Esta frase, sin el trozo en paréntesis que es de cosecha propia y para situar la cosa, la ha dicho esta noche un mando de los Mossos a otro mando a quien ha saludado en los porches del Parlament. Delante suyo había una línea de Mossos sin casco ni protecciones, una línea de furgonetas cerrando el paso justo en la acera del Parlament y ante esta línea, otra triple de Mossos con escudos y cascos. Seguidamente había un espacio, tras el cual unos centenares de manifestantes muy jóvenes que, según el rumor que corría, querían asaltar el Parlament. Eran las nueve y media de la noche.

La gran pregunta en el momento de escribir esta pieza, cuando todavía hay incidentes ante el Parlament y en la zona de la comisaría del CNP de la Vía Laietana pero que van a menos, es si este 1 de octubre del 2018, que se está haciendo tan largo, seguirá haciéndose largo mañana, pasado mañana, el otro... Y definitivamente se hará largo del todo.

Dicho de otra manera: ¿cómo se reconducirán, o no, algunas de las cosas que han sucedido hoy durante la manifestación convocada en BCN para conmemorar el primer aniversario del 1 de octubre?

Hoy tenía que ser una mani festiva para entregar, simbólicamente, las urnas usadas en el referéndum a las dos máximas autoridades del país, el presidente Torra y el Presidente del Parlament, Roger Torrent.

Mire si la cosa tenía que ser entrañable, que mientras iban llegando a la puerta del Parlament representantes de cada pueblo y ciudad con sus urnas y vaciaban los simbólicos votos que contenían en un inmenso recipiente, por megafonía se han leído todos los pueblos de Catalunya. Uno por uno. ¡TODOS!

Pero entonces ya se veía que la cosa no acabaría como estaba previsto. En la cabecera de la mani, y durante el recorrido que ha salido de Plaza Urquinaona, se ha gritado repetidamente el lema "Buch dimisión". O sea, era una mani para reivindicar y recordar el 1-O y la gente que estaba allí pedía la dimisión del conseller de Interior.

Después, durante el acto, los dos presidentes han sido abucheados y se han repetido los gritos pidiendo la dimisión de Miquel Buch. Además se ha llamado a la desobediencia, y se han coreado los lemas "no actos simbólicos", "Esquerra y PDeCAT la paciencia se ha acabado" (en català PDeCAT rima com acabat-acabado) o "el pueblo manda, el gobierno obedece. Y se ha silbado repetidamente la presentación, que corría a cargo de la actriz Agnès Busquets. Pero el momento que nos ha señalado que allí estaba pasando una cosa extraña y que la organización había perdido el control de la situación, ha sido cuando una de las 11 personas que tenían que hacer un breve parlamento escrito previamente, y que un servidor ha visto cómo lo ensayaban a las 6 de la tarde, ha pedido la dimisión del conseller Buch. No ha acabado de leer todo el que tenía previsto, ha desaparecido de delante del micro y la siguiente interviniente ha empezado diciendo: "seguiré con lo que teníamos pactado". O sea, alguien ha ido por libre.

¿Y mañana qué? ¿Seguirá hirviendo la calle? ¿Esta minoría de hoy conseguirá arrastrar a más gente? ¿Quedará todo en una performance para intentar presionar al Gobierno?

Lo que seguro que provocará eso de hoy será munición a la oposición de cara al Debate de Política General (DPG) que empieza este martes por la tarde con la intervención del President. ¿Nos jugamos un guisante que uno de los grandes temas del miércoles por la mañana, día que se celebra el debate de verdad, será la violencia de este movimiento independentista que decía que era el de las sonrisas? ¿Y nos jugamos otro guisante que será un DPG donde se hablará más de violencia que de pensiones y del presupuesto para dependencia?

El miércoles al mediodía empezaremos a saber como de largo se nos hará este 1-O a la calle. Y, sobre todo, qué sucede con la imagen de los Mossos.