y este "según quien" se refiere siempre a los mismos.