Ni las tradicionales medusas ni el no menos sudado Gibraltáepañó. El tema del verano en el mundo del clicbait y la postverdad es la turismofobia (nueva palabra para el diccionario del nuevo mundo) y todo lo que cuelga.

Los combativas jóvenes de Arran intentando que los turistas no devuelvan en masa a BCN a base de pintar y pinchar las ruedas en un bus guirístico y Eulen consiguiendo que muchos turistas no vuelvan nunca más a BCN, ni en masa ni uno por uno, eso sí, si primero consiguen salir del aeropuerto.

Y es que el gran problema de los destinos turísticos donde quiere ir la mayoría de la gente es que hay demasiada gente que quiere ir. Justamente al contrario de los destinos ignorados y que imploran gente porque los turistas, dicen, son dinero.

Y en todo esto echo de menos un debate sobre el modelo, sí, pero también sobre la socialización de las vacaciones. ¿Nuestros abuelos lucharon por poder tener 30 días el año, no? Y nuestros padres lucharon por poder tener un apartamentito (o un terrenito) "fuera". Y de jóvenes, como mucho, fueron en avión una vez en su vida, de viaje de bodas a Mallorca. Pues bien, ahora ir en avión es como coger el coche para ir al centro comercial. Y claro, ¿con billetes a precios de llenar el depósito quién se resiste a ir a la muy de moda BCN donde hay sol, buena comida, fiesta y sexo? ¿Y no hay nada más de izquierdas que todo el mundo pueda viajar, no? ¿Y no hay nada más anticapitalista que no ir a un hotel sino a un piso de un particular y sin pasar por los filtros del sistema, no? ¿Pero resulta que acabamos sabiendo que el particular en cuestión es un australiano que ha comprado el piso para invertir y que lo alquila por 1.200€ en el mes a una persona que lo realquila a escondidas a 300€ la noche a 5 estudiantes de Wisconsin que tienen todo el derecho a poder ir a la muy de moda BCN y dormir como y donde puedan, no? ¿O qué? ¿Impedimos la entrada a los pobres que no pueden pagarse el hotel Vela? A los antiguos mochileros...

Pero resulta que, aprovechando el momento político, los combativas jóvenes de Arran son presentadas como terroristas por haber pintado y pinchado las ruedas de un bus guirístico. Interesa hacer creer que vivimos en un caos de fuego y violencia procesista. Todos los huesos dan sabor al caldo de la manipulación y la mentira descarada. Y si hace falta, engordamos la bestia inventando cosas que no sucedieron y convertimos un hecho que es injustificable pero inofensivo en un gran atentado. Aunque después tengamos que comernos nuestras palabras con patatas:

Pero resulta que cuando ya tenemos una Catalunya violenta que quema turistas como si fueran pollos asados dentro de autobuses, llega la confusión de El Prat. Más que anunciada. Y entonces toca el bonito discurso del: ¡además de terroristas son unos inútiles!:

¡¡¡Suerte tenemos del ministro, del Gobierno y de la Guardia Civil!!! ¡Gracias, bwana, por salvarnos una vez más! Sí, porque todo el mundo sabe que quien en los años 90 privatizó la seguridad del aeropuerto fue la Generalitat. Todo el mundo sabe que fue Aena (100% Generalitat, sí, claro) quien revendió la seguridad que tendría que realizar la Guardia Civil según dice la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: "La custodia de vías de comunicación terrestre, costas, fronteras, puertos, aeropuertos y centros e instalaciones que por su interés lo requieran". Y todo el mundo sabe que no lo hizo para ganar mucho dinero privatizando un monopolio público. Y todo el mundo sabe que el contrato con Eulen a precio en broma está firmado por la Generalitat y no por Aena (Estado), cosa que demuestra de quién es la culpa del caos. Y todo el mundo sabe que la Generalitat (sí, claro) vendió el control de seguridad de El Prat a una empresa privada por una cantidad que sólo se explica por la precarización de los puestos de trabajo a un nivel que sólo podía desembocar en un pésimo servicio público y en una huelga. Sí, sí, y la responsable de la seguridad de El Prat es la Generalitat y la prueba es que los Mossos son los que realizan el control de pasaportes y ahora "reforzarán" el servicio durante la huelga. Sí, sí, y la responsabilidad de lo que pasa en El Prat es de la Generalitat, por eso a la reunión del gabinete de crisis no había ningún representante del Govern.

Y sí sí, la pésima imagen internacional que está dando BCN y Catalunya es por culpa de los combativos chicas de Arran y no por el despropósito de un aeropuerto con centenares de personas perdiendo su vuelo (y teniendo que comprar nuevos billetes) por culpa de la incompetencia de un Estado que realmente es la Generalitat y la desmesura especulativa de sus monopolios que realmente también són la Generalitat. Sí, sí, y Neymar siempre sintió los colores.

Pero, ¿sabe lo peor? Que cuando acabe este episodio, no pasará nada. Nada de nada. Y la mayoría de los españoles se habrán creído lo que perpetran los medios subvencionados y los políticos en permanente estado de insolación intelectual.

Ah, y nosotros no haremos el necesario debate sobre el modelo turístico. ¡Fabuloso!