Todos (TODOS) los partidos españoles que han tenido un mínimo poder institucional durante un cierto tiempo, se han visto relacionados con casos de corrupción. Corrupción que ha servido para financiarse y corrupción de gente de estos partidos que ha desviado una parte de esta financiación ilegal para financiarse a sí mismos. Y cuanto más poder, más casos. Y mayores.

Y cada vez que ha aparecido uno, ha habido dos tipos de respuestas:

1/ el clásico "y tú más", consistente en que, en vez de decir basta, lo que han hecho es que cuando un caso afecta al partido A, el partido B se hace el escandalizado y que cuando afecta al partido B quién se hace el indignado es el A.

2/ el "quizás no estuvimos muy atentos" con la variante "cuando nos dimos cuenta, quizás no supimos reaccionar como hacía falta". En este segundo caso, lo peor no es robar sino que nos tomen por imbéciles. ¿Qué quiere decir eso de que los dirigentes de un partido no saben que se están financiando ilegalmente? Si lo hacen, fuera por corruptos y si no saben lo que está pasando, fuera por ineptos.

Pero hoy tengo el día optimista y mantengo la esperanza (llámeme iluso) de que algún día la gente se acabe enfadando de verdad y diga basta. Y que eso sirva de alguna cosa (insisto, me puede llamar iluso). Es lo que está pasando estos días en Rumania, un país todavía más corrupto que España.

En el índice de percepción de Transparencia Internacional, Rumania ocupa el lugar 57 de 197 y España el 41, justo en la frontera de lo que se considera "corrupción sistémica" (en esta lista el número 1 sería el menos corrupto y el 197 el que más). Pero que quede claro que ésta es una lista de "percepción", no de realidad. Porque la realidad dice que dos de cada tres rumanos aseguran haber pagado o recibido dinero para acelerar un trámite oficial, obtener atención sanitaria o recibir una mejor educación. Y la realidad en España, es la que es...

Pues bien, el gobierno rumano (socialdemócrata) aprobó la semana pasada un decreto de emergencia, decidido por la noche y anunciado por sorpresa, donde despenaliza varios delitos de abuso de poder y corrupción por debajo de 44 mil euros. ¿Excusa? Las prisiones están muy llenas y hay que vaciarlas. Textual. ¿Realidad? Bien, llámele casualidad, pero resulta que el líder del partido del gobierno, Liviu Dragnea, no pudo ocupar el cargo de primer ministro, a pesar de haber ganado las elecciones del pasado diciembre (con un 45% de los votos), porque está condenado (en suspenso) a dos años de prisión por un delito de abuso de poder y corrupción por valor de... 24 mil euros. Y, casualmente, la medida también beneficiaría a otros altos cargos del partido que están a la espera de juicio. Ya lo ve, la vida tiene unas casualidades muy casuales que parecen mentira...

Total, que al final la gente (o al menos una parte) se ha acabado enfadando. Y decenas de miles de personas se están manifestando cada día en la calle. Y el movimiento ya se ha convertido en el más numeroso desde la caída del régimen de Ceaucescu. Y la respuesta del ministro de Justicia ha sido ¡¡¡SEN-SA-CI-O-NAL!!! Afirma este buen hombre que las protestas son injustas porque "en democracia, quien hacen las leyes son los legisladores". ¿Le suena el argumento este de que las leyes están para cumplirlas, aunque sean una broma, una burla, un abuso y una estafa intelectual?

Pues sí, el chico se nos ha ofendido muchísimo porque le critican una medida que demuestra hasta donde llega la impunidad con la que algunos consideran que pueden ir por la vida. Y lo cierto es que tiene motivos para poder pasear un cinismo galáctico ya que siempre puede decir que tuvo el aval del 45% de los votos y que es la cuestión que abre el gran debate de fondo: el de la legitimidad.

¿Un gobierno, sea en Rumania, en los EE.UU. o en Madrit (concepto), y con la excusa de tener la mayoría, puede imponer un sistema injusto o claramente involucionista? ¿Y eso, quién lo tiene que controlar? ¿Una justicia okupada por personas situadas allí por quien tiene la mayoría y quiere imponer un sistema injusto o claramente involucionista? ¿Estamos ante un nuevo sistema político denominado "Democracia Tuneada"?

Y ahora, llámeme iluso.