Esta semana en el Congreso de los Diputados ha habido debate sobre el Concierto vasco y el Cupo. Y Albert Rivera ha sacado toda su artillería. En contra, naturalmente.

Ciutadans no tiene ningún diputado en el Parlamento Vasco, por lo tanto se puede permitir el lujo de ir a saco sin miedo de no sólo de no perder allí una cosa inexistente, sino de sacarle votos al PP en el resto de España gracias a este discurso.

Pero Ciutadans tiene otro frente abierto: Catalunya y su campaña electoral. La estrategia aquí es presentar un PP que ha aplicado el 155, sí, pero demasiado suave. Y es eso es lo que obliga a García Albiol a subir todavía más la dureza de su discurso y a decir barbaridades como la de hoy sobre TV3. Unas afirmaciones que ya han sido contestadas por los trabajadores de la casa.

Y en esta guerra descontrolada para encontrar el exabrupto más desagradable y ofensivo, Rivera se lo hace venir bien para, en pleno debate sobre un tema que no tenía ninguna relación con Catalunya, decir que la razón para el voto favorable de PDeCAT i Esquerra al Concierto vasco es que "como buenos supremacistas, les gustan los privilegios".

Fíjese qué argumento más interesante: "los indepes catalanes votan a favor del Concierto vasco porque son supremacistas". En cambio PP, PSOE, Podemos y el resto de grupos que votaron a favor no lo son. ¿Qué son entonces, señor Rivera? ¿Los unos votan por supremacismo y los otros, qué votan lo mismo, por qué lo hacen?

Imagínese cómo cayó la tontería en el hemiciclo que Cristobal Montoro (sí, sí, ¡¡¡Montoro en persona!!!) replicó el líder de Ciudadanos afirmando que ya entendía que estábamos en campaña electoral, pero le pidió "respeto" más allá "de epítetos y calificativos". Ojo ¡¡¡Montoro pidiéndole a Rivera respeto por los partidos indepes!!!

Y es que últimamente Albert Rivera está totalmente pasado de vueltas y muy desatado. Desconozco si cada mañana añade goji, espirulina y quinoa al agua de la ducha y después se pone ortigas y pirañas dentro de unos calzoncillos 5 tallas pequeños y que este es el motivo por el cual va así por el mundo. En todo caso, eso no puede ser bueno para la salud. Ni la suya ni la de la democracia.

Pero tengo una mala noticia para usted, sobre todo si es sensible: esta actitud de matón de discoteca poligonera le da votos. Y mentir también. Por eso lo hace. Porque la misma semana del supremacismo también ha estado en la cual Rivera ha mentido en sede parlamentaria. Y esta vez tenemos las pruebas que demuestran que lo hizo. Enseñó un presunto libro de texto existente en Catalunya donde, según él, se adoctrina a los niños. Y ha resultado que todo era una invención y una manipulación:

Este libro no es de texto. Forma parte de una enciclopedia donde se habla de muchos temas. Y en esta página en concreto no se proponen unos países catalanes desde el punto de vista político sino que es un mapa de la lengua catalana. Y, guste o no al señor Rivera (que es que no), el catalán, el valenciano y el mallorquín son la misma lengua. Y no lo digo yo, lo dicen todos los lingüistas. Como el idioma que se habla en Argentina es el mismo que se habla a Calatayud y se llama castellano.

Pero esta burda manipulación le ha servido a Rivera para seguir con su cruzada para avanzar al PP en dureza. Y eso da votos, que es de lo que se trata.

Por lo tanto, los próximos días tendremos todavía más goji, espirulina y quinoa en el agua de la ducha y ortigas y pirañas dentro de unos calzoncillos 5 tallas pequeños.