Robinho fue un jugador del Real Madrid que pasará a la historia por dos motivos: 1/ hacer un regate denominado "bicicleta" que ejecutaba de una manera tan hábil que a quién se regateaba era a él mismo y 2) y sobre todo, por lanzarse al área con cualquier excusa buscando un penalti que nunca lo era.

Los defensas, por el primer motivo, y los árbitros, por el segundo, lo calaron enseguida, con lo cual Robinho pasó de ser un futbolista con mucho futuro a ser una broma que cuando regateaba o caía al área de verdad, nadie se lo creía.

Pues bien, dos de los guardias civiles que han declarado hoy en el juicio han hecho un Robinho con dobre voltereta. Alguien les habrá dicho antes de entrar a declarar: "Va, que hay que demostrar la violencia como sea". Y sólo cruzar la puerta ya se han lanzado al suelo y han empezado a revolcarse como si les hubieran roto la pierna por una entrada salvaje. Y no.

El de la mañana ha dejado frases que ya querría haber pronunciado en algún momento de su vida Groucho Marx. Le han preguntado qué investigaba y ha dicho que no lo sabía. Le han preguntado en qué registros participó hay dicho que no lo recordaba. Y cuando le han preguntado cuánto tiempo había dedicado a investigar, usted no se creerá lo que ha sucedido. Efectivamente, ha dicho que no lo recordaba y que... ¡¡¡EL TIEMPO ES RELATIVO!!! ¡SEN-SA-CI-O-NAL!

O sea, por seguridad no le hemos visto la cara ni hemos sabido su nombre, pero a nosotros no nos engañan y después de esta afirmación hemos descubierto su verdadera identidad:

Einstein

Por la tarde, el guardia civil de ciencias ha sido sustituido por el de letras. Tampoco nos han dicho su nombre ni hemos visto su cara, pero ha quedado muy claro de quién se trataba:

Shakespeare

Efectivamente, el declarante era William Shakespeare, que allí mismo y en directo nos ha escrito un drama inédito en el cual ha hecho aparecer un personaje tan nuevo como inesperado y que responde al nombre de "la misteriosa secretaria judicial". Misteriosa porque hasta ahora no habíamos oído hablar de ella y secretaria judicial porque lo era. Concretamente la que fue al registro de la conselleria de Exteriores y que en algunos momentos, más que en la conselleria de Exteriores ha parecido la selva de Vietnam durante un bombardeo con napalm. Ha habido momentos en que me he escondido bajo la mesa por el miedo que estaba pasando al oir lo que explicaba el agente Shakespeare.

Lo que no se entiende es por qué hasta hoy no había aparecido esta señora que sufrió una situación tan violenta. Y, sobre todo, por qué no ha declarado.

El dramaturgo nos ha descrito una situación tal que no sería posible describirla ni con Pedro Piqueras haciendo funcionar a toda marcha su máquina de soltar adjetivos apocalípticos. Ha empezado con un "mire señoría que he trabajado años y años deteniendo narcotraficantes y haciendo registros a gente muy peligrosa, pero la violencia que yo vi aquel día en la Conselleria de Exteriores, no la había visto nunca". Claro, y en este escenario de Hiroshima la mañana del 6 de agosto de 1945, la secretaria "lloraba y estaba aterrada" porque los 200 manifestantes habían generado "un terror total" ya que eran "gente que denotaba violencia" porque "las suyas no eran unas caras normales y se veía que tenían una rabia descontrolada". Y todo eso lanzando "una lluvia de botellas contra la comitiva judicial" que cuando le han pedido que concretara la cifra ha reconocido que fueron entre "dos y cinco". O sea, lo que vendría a ser una lluvia fina.

Y por allí en medio ha aparecido el casi asalto a la Conselleria, que como el casi indica no se produjo. Pero "aquella gente que denotaba violencia" tenía tanta rabia en la cara que "podría haber habido un asalto a la Conselleria". Esto traducido es "si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta".
Pero, como pasa cuando te comes un huevo frito, he dejado lo mejor para el final. Esta hiperventilación Robinhiana a favor de la violencia había que relacionarla con Òmnium como fuera. Entonces nuestro dramaturgo ha sacado lo mejor de sí mismo y ha hablado de la aparición en plena concentración de "banderas de Òmnium". Cuando Marina Roig, abogada de Jordi Cuixart, le ha preguntado cómo son las banderas de Òmnium, el William garbancero le ha respondido que "cuadradas, con un trozo de tela, con un palo, verde y con rayas". Vaya, que la bandera de Òmnium vendría a ser un plato de raviolis al pesto con parmesano rayado por encima.

Pelota para Robinho, que entra solo en el área, se regatea a sí mismo... se tira al suelo en plancha haciéndose la zancadilla a sí mismo y... ¡el público lo aplaude de pie! ¡Plas, plas, plas! ¡BRA-VO! ¡IN-SU-PE-RA-BLE!

¡William Shakespeare, Albert Einstein han vuelto! Bueno, y Robinho, naturalmente.