Subo la persiana. Hace un sol apagado, que es mucho sol teniendo en cuenta que la previsión es de lluvia desde mañana hasta el miércoles. Hoy tocaba comprar y haciendo la lista de lo que había de menester para llenar el carro, he aprovechado para hacer otra. Otra lista. Pero primero le explico la aventura de comprar. Como todos vamos con mascarilla, no conozco a la mitad de la gente que me saluda por la calle y he optado por saludar a todo el mundo. Alguno lo acertaré. De hecho hoy he intercambiado tres frases con una señora que no tengo ni idea de quien es. Pero es que, además, con la mascarilla se me empañan las gafas y todavía veo menos. Sí, ya me han explicado 873 veces como tengo que hacer para evitarlo, pero no hay manera. Total, que espero acabar todo eso sin abrirme la cabeza tropezando con vaya usted a saber qué o saludando cordialmente a un psicópata asesino en serie pensando que es una venerable anciana. Ahora, vamos a la otra lista.
Cada vez tenemos más claro que esta situación va para largo, que el final definitivo sólo llegará con la vacuna y que, mientras acaba de venir, nos tendremos que ir adaptando a una cosa que será un batiburrillo entre lo que fue nuestra vida ACV (Antes del Coronavirus) y lo que será DCV (Después del Coronavirus). Pero llegará un día en que la mayoría de cosas volverán a funcionar. No sabemos como, pero irán yendo. Y cuando este día llegue, según mi lista, temgo mucho trabajo.
Empecemos por la parte de lo que vendría a ser la edad. Tengo pendiente visita al cirujano de mi rodilla, que se la tenía que haber mirado al día siguiente del confinamiento y ya no fue y ahora que tocaba la siguiente visita, tampoco será. Pero también tengo que acabar la rehabilitación con la fisio, tengo el dentista a medias y me tengo que volver a revisar la vista porque con tanta pantalla de cerca y tan poco de mirar al horizonte, estoy como Rompetechos. Y con el vaho, todavía más.
Y ahora vamos a la parte de la intendencia. Se me ha roto una pieza de una persiana y estoy a punto de no poder abrirla (no, no es la que sale al principio de las piezas sino otra), la cisterna del WC pierde agua y no puedo comprar el recambio, también pierde el flexo de la ducha, se ha roto una pieza de la salida de vapor de la caldera, se me han fundido dos bombillas y ha quedado a medias una conexión eléctrica que tiene que hacer ENDESA en la calle. Ah, y al coche le toca la revisión anual, pero con la cola que habrá en el taller creo que ya será la del 2021... eso si lo encuentro bajo el polvo. Ya ve qué agenda más apasionante me espera, ¿verdad? ¿Pero, sabe qué es lo más importante? Efectivamente, que con la que está cayendo, todo esto no es nada importante. Las prioridades, ahora mismo, son otras y sólo faltaría que todo esto lo consideráramos realmente importante.
Por cierto, ¿hablamos de prioridades? Pues vuelvo a la lista de la compra. En la frutería he visto una escena que me ha dejado helado. Ha entrado un señor de más de 85 años, ayudado de un andador y acompañado de su cuidadora. A parte que no ha respetado el aforo permitido y que ha tocado todo lo que ha querido, iba sin ningún tipo de protección. Ni guantes, ni mascarilla. Y la chica tampoco, Y en ningún momento han mantenido ninguna distancia de seguridad ni nada que se le pareciera. Este pobre señor no lo sabe, pero está jugándose la vida. Así de claro y así de bestia. Ah, y la chica, también.
¿Si sucediera lo que todos deseamos que no suceda, este señor cogiera la enfermedad y muriera en su casa fulminado por lo que él puede pensar que es una gripe normal, será una víctima más del coronavirus o no? En Catalunya y, desde hoy en la Comunidad de Madrid, sí. Pero en el Estado, no. (Por cierto, ahora que en Madrid cuentan bien, en un día han pasado de 7 mil muertos a 13 mil). ¿No tendría que ser una prioridad dar las cifras verdaderas, que son muy fáciles de tener, tal como explicaba ayer? Porque, si con las cifras de los muertos hacen esto, ¿qué no nos harán con las otras, no? ¿Quién se los puede creer nunca más? Aquí y en la China. Y nunca mejor dicho. Porque en Wuhan (contigo sí que empezó todo) hoy a las autoridades, de repente, les han aparecido unos millares de muertos que no habían contado. Y ahora resulta que, oficialmente, en una ciudad de once millones de habitantes, donde el virus se esparció al principio sin ningún control porque ni se sabía que existía, en total han muerto... ¡sólo 3.900 personas! La mitad que en Catalunya, donde todavía estamos en plena actividad viral y sólo somos 7 millones, y el 17% de los muertos habidos en Italia, donde ya van por los 23 mil.
Pero se ve que la prioridad es la propaganda, sobre todo en Madrit (concepto). Allí unos y otros van a saco. El PP de Casado obedeciendo al Aznar más desleal, la ultraderecha insultando al Gobierno de una manera absolutamente irracional usando a gente que se hacen llamar periodistas y a centenares de miles de bots y de perfiles falsos creados en las redes, y el PSOE ptuiteando en su cuenta oficial que el signo "+" quiere decir realmente "a la baja" y "descenso".
Total, que hoy hemos pasado un día más de despropósito, sabiendo que mañana tendremos otro día y que también tendrá su propio despropósito. Y con el convencimiento total y absoluto que si ni con los miles de muertos que causará la COVID19 son capaces de comportarse con un mínimo de decencia política, quiere decir que, definitivamente, no podemos esperar nada de ellos. Nunca más. Y eso sí que es prioritario.