A veces pasa, que no duermes bien y te levantas de mala gaita. Y quizás eso es lo que hoy le ha sucedido al juez Marchena.

Hoy que en Madrid (ciudad) hacía una mañana muy primaveral, tal vez hayan llegado a la ciudad, justamente, los primeros mosquitos. Y es posible que uno de ellos esta madrugada haya accedido al dormitorio del señor juez. Y no es difícil imaginar que el pobre hombre estaba durmiendo plácidamente y, de repente, ha sido despertado por aquel molesto bzzzzz, que primero hace taparte la cabeza con la sábana... hasta que te ahogas y decides tomar la decisión de ¡matar, matar y mataaaaar! Al mosquito, naturalmente. Y por eso, primero tienes que levantarte. Y abrir la luz. Y eso quiere decir desvelarte. A ti y a quién duerme contigo. 

Y antes, mire, en las casas todavía existían periódicos y podías enrollar uno a forma y manera de contundente arma achafatoria. Pero la crisis del papel ha provocado que en plena madrugada tengas que buscar cualquier cosa para ser convertida en matamosquitos a tracción animal. Y al final tienes que acabar usando las instrucciones de la lavadora o el libro que te regalaron por Sant Jordi. Terrible.

Pero quizás no ha sido un mosquito y el señor juez ha pasado mala noche porque se le ha atravesado la cena. Eso pasa. "No se me ha puesto bien", piensas, y te levantas a andar a ver si haces un eructito y lo solucionas. O te preparas unas hierbecitas. Pero estos remedios, en caso de surtir efecto, no son precisamente rápidos.

O quizás ha sido una pesadilla. El pobre señor Marchena estaba soñando que aparte del juicio le vendían tres decisiones de la Junta Electoral Central sobre participación en entrevistas, catorce de Juntas Electorales Locales diversas, dos de Instituciones Penitenciarias sobre intervenciones en debates, las peticiones de libertad provisional de los presos políticos diputados para asistir a la constitución del Congreso y del Senado... y el hombre se ha despertado sollozando de la angustia. Y después cuesta mucho volver a conciliar el sueño.

O quizás estaba soñando que de tanto prohibir candidatos poder participar en los debates, tenía que acabar yéndo él.

Y lo peor de todo es que cuando empiezas a pensar que te tienes que dormir como sea porque al día siguiente tienes un día complicado y no hay manera, todavía te cuesta más. Y sufres. Y sudas. Y te tienes que levantar a beber agua. Y vuelves a la cama. Y cuando vuelves a conciliar el sueño tienes pipí por culpa del agua que has bebido. Y, venga, a levantarse otra vez.

Y vuelves a la cama. Y miras qué hora es. Y empiezas a calcular las horas que dormirás. Y ves que, yendo bien, serán seis. Y todavía te pones más nervioso. Y pasa media hora y piensas que sólo dormirás cinco y media. Y cuándo concilias el sueño y estás durmiendo consciente de que lo estás haciendo... ¡¡¡SUENA DEL MALDITO DESPERTADOR!!!

En estas condiciones es fácil suponer que por la mañana estás tú allí en el tribunal y te viene una filosofa a explicarte nosequé de de un café con Cuixart y de dentro de ti te sale como un volcán de indignación que se vehicula hacia el testigo. Es muy humano. Y comprensible.

Y es así como hoy hemos pasado de los testigos que explicaban las obras completas de los hermanos Grimm a la tolerancia cero. Dicho de otra manera, aquello que otros días eran detalladas disertaciones con opiniones, percepciones, valoraciones y comentarios de texto, hoy se ha despachado con una prisa que ha convertido Usain Bolt en una mezcla de caracol y tortuga con rampas en los isquios.

A ver si mañana tenemos más suerte. Sobre todo el humor de según quien.