La ANC acaba de publicar el folleto Fem Futur (Tècniques de seducció per fer la República Catalana atractiva!), un compendio oficioso de diálogos-muestra para voluntarios que pretendan atraer a unionistas recalcitrantes hacia la secesión, especialmente ideado para convertir al universo de los comunes y de los espectadores de Telecinco. Como pasa siempre con este tipo de charlas imaginarias, las objeciones argumentales de los contrarios –aquí ejemplificados en la señora Encarni– dicen mucho más de aquello que uno siente como debilidad propia que no del espíritu contestatario del enemigo político. Leyendo algunos fragmentos del invento, puede comprobarse como sus ideólogos han centrado las objeciones a la independencia en la identidad (“-¿Usted es uno de esos de la independencia? Yo soy español y esto es España. –Uy, me ha pillado, je je. Sí, pero sobre todo un ciudadano que quiere vivir mejor!”) y en la corrupción (“-Los Pujol son lo peor de lo peor. –Sí señor. Un chorizo. Y el Rey y el Rato. ¡Todos a la cárcel! ¿No cree que podemos aprovechar que hacemos una nueva república para ser micho más duros con la corrupción?”).

La cosa es sintomática y sorprendente porque diría que la mayoría de españolistas de Cataluña no se oponen a la independencia por cuestiones identitarias o cultural-lingüísticas (el rufianismo, en este sentido, es un fenómeno mediante el cual hemos querido tintarnos el independentismo de una mayor aura pluricultural, pero que todavía no ha servido para aumentar votos del sí en Santa Coloma o en Cornellà), así como también creo que la obsesión por la corrupción es contraproducente, porque prometiendo un país puro y libre de chorizos nos parecemos mucho más a testigos de Jehová que no a ideólogos de la libertad. Asumida la globalización y el realismo, todo quisque tiene claro que uno puede declararse español aunque viva en Groenlandia y que el mal y la corrupción son fenómenos generalizados que, muy a menudo, y en ello España es una auténtica especialista, no acaban castigados por la mayoría de electores, como sabrá muy bien Encarni si ha votado al PP en las últimas elecciones a pesar de ver desfilar a Bárcenas cada día mientras prepara el sofrito. Mientras tu marco mental sea España y no te creas las intenciones del soberanismo, el argumentario te la suda.

Me atrevería a decir, contrariamente, que la herramienta más efectiva de cara a convencer a opositores o  a indecisos para sumarlos a la independencia sería que el Govern y la sociedad civil tuvieran un compromiso auténtico de llevarla a cabo mediante el referéndum. Los seres humanos amamos el arte de la política cuando ésta nos da seguridad y garantiza nuestro bienestar, unido todo ello a que el poder no castre mucho nuestra capacidad de acción. Es por ello que tanto Encarni como yo siempre estaremos al lado de los líderes que sean más valientes y determinados, por mucho que no estemos de acuerdo con ellos o nos repugne lo que creen. Por tanto, ruego a los sufridos voluntarios de la ANC que modifiquen algunas de las interacciones con nuestro enemigo político y vayan de una vez por todas al grano. "Encarni, vamos a organizar un referéndum de autodeterminación y aplicaremos el resultado de las urnas, sea cual sea: nos encantaría pedirle que votase que no, si así lo desea, porque luego –ya sabe, je je- uno pierde y se lamenta durante décadas. I bona tarda tingui, estimada Encarni."