Josep Lluís Trapero, mayor de los Mossos, ha ido esta mañana al programa de Mònica Terribas (Catalunya Ràdio). Y ha desmentido unas cuantas cosas que se han publicado y se han dicho estos días en varios medios de comunicación. Destaco cuatro:

Ha negado que la jueza encargada de la explosión del chalet de Alcanar, donde los terroristas preparaban las bombas, avisara a los Mossos de que aquellos hechos tenían relación con el terrorismo y que aquello no era una explosión de gas como se creía hasta aquel momento:

Por lo tanto, quien publicó esta información y quien se hizo eco, o bien presentan alguna prueba que lo demuestre o bien mintieron. Y si mintieron, naturalmente, tendrán que rectificar.

Segundo desmentido de Trapero: los Mossos no impidieron la entrada de los Tedax de otros cuerpos de seguridad en el chalet de Alcanar:

Aquí pasa lo mismo que en el caso anterior. Quien publicó esta información tendrá que decirnos de dónde la sacó y qué mando de Mossos le negó el paso al chalet a qué otro cuerpo policial y usando qué vía de comunicación.

El tercer desmentido de Trapero ha versado sobre uno de los temas que ha generado más polémica estos días. Le recuerdo que el director de El Periódico, Enric Hernández, publicaba eso en su cuenta particular de Twitter sólo tres cuartos de hora después del atentado:

Pues bien, Trapero ha dicho que esto es mentira:

Por lo tanto, ahora es cuando Enric Hernández nos presente, por fin, las pruebas que le hicieron publicar este famoso tuit nada más producirse el atentado. Porque no dudo de que las tiene. Sí, seguro. Sería terrible haber hecho una acusación tan grave y no poder probarla. Y, sobre todo, porque si no lo hiciera quedaría como un mentiroso. Y eso es lo peor que le puede pasar a un periodista.

Y, para acabar los desmentidos, Trapero ha negado que la policía belga advirtiera a los Mossos de la peligrosidad del imán de Ripoll y los avisara de su relación con el terrorismo.

¿Trapero tiene la verdad absoluta? No. Nadie la tiene, pero de momento ha ofrecido unas explicaciones creíbles. Sin pruebas, efectivamente. Sobre todo porque es imposible tener pruebas de que no ha pasado una cosa que no ha pasado. Yo no puedo probar que no maté a la perrita Laika. En todo caso quien tiene que probar que la maté es quien me acuse de haberlo hecho. De la misma manera, ¿podemos afirmar que quien ha publicado todo esto son un grupo de mentirosos patológicos que querían aprovechar los muertos para conseguir el desprestigio de los Mossos y hacer una carambola política? Bien, si presentan las pruebas, evidentemente que no lo podremos decir. En cambio, en caso de que no puedan probar todo lo que han publicado, tendremos que concluir que sí. De momento estamos esperando. Muy anhelantes.

Ahora bien, tengamos presente que si se demuestra que todo ha sido mentira, será una verdad para consumo interno. Porque hay mucha gente que no está dispuesta a que la verdad verdadera le cambie la manera como quiere que sea su mundo. Mentir no penaliza porque la mentira es un sitio donde vivir confortablemente. Mentir prevaricadoramente (es decir, a propósito) no inhabilita a los políticos ya hace tiempo. Ahora a los periodistas tampoco.