Ha sucedido este viernes. Inesperadamente. Ella estaba allí, alegre y jubilosa, valiente, desafiando la oleada de oscuridad que amenaza a España pero, a la vez, ignorando su destino fatal. Y, de repente, el desastre. La culpa dicen que fue del viento y la lluvia, pero a mí no me engañan. Seguro que han sido los terroristas estos del tsunami que se han juntado en un extremo y han soplado todos muy fuerte y todos a la vez para provocar el buscado efecto destructor.

Total, que como una metáfora de lo que pretende el traidor de Sánchez, confabulado con el bolivariano de la colita y el resto de infieles a la patria única y verdadera que veneran falsos ídolos como el Guardiola este, se ha roto la mayor bandera de España que ondeaba en Sevilla. ¡Una señal! Y una prueba más de la barbarie que impera en esta España donde los bolcheviques campan sin control sembrando el terror y la muerte como el año 36. Y sólo dos días después del aniversario de la muerte del Caudillo Invicto, cosa que demuestra que no respetan a nada ni a nadie.

Las crónicas explican que el fatal rasgón se produjo en la zona más próxima a la que sería propiamente el palo de sí misma. Un palo, por cierto, que la Gerencia de Urbanismo de la ciudad instaló el pasado agosto, que hace 41 metros de alto y que, según fuentes oficiales, "dispone de las características y condiciones adecuadas por el uso que ejerce". Vaya, que es un palo de bandera que hace de palo de bandera. Como tiene que ser.

El coste del palo es lo de menos, si lo comparamos con su función: permitir ondear una bandera de España de 15 x 10 metros que, a ver, no son los 21 x 14 de la bandera de la plaza de Colón de Madrid, pero son unos metros que no están nada mal. Pero bien, como vivimos en un mundo material, todo el mundo ha insistido en que el palo y un juego de cuatro banderas costaron 197 mil euros. Y yo añado, DO-LO 197 mil euros. Una ganga oiga.

Naturalmente, estos que sólo saben que criticar, sobre todo cuando de lo que se trata es de atacar sin piedad el no-nacionalismo liberal de extremo centro, han dicho que este dinero se podría haber gastado en otras cosas. Sí, claro, ¿en la teletrés, verdad? O en torturar a pobres niños que hablan español en los patios de las escuelas. O en adoctrinar contenedores. O en comprar goma 2. O vaya usted a saber en qué.

La bandera rasgada ya ha sido retirada. Desgraciadamente no consta ningún acto de sepelio, pero no estaría de más organizarle algún homenaje porque ha caído en acto de servicio. Y, oiga, cuándo te gastas 197 mil euros en una bandera, ya no viene de un poquito más. Llegas hasta los 200 mil y con los 3 mil euros del redondeo y algún pellizco más haces una cosita bien digna y entrañable que dé una lección de decencia a los comunistas-terroristas-golpistas-populistas-terroristas... ¡Ay no, que terroristas ya lo había dicho!