Primera cuestión: perder todos (TODOS) los puntos del carné de conducir no es sencillo. Para conseguirlo, hay que hacer más de una infracción grave. O sea, no los pierdes por pasarte una hora del tique en la zona azul, ni por dejar un momento el coche en doble fila, ni por ir a 73 por hora por un lugar donde la velocidad máxima es de 60.

Segunda cuestión: cuando tú has perdido todos los puntos (TODOS), tú lo sabes. Perfectamente. Y sabes que si conduces sin puntos te caen seis meses de cárcel (que no está mal) o una multa de hasta seis mil euros (que tampoco está nada mal).

Tercera cuestión: si tú sabes que has perdido todos los puntos, conoces el castigo que recibirás si te pillan y si, a pesar de todo, decides seguir conduciendo, tú eres un peligro público: 1/ por haber cometido las diferentes infracciones graves y 2/ para seguir conduciendo a pesar de que has sido expulsado de la circulación por culpa de tu actitud.

Cuarta cuestión: cuando tú conduces sin puntos (o sea, sin carné) y sabiendo lo que eso comporta, es que tú te crees que eres un campeón que está por encima de los mortales que son unos pobrecitos desgraciados que respetan la ley. En cambio tú puedes hacer lo que te salga de les narices a pesar de que te han avisado una vez con la primera retirada. Que te han avisado una segunda vez con la segunda retirada. Una tercera vez... Y dependiendo de lo que hayas perdido cada vez, quizás una cuarta vez. Pero a ti eso te lame un pie. Y parte del otro. La ley no está hecha para ti y tú sigues conduciendo.

Quinta cuestión: conducir sin puntos demuestra que los has perdido merecidamente y que mereces estar mucho tiempo sin volver a conducir. Para proteger a los otros y para escarmentarte a ti.

Y sexta cuestión: no es mismo una multa de seis mil euros para un mileurista que para un jugador del Barça. Quizás tendríamos que empezar a adecuar según qué sanciones al poder adquisitivo de las personas.

Pero en el caso que nos ocupa, hay una séptima cuestión fundamental. Gerard Piqué, guste o no a muchas personas, es un referente de comportamiento. Porque es uno de los futbolistas más destacados del Barça, pero sobre todo porque es la imagen del triunfador total. Estrella del fútbol, multimillonario, famoso, atractivo, pareja del ídolo e icono mundial denominado Skakira, hombre de negocios de éxito, impulsor de proyectos de nuevas tecnologías, reinventor de la copa Davis... Todo, es que lo tiene todo. Y conduce sin carné.

Cuando eres un jugador de fútbol profesional, tú representas al club dentro y fuera del campo. Y si eres uno de los capitanes del equipo, aún más. Y lo que tú haces, beneficia o perjudica el club y a sus socios y seguidores. Pero es que tú también eres una marca personal, porque la fama que te proporciona el fútbol te permite tener espónsors y hacer anuncios. Y si vas por el mundo incumpliendo la ley, quizás la fama se te va tan rápido como ha venido.

Ahora bien, y por encima de todo, un tipo como Piqué es un Dios para los chiquillos. Y lo que él hace, sus gestos, la manera como viste y como se peina, es imitada por millones de niños por todo el mundo. Por lo tanto, tiene una responsabilidad añadida a la hora de tener comportamientos públicos. Porque lo que él haga será tendencia.

Hoy, seguramente, en algunas casas ha habido conversación explicando a los hijos que Piqué no es tan bueno como parecía, porque ha conducido sin carné, una cosa que aparte de ser delito es muy fea.

Hoy, seguramente, Piqué deberá plantearse si hace falta que pida perdón al club, a los socios, a los seguidores y, sobre todo, a los niños que van por el mundo con una camiseta con el número 3. Y seguidamente, empezar a ir en bus, en metro, a pie o en bici.