Por favor, no me diga que se sorprende de que yo vaya a pasar algunos días del verano en Puigcerdà ¿Pero, a ver una cosa, usted no sabe que soy medio catalana? ¿Usted no sabe que yo soy sobrina-nieta de Jaime Gil de Biedma? Sí, a ver, le explico. El padre del poeta, Luis Gil de Biedma y Becerril se casó en primeras nupcias con la madre de Jaime y en segundas con la mía suelta por parte de madre. Por lo tanto, mi madre y él eran hermanastros.

Usted no sabe que, tal como dije en marzo del 2015 en 13TV: "Por lo menos un cuarto de mi sangre es catalana pura. Mi abuela se llama Borrell y mis mejores amigos son catalanes". ¡Por lo tanto, catalana! Y fue esta catalanidad la que en su día me hizo proponer la creación en Madrid de una escuela a Josep Tarradellas para los padres que quisieran educar a sus hijos en catalán.

Sin embargo, aparte de eso, es que hace años que en Puigcerdà me lo paso híper bien. Como publicó un medio digital de Madrit (concepto), "la ciudad es el centro neurálgico de la aristocrática comarca de la Cerdanya". Y yo, que soy esposa del conde de Murillo y Grande de España y tengo el título de Dama Comandante del Imperio Británico, distinción concedida por la reina Isabel II del Reino Unido, pues hacia Puigcerdà falta aristocracia.

Allí estoy muy relajada jugando a golf en el club Sant Marc, donde en el 2007 gané un campeonato, o en el Real Club de Golf de Cerdanya. Y me quedo boquiabierta con las ardillas que habitan allí todo el año. Allí comparto mi estiloso putt con los Fabregat, el Raventós, los Tusquets, los Daurella, los Güell, los Gòdia...

Pero es que, además, admiro Puigcerdà. En el 2008, cuando era presidenta de la Comunidad de Madrid, envié a tres consejeros y 22 alcaldes para que conocieran al modelo Cerdanya y lo aplicaran en el Valle de Lozoya, en la Sierra de Madrid. ¿Quiere más pruebas?

Pero mi parte noble no me hace perder de vista que soy funcionaria desde el año 1976 y que tengo cargos políticos desde 1979. Y, como todavía conservo la plaza, cuando hice una de mis clásicas dimisiones aquellas que acaban en nada, en este caso la del 2012, recuperé la posición de técnico de información y turismo... 36 años después!!! Ooolé mi neoliberalismo y mi defensa de lo privado!!! Dimito y, en vez de decir: "miren, renuncio a mi plaza, porque quizás no hace falta", pues, no ale, me faltó tiempo para recuperar la silla pública.

Hablando de mis dimisiones, recuerde que siempre son para abandonar la política para siempre. Sí, es cierto que después siempre sigo teniendo algún cargo del que dimito después para abandonar para siempre la política, hasta que vuelvo a dimitir pero conservo algún cargo político hasta que dimito para abandonar la política... y así, hasta el infinito y mucho más allá. Pero algún día lejano será de verdad, no sufra.

Cuando no dimití, al contrario, fue el 10 de junio del 2003. En las elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid yo obtuve 55 diputados, el PSOE 47 e IU 9. La izquierda sumaba mayoría absoluta con 56 diputados, uno más que yo. Sin embargo, dos diputados del PSOE, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, en el momento de la votación se ausentaron y yo me convertí en presidenta. ¿Por qué se ausentaron? Magia. Una magia que nunca se sabrá quién la hizo posible. Porque, claro, dos diputados no desaparecen solos sino que tiene que haber un mago que haga el truco. Fue la magia que hizo posible el nuevo Madrid del crecimiento desaforado, la burbuja, la especulación, la corrupción, las privatizaciones para los amigos y la megalomanía aznarista que pretendía crear una mega ciudad que tenía que ser la capital de la España Una, Grande y Libre y del sur de Europa. Pero aquel modelo estalló y todavía ahora hay zonas de Madrid con paradas de metro en medio de la nada.

Lo que no ha fracasado en todos estos años ha sido mi permanente, insistente y tozuda tocada de narices a Rajoy. Creo que más de una noche ha soñado conmigo. Soy la persona que más lo ha fastidiado pero, chico, es duro como una roca. Ni toda la fuerza de la "lideresa" ha podido con él. Hay días en que pienso que es de corcho, porque siempre flota. Eso sí, en habilidad para evitar que nos salpique la corrupción, somos primos hermanos. Él ha escapado del "Luís sé fuerte" y del "Luís, hacemos lo que podemos" y a mí no me han afectado ni el mencionado "tamayazo", ni extrañas financiaciones de mis campañas donde están involucradas empresas de la trama Gürtel, ni la presunta financiación ilegal del PP de Madrid presidido por mí, ni el caso Púnica, ni el espionaje organizado por un alto cargo de confianza mío, ni Ignacio González y su ático misterioso a Estepona, ni las adjudicaciones extrañas del Canal de Isabel II a Telefónica, ni la relación de gente del departamento de Economía de la Comunidad con las tarjetas black de Cajamadrid, ni las cuentas en Suiza de mi consejero de Presidencia, ni la financiación con dinero público de medios de comunicación "amigos" a los que también se repartieron licencias de TDT... y un largo etcétera. Nada. Yo, inmaculada. Yo, como una patena.

Deben ser los aires de esta Cerdanya, por donde el año pasado todavía se paseaba Jordi Pujol Ferrusola con su famoso Lamborghini Diablo. Cosas de tener una casa en Bolvir (él) y de tener unos amigos con una casa en Bolvir (yo), que la coincidencia demuestra que, en circunstancias parecidas, es muy conveniente estar siempre en el lado bueno y evitar estar en el lado equivocado.