Esta Semana Santa pasará a la historia por la ofensiva del Estado por Twitter, mar y aire (concepto del que es autor Carles Capdevila). Tres pequeños ejemplos que podrían ser 3 mil:

1/ La avalancha de nacionalcatolicismo que nos ha caído como la caspa cae por primavera. El impacto de la situación más delirante de las vistas se calibra con la respuesta a una sola pregunta: ¿Se imagina que en Francia, Alemania, Gran Bretaña o Sudán del Sur un grupo de legionarios paseara una imagen religiosa y cuatro ministros (sí, CUATRO) plantados delante suyo cantaran que son "novios de la muerte"? Solo ha faltado la fractura de una falange de la mano derecha sufrida por M. Rajoy para configurar la metáfora perfecta.

2/ La nueva ofensiva contra TV3. Hasta tres diarios nacionalistas españoles radicales han dedicado portadas a enviar el mismo mensaje: "TV3 mala. TV3 secta. TV3 caca". Y con ejemplos donde la gran crítica es que se está informando. En cambio, cuando La Sexta informa de lo mismo, entonces es "periodismo".

3/ La búsqueda de violencia a cualquier precio. Ahora en Catalunya todo es violencia. Y los CDR son la reencarnación del mal y la Fiscalía irá a por ellos porque son terroristas. Mire, eso de levantar barreras de peaje no tengo claro si me hace poca o nada de gracia. Ahora bien, ni es violencia ni lo ha sido nunca. Y el corte de carreteras molesta mucho a quien lo sufre, pero considerarlo violencia es como considerar que en España hay separación de poderes.

Teniendo en cuenta que hasta no hace mucho aquí todo era odio, ahora no tengo claro si estamos ante un odio violento o una violencia odiadora. O quizás acabaremos viendo escrito el concepto viodiencia, la contracción de las dos palabras.

El relato del Estado necesita que en Catalunya haya violencia. La necesitan para sustentar y justificar la novela de ficción escrita por el presidente del Gobierno en funciones, Pablo Llarena, y basada en informes de la Guardia Civil con la misma credibilidad que El Dioni hablando de honestidad. Y si no hay, se la inventan. La violencia, no la honestidad de don Dionisio.

Es que, oiga, aquí ha quedado escrita para la posteridad la participación "de un tal Orni" en la organización del llamado Golpe de Estado (fer-se l'orni es una expresión catalana que significa escaquearse, no un señor llamado así). Oiga, es que aquí ha quedado inmortalizado para la historia de la humanidad que el 1-O hubo incidentes violentos en... ¡¡¡Sant Esteve de les Roures!!! (por cierto, el Ayuntamiento de Sant Esteve de les Roures ya tiene cuenta en Twitter: @st_esteveroures. Curiosamente no lo tenía cogido todavía nadie. Que extraño, teniendo en cuenta que la Guardia Civil certifica la existencia de este pueblo violento inexistente). Oiga, es que ya veníamos del informe con la famosa cuenta falsa de Xavier Trias y de las cuentas de Artur Mas (por cierto, ahora que el expresident tiene todo el patrimonio embargado, ¿por qué no le han embargado aquellas cuentas que decían que tenía?). Oiga, es que acabe como acabe esta historia, la credibilidad que puede tener a partir de ahora cualquier informe policial o cualquier auto judicial está en números negativos.

¿Y la prensa? ¿Esta prensa que acusa TV3 de manipulación y de sembrar el odio y violencia, qué? Va, solo un ejemplo. De lo que fue calificado de acoso violento de la exfiscal jefe de BCN, Ana María Magaldi. Es de cuando la primera ofensiva creada por los Hermanos Grimm y Hans Christian Andersen. Y curiosamente titulando exactamente igual:

Lamentablemente para ellos, la verdad les desmontó la ofensiva.

Pero no suframos, que ellos lo seguirán intentando. Por Twitter, mar y aire. Esto y cosas peores.