Silvia es una chica española que está de Erasmus en Manchester y que estaba en el concierto de Ariana Grande cuando hubo el atentado. Huyó del lugar como pudo, volvió a su casa en autobús y cuando llegó llamó a su familia para avisarlos de que estaba bien. Al día siguiente, la Cadena SER la entrevistó y explicó su testimonio. A partir de aquí, muchos otros medios supieron de su existencia y... Bien, mejor comprobar lo que sucedió leyendo como lo explicó ella misma a través de su cuenta de twitter:

Y eso no fue todo...

Nuevo ejemplo de como cuándo hay un atentado, un accidente, un desastre o aquello que antes le llamábamos "una desgracia", no interesa informar sino convertir el hecho en un espectáculo. La noticia no importa, importa el sensacionalismo, los detalles escabrosos, hurgar. Es lo que explicó con una gran precisión Mònica Planas el lunes en ARA y con un ejemplo del último atentado en Londres:

Meterse en el jardín de la ignorancia

Los que juntamos letras en los medios no sabemos de todo. Y le diré más, somos expertos en nada. Leemos, aguzamos el oído, observamos, intentamos aprender... Y de eso sacamos una idea que pasa por el cedazo de nuestros prejuicios, nuestra ideología, nuestra manera de ver el mundo, nuestras filias y fobias, nuestra autocensura, nuestro políticamente correcto o no...

Naturalmente escribir cada día comporta un riesgo altísimo de decir barbaridades y de cometer errores monumentales. Ante ello existe un método infalible para intentar no meterse en más jardines de ortigas carnívoras de los necesarios: dejar estar los temas sobre los cuales todavía sabes menos que nada. Y si te acabas metiendo y la cagas, reconocer que te has equivocado y pedir perdón. En estos casos y en el resto.

Esta semana hemos tenido dos ejemplos interesantes.

1/ Rosa Montero escribía el domingo en El País este artículo:

Una vez más la teoría conspiranoica servía para defender la homeopatía, esta adaptación paramédica y moderna del rezar a la virgen, adorar el tótem, ir a ver a una vidente o hacer ofrendas a los dioses. Vaya, que hablamos de fe. Y la fe, como ya está escrito desde hace siglos, mueve montañas. Pero eso no quiere decir que se muevan de verdad.

Mediáticamente se plantea un debate interesante con una pregunta en cada uno de los dos extremos:

- ¿En nombre de la libertad de expresión, no tiene derecho la señora Montero a defender lo que crea conveniente?

- Sí, libertad de expresión toda pero, ¿alguien que escribe a los medios no tiene que tener una cierta responsabilidad sobre la salud de las personas?

Es cierto que algunas prácticas de las farmacéuticas dan argumentos para criticarlas, no en un artículo sino en 457.081 artículos. Y las farmacéuticas no son monjas de la caridad. Y el abuso de unos antibióticos que les sirven para ganar muchos millones está perjudicando gravemente nuestra salud como especie. Sí, todo eso es cierto, como también es cierto que cargar contra "las farmacéuticas", así en genérico, está bien visto en ciertos sectores. Pero si quieres ser creíble no puedes defender que ciencia es quien echa las cartas en un canal local de TV a las 3 de la madrugada.

2/ Miércoles, Javier Cárdenas relacionó vacunas y autismo a su programa "Levántate y Cárdenas" de Europa FM. Lo hacía recogiendo varias teorías y afirmaciones nivel cuñado basadas en un famoso estudio de finales de los años 90 que defendía que la vacuna triple vírica (rubeloa, paperas y sarampión) había hecho aumentar los casos de autismo. Pero el año 1998, el periodista Brian Deer ya demostró que el médico autor del estudio manipuló los datos porque estaba a punto de fichar por la empresa que finalmente demandó a las farmacéuticas productoras de la vacuna. Posteriormente también se supo que el aumento de casos de autismo se debe a que 1/ ahora se diagnostican como autismo patologías que antes eran consideradas como otras enfermedades y 2/ se ha mejorado el diagnóstico.

Si vamos al análisis mediático de la cosa, alguien puede afirmar que todo el mundo que trabaja en un medio de comunicación tiene derecho a difundir las informaciones que crea convenientes. Bien sí, claro, siempre que sean ciertas. Y, sobre todo, siempre que no pongan en riesgo la vida de nadie. Y aquí conviene recordar el caso de la monja Forcadas. Se hizo famosa por su lucha contra las vacunas. Y, como era monja y los hábitos dan credibilidad, mucha gente se la creyó. Hasta que murió un niño por no haber sido vacunado. Allí se acabó su estelar carrera mediático-política. Montero y Cárdenas todavía la mantienen. Quizás tendrán más suerte.

¿Qué hay detrás de las noticias?

"La prensa catalana subvencionada". Argumento este del mismo nivel que el de "en Catalunya se multa por rotular las tiendas en catalán" o el de "a los niños se los obliga a hablar en catalán en el patio". Vaya, el típico bla, bla, bla pensado por gente de mala fe para engañar a gente de buena fe. Y lo han repetido tanto que ha hecho mella. Pero la realidad tiene todavía peor fe que la gente de mala fe y se empeña en desmontarles el chiringuito goebbelsiano que no viene de ahora, precisamente. El último caso nos llega con un triple mortal con tirabuzón occipital mirando a Pamplona y caída al estiércol.

¿Es grave que el Gobierno español riegue los medios afines con millones y millones? Bien, si lo hace a escondidas, sí. Y si no quiere dar explicaciones, todavía más.

Y ahora usted me dirá: "Ya estamos con el típico 'y tu más'". No disculpe, en Catalunya las ayudas a los medios son públicas y transparentes. Y si alguien tiene pruebas de ilegalidades, en la fiscalía estarán encantados de escucharlo. Por lo tanto, lo que se reclama es que en Madrit (concepto) exista la misma transparencia. Porque si no, sospecharemos cosas muy feas y entenderemos algunas portadas y algunos editoriales.

¿Qué es el machismo?

Pues la respuesta, aquí mismo, en este blog que ha publicado esto:

... y a partir de aquí el blog propone unas cuantas posturas más. ¿Una broma? Si lo es no tiene puta gracia, francamente. Y si es verdad, ¿miramos quien lo perpretra?:

Insisto, si esto es cierto y no es ningún fake sin gracia, volvemos al mundo Montero y Cárdenas de la responsabilidad, la verdad, la ignorancia y la manipulación. Con la excusa del sobrepeso y los problemas de autoestima, la autora (o autor) nos vende un mundo de felicidad basado en un machismo patético y lo hace desde el anonimato y respondiendo a unos intereses desconocidos. Al menos Montero y Cárdenas sabemos quienes son y podemos apartarlos de los nuestras vidas.