Pau Molins ha pasado este viernes por can Basté (RAC1). Y ha hablado de la Infanta Cristina y del caso Nóos. Básicamente porque él ha sido su abogado, el que ha conseguido absolverla. Y más allá de su capacidad profesional, Molins es un personaje comunicativamente impecable: educado, amable, preciso, convincente, sabe ser próximo, tiene sentido del humor, dice sin decir, las mete con elegancia... Vaya, el abogado que todos querríamos tener siempre a favor y nunca en contra, y el tertuliano perfecto.

Y de entre todo lo que ha dicho, una insinuación sobre Manos Limpias, aquel grupúsculo de extrema derecha que se hacía llamar sindicato y que fue quien consiguió llevar a la Infanta a juicio: "Detrás suyo se escondían oscuros intereses que pretendían usar el caso para acabar con la monarquía". Bien, teniendo en cuenta de qué tipo de gente estamos hablando, el argumento parece razonable. Pero pregunto: ¿podría ser que eso fuera cierto en parte y que, precisamente fuera este motivo el que acabó con Manos Limpias? Si le parece, repasamos brevemente quienes eran y a que dedicaban su tiempo libre.

El líder de Manos Limpias era Miguel Bernad, que tiene como grandes momentos mundiales haber sido responsable de organización del Frente Nacional y haber sido ungido como caballero de honor de la Fundación Francisco Franco. Como dijo el poeta Bernd Schuster: "No hase falta desirt nada más". A pesar de definirse como sindicato, en su mejor momento desde su creación el año 1995, consiguieron tener seis delegados en el Ayuntamiento de Madrid y algún otro en algún ayuntamiento de Castilla-León y Andalucía. Y nada más. 

Bernad decía que tenía 6 mil afiliados, pero reconocía que la cuota anual de 60€ la pagaban sólo el 30%. O sea, así a ojo, los ingresos anuales, y nunca demostrados, eran de unos 110 mil euros. Y si nos lo creemos, con estos recursos tan escasos presentaron, por ejemplo, hasta 17 querellas contra Baltasar Garzón, lo que vale mucho dinero, sobre todo cuando las pierdes todas. Eso sí, hicieron cumbre con la que hizo 18, cuando lograron inhabilitarlo por haberse declarado competente de los crímenes de la Guerra Civil y el franquismo, sabiendo que no lo era. Y era con estos limitados recursos que cada año se presentaban a una media de hasta 100 casos de todo tipo. Apunte: contra Mas, Ortega y Rigau por el 9-N, contra el actor Willy Toledo por un comentario contra la Hispanidad, pidiendo la ilegalización de la CUP "por ser una organización política que se dedica a delinquir", contra las selecciones deportivas catalanas, contra Nunca Mais, contra la acampada de los trabajadores de Sintel en la Castellana de Madrid, contra una parroquia de Madrid que daba la comunión con galletas, contra Juan Mari Atutxa por el caso de la disolución del grupo Sozialista Abertzaleak, contra unos bomberos de Madrid que se manifestaron en calzoncillos, contra los Lunnis por hacer "ostentación de la homosexualidad", contra la Guardia Civil por permitir que parejas del mismo sexo vivieran en las casas cuartel, contra el 15-M por ser "un entramado criminal", contra Ada Colau por los "escraches" a Bankia, contra el juez del 11-M por destruir pruebas que demostraban la autoría de ETA, contra Patxi López por reunirse con Batasuna, contra Samuel Eto'o por haber gritado "Madrid, cabrón, saluda al campeón" en la celebración de la Liga de 2015, contra el Ayuntamiento de Donosti gobernado por Bildu por no recibir a los tres Reyes Magos, por no poner pantallas para ver la selección española de fútbol, etc, etc, etc.

Y nunca pasó nada. La ley nunca actuó contra ellos, a pesar de haber quejas de que su presencia en los juicios retrasaba, complicaba y encarecía los procesos. Nunca nadie investigó su financiación. Nunca nadie intentó saber cómo era posible pagar tantas querellas condenadas al fracaso. Nunca nadie se preocupó de si detrás de estas actuaciones había chantajes del tipo "usted paga y yo retiro la demanda". Nunca... hasta el 29 de enero de 2016, día en que imputan a la Infanta.

Tres meses después, el 15 de abril, la famosa UDEF inicia la Operación Nelson, contra Manos Limpias i Ausbanc por "extorsión, pertenencia a organización criminal, fraude en subvenciones, estafa y administración desleal". La cosa venía de unos indicios de la Fiscalía de la Audiencia Nacional según los que estas dos organizaciones extorsionaban a entidades bancarias a cambio de "no iniciar acciones legales contra ellas en los tribunales". Tres días después, el 18 de abril, decretaron prisión incondicional contra Bernad. Y ahí se acabó Manos Limpias.

Sí, Manos Limpias seguramente pretendía ensuciar y acabar con la Casa Real, como desde 1995 había intentado ensuciar y acabar con todo lo que tuviera relación con la izquierda, con Catalunya y con Euskadi. Y entonces parecía que a algunos ya les iba bien su existencia. O al menos no hicieron nada para sacarlos de la circulación. Sí, Manos Limpias pidió 2 millones de euros a cambio de retirar la demanda contra la Infanta Cristina, como antes presuntamente lo había hecho con centenares de personas. Pero la casualidad quiso que su final llegara justamente cuando llegó y no antes. Lo que no había pasado durante 21 años pasó en tres meses.

Y es que la vida, a veces, tiene unas coincidencias muuuy coincidentes...