Pues no, nuevamente este no es un artículo de opinión de ningún experto. No, simplemente son unas cuantas reflexiones compartidas. En este caso sobre lo que sucede en nuestro país cada vez que hay una manifestación y los Mossos cargan.

Primero habría que observar de dónde venimos. En Catalunya, en general, la policía no está bien vista. Sobre todo en el gremio periodístico, que es el que hace los titulares, monta los vídeos y prepara los redactados. Por una parte nos viene de la época de los grises y hace que la percibamos como una herramienta represiva y no como quien nos protege de los malos. Y por la otra porque policía quiere decir Estado y poder y estas cosas a los catalanes nos provocan rechazo.

Solo hay que ver el encendido debate que se genera aquí después de cada carga y ver lo que sucede en otros lugares. 

La llegada de los Mossos cambió algunas percepciones. A mejor. Eran de los "nuestros". Quién más quién menos, conocemos a un mosso porque es vecino nuestro, pariente de algún amigo o conocido o progenitor de un compañero de clase de nuestros hijos. Y después de los atentados de BCN y Cambrils eso se reforzó. Pero hay dos ámbitos donde los Mossos mantienen la mala imagen: el tráfico (según en qué comarcas es habitual oír que era mejor tratar con la Guardia Civil) y el mundo Brimo, o sea los policías que cargan en las manis. Y este rechazo después rebota en todo el cuerpo.

Dentro los cuerpo de los Mossos existen multitud de sensibilidades, como sucede en todos los colectivos. Y hay gente más preparada y gente que no lo está tanto. Paralelamente todos los partidos aprovechan para hacer política con ellos. Y es un clásico que todas las oposiciones a los diferentes gobiernos los erosionen con este tema. Porque saben que pueden obtener un rédito inmediato en el debate del titular inminente. De hecho, pedir la dimisión del conseller de interior de turno es una tradición más arraigada que la del caganer.

Y ahora vienen las preguntas. ¿Es normal ir a una manifestación con la cara tapada y armado con objetos contundentes? ¿Es normal ser policía y no llevar el número identificativo a la vista? ¿Todo el mundo tiene derecho a manifestarse? ¿También VOX que, recordémoslo, tiene 12 diputados en un Parlamento? Pero cuando desde la tribuna del acto de un partido o grupo se amenaza directamente a un periodista, ¿la policía y la justicia no tendrían que actuar inmediatamente y suspender el acto invocando el famoso delito de odio?

¿Debe proteger la policía tiene las manifestaciones que tienen convocadas contramanifestaciones? ¿Tiene que evitar la policía que los contramanifestantes que rompen un cordón de seguridad hecho con vallas avancen hacia la manifestación contraria a la suya y, de esta manera, prevenir posibles batallas campales? Cuando la policía carga contra quien rompe el cordón de seguridad, ¿tiene que respetar los protocolos? ¿En las manis hay infiltrados que quieren provocar violencia?

Los que condenan las cargas por sistema, ¿qué propuesta tienen para días como el del intento de asalto al Parlament? ¿Qué tiene que hacer la policía, permitir que los manifestantes, la mayoría encapuchados, entren dentro del edificio? Y en casos como este, concretamente, ¿es la solución decidir un dispositivo como el de una fiesta infantil para intentar compensar errores anteriores?

Que se haya convertido en habitual venir a Catalunya a manifestarse y con la única intención de provocar, ¿no nos tendría que hacer pensar que sería inteligente no caer en la provocación buscada? Cuando, tras cada una de estas manis donde se busca provocar, los provocadores consiguen su objetivo, ¿no se debería reflexionar un poquito? Cuando la estrategia del Estado es que en Catalunya haya violencia, ¿la mejor estrategia es atizar la violencia? Dicho de otra manera, si tu enemigo quiere que hagas algo porque lo beneficia, ¿es lo más inteligente hacerlo?

¿Hay que poder hablar de estas cuestiones sin blancos y negros sino instalado en el término medio? ¿Y a partir de aquí buscar un punto de equilibrio y no moverse de allí? Por mucho que la tentación a veces sea demasiado grande...