Hoy es uno de aquellos días que tienes que mirarte la TV, oír la radio y leer los diarios (de papel y digitales) con máscara y guantes. Hoy es uno de aquellos días en que el asesinato de un niño permite un sálvese quien pueda en busca de audiencia y clics. Hoy es un día donde todo está permitido, eso sí, dicen que en nombre de la información, el periodismo, el servicio público, la conmoción social y el bla, bla, bla.

Y para los responsables del espectáculo, la pregunta siempre es la misma y no me cansaré de hacerla en casos parecidos: "¿Usted querría que los medios trataran el asesinato de su hijo de esta manera?". Si la respuesta es afirmativa, adelante con la miseria moral, pero dudo que alguien se apuntara.

Los programas matinales de las televisiones privadas han dedicado este lunes el 100% de su espacio a tratar el tema. Más de cuatro horas monográficas. El problema es que una vez has dicho que el cuerpo del niño ha sido hallado y que hay una persona detenida en relación al caso, ya está todo dicho. La noticia se ha acabado aquí. En 30 segundos. Y resulta que todavía tienes que llenar tres horas, cincuenta y nueve minutos y 30 segundos. Por lo tanto, el resto es espectáculo, morbosidad y especulación. Gente hablando por hablar, horas y horas, de cosas sobre las cuales no tienen ni idea. Hablando de un tema del cual todo lo que saben es lo que les han explicado y lo que han oído. Y expertos pontificando sobre la personalidad de una presunta culpable a la que no conocen de nada. Entrevistas al director de la escuela del niño que, pobre hombre, ¿qué quieren que explique? Que el niño iba a la escuela, jugaba y tenía amigos en clase. ¿Y eso, señores míos y señoras mías, qué aporta a la información de los hechos, a la noticia? Nada. De nada.

Y, ¿qué aporta publicar esta foto en portada? Una imagen privada, lo recuerdo por si se olvida...

Y después están los resentidos con la humanidad que aprovechan para girar la tortilla, forzar el argumento y poder decir: lo ven, no me hacen caso y esto que ha pasado yo ya lo decía. ¿Y qué decía? Que las feministas son culpables y nos quieren hacer culpables a los hombres, que somos inocentes. El ejemplo supremo es Federico Jiménez Losantos. Sí, ya sé que cada vez que alguien lo cita él está encantado de la propaganda, pero creo que hoy hay que oír lo que ha dicho. Aunque sea para saber de dónde sale el pensamiento que después expresa mucha gente. O, si quiere, se trata de saber lo que piensa mucha gente y que él recoge para hacérselo suyo y devolverlo a la opinión pública. Dura más de dos minutos pero vale la pena:

Si ahora no tiene tiempo y quiere dejarlo para después. le hago un resumen textual: “Ayer toda España se conmovió con el asesinato del pobre Gabriel y la detención de una mujer, la pareja del padre del niño. Una mujer asesina, inmigrante y de color. Lo tiene todo para ser inocente y, sin embargo, igual que cualquier hombre, ha matado. Y ha hecho algo peor, haga fingido dolor en televisión y al lado de los padres del niño, ha hablado con los medios y se ha adornado en las redes sociales. ¿Y no habíamos quedado en que la violencia en España era masculina? ¿En que las mujeres no mataban? ¡Pues matan! En el último año han muerto 23 niños en España, 16 de ellos, a manos de sus madres”.

Y en medio de este lodazal, algunos medios relacionados con grupos autollamados "identitarios", aquello que antes le llamábamos de extrema derecha, aprovechan para colarte un mensaje racista:

Y, a continuación, el ojo por ojo de las sociedades primitivas.

Y para rematarlo, los partidos políticos que aprovechan la situación y los efectos de hipersensibilización provocados en la sociedad por los medios que hinchan e hinchan el globo, compitiendo a ver quién dice que será más duro en la aplicación de la ley.

Un despropósito tras otro donde la sensatez la pone la única persona que tendría derecho a perder los papeles: la madre del niño. Ella, que viene de la gran tensión de estos días y del terrible desenlace, es la única que, fruto de la desesperación, podría pedir pena de muerte para la presunta asesina. La madre, que tiene derecho a gritar y a desbarrar hasta caer agotada, es la que desde el dolor más absoluto pide juicio, prudencia y pasar página. Esta mañana ha llamado a Onda Cero y ha dicho esto:

Lamentablemente los hiperventilados y los que ven el caso como una manera de hacer negocio, ni se la escucharán.