En la sociedad van pasando cosas muy graves que van hinchando pequeños globos. Lo que denominaremos "el sistema" tiene dos métodos para controlar el volumen de estos globos: conseguir que queden olvidados en un rincón o ir regulando el aire que entra a base de manipular el fuelle. A veces, sin embargo, estos globos siguen hinchándose e hinchándose fuera del control del "sistema". Poco a poco, sin que se note, pero sin descanso. Hasta que llega el momento en que ya no pueden retener más aire y revientan. Y la onda expansiva hace estallar muchos otros globos de los alrededores, hasta que aquello acaba convirtiéndose en una explosión incontrolable que desborda el "sistema".

Y eso es lo que está pasando ahora mismo. En las manifestaciones del 8 de marzo sucedió alguna cosa que todavía no sabemos exactamente que es y como evolucionará. Pero la prueba que demuestra la fuerza que se intuye es la reacción del "sistema". Totalmente a la defensiva. Y, sobre todo, a la expectativa. Se lo miran sin acercarse a retirar los restos, no fuera que siguieran estallando globos y se acabaran haciendo daño.

Pero la demostración definitiva de la fuerza de aquel movimiento vehiculado el 8M ha sido la reacción a la sentencia del caso La Manada. La explosión de indignación se ha oído más allá de Raticulín. En sólo un mes y medio, aquel globo que ya venía muy hinchado, ha estallado en mil pedazos y lo ha hecho temblar todo.

Pero es que, a continuación, y sin tiempo ni para respirar, ha reventado en twitter el fenómeno #cuéntalo, iniciado por la periodista Cristina Fallarás, y que ha desbordado lo imaginable. Miles de mujeres han explicado los casos de acoso que han sufrido en su vida. Uno más graves que otros a la hora de ser calificados por el código penal, pero todos igual de condenables y de asquerosos. Porque a la hora de acosar no hay grados. Es acoso y punto.

Y complementando estos casos, ya repugnantes por sí mismos, las mujeres han manifestado cuatro sentimientos que todavía lo empeoran todo mucho más: el de culpa, el de quedarse en silencio y olvidar, el recuerdo de la sordidez del momento y haberse sentido sucias.

El "sistema" ha callado y ha optado por el silencio a la espera de que baje el suflé. Pero enseguida ha aparecido #AsíSeManipula, una etiqueta iniciada por las trabajadoras de TVE agrupadas en la cuenta @MujeresRtve donde, con nombres y apellidos, denuncian en primera persona la manipulación, la desinformación y la intoxicación existente en RTVE. Si quiere más información, han hecho este vídeo:

Las mujeres han decidido que no están dispuestas a seguir calladas. De momento han estallado los globos de los abusos y de la violencia sexual contra ellas, pero pasando por allí se ha añadido el de la manipulación informativa en una cadena pública de TV. ¡Paaaaam! Las mujeres han abierto los ventanales y de lo más profundo de la sociedad empieza a salir la peste a cerrado. ¿Qué será lo siguiente? Porque eso no acabará aquí.

¿Seguirán rompiendo los diversos globos que se han ido hinchando en silencio durante mucho tiempo? ¿Quizás de una vez saldrá, por ejemplo, toda la mierda relacionada con los abusos a menores y que el "sistema" ha conseguido silenciar y parar? ¿Saldrán sobre todo los practicados por la iglesia cristiana católica y los que cada día suceden en el ámbito familiar? ¿O, lamentablemente, el "sistema" será lo bastante hábil nuevamente como para parar y reconducir este estallido ahora mismo incontrolado?

Las mujeres han empezado una pequeña revolución social pacífica a la que se le adivina la suficiente potencia como para que acabe derivando en alguna cosa no tan pequeña. Habrá que estar muy atentos. Y atentas.