El president Pujol tiene escrito en el libro Des dels turons a l’altra banda del riu (Entre la acción y la esperanza 1), libro que recoge sus escritos de prisión, un capítulo que lleva por título “De la derrota, de la esperanza, de la voluntad de ser”. Avisa el autor que el capítulo es un ensayo inspirado en la lectura del libro de Nikos Kazantzaki “El Cristo de nuevo crucificado”. Sobre las almas generosas que luchan por el advenimiento de la patria griega escribe lo siguiente: “No importa que en un momento dado sean vencidos. Lo importante es que no pactan con la derrota: no tienen vocación de vencidos. Saben, como la gente del campo, que cada cosa tiene su hora, que hay una hora para labrar, otra para plantar, otra para segar. La hora de la siega es la más esplendente, la más luminosa, pero no es más importante que las demás. A tus defensores —algunos solo confesores, otros héroes y mártires— les gustaría poder segar. Pero si han llegado a la hora de sembrar, o de labrar, sembrarán o labrarán con la misma fe que segarían”. Al independentismo le ha llegado la hora de sembrar. De hecho, a Catalunya también. Al país ha llegado la hora de sembrar si queremos recoger buenas cosechas en el futuro. Dice el libro “Se consuela de los males presentes imaginando un futuro maravilloso, imaginándolo, no preparándolo, no preparándolo realmente. Y ocurre, en estos casos, que el futuro no llega nunca”.

Esta reflexión inicial sobre los escritos de prisión del president Pujol surge a raíz de las palabras del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, de visita en Barcelona, ​​durante la entrevista que le realizó el periodista Jordi Basté. Sin voluntad de hacer una transcripción literal de las palabras de Pedro Sánchez, recojo el sentido de lo que dijo cuando se le preguntó si lo que proponía era recuperar la versión del Estatut d'Autonomia de Catalunya sin los recortes que le hizo el Tribunal Constitucional: “Hombre exactamente eso no, se puede ir un poco más allá. Pero hay cosas que el Tribunal Constitucional recortó porque hubo un recurso del PP que en otras comunidades autónomas, donde el PP no presentó recurso, es válido y vigente”. No hay que olvidar que el Estatut no sufrió un recurso de anticonstitucionalidad, sino siete: el del PP, cinco de comunidades autónomas (tres gobernadas por el PSOE y dos gobernadas por el PP) y el del Defensor del Pueblo, el socialista Enrique Múgica. Según los expertos, precisamente este último, el del socialista Múgica, fue el recurso contra el Estatuto más letal de todos. El recurso del estado, el del lawfare. Lo que sirvió de base por la sentencia del Tribunal Constitucional. ¡Memoria!

¿Hay alguna alternativa a la opción de ponerse a sembrar semilla a semilla y regarlas gota a gota?

Dicho esto, las declaraciones de Sánchez abren un interrogante importante al independentismo: ¿Qué negociamos? O dicho según el texto del president Pujol: ¿insistimos en segar e imaginar un futuro maravilloso o hay gente dispuesta a sembrar? Aprobamos el Estatut; el estado lo tumbó. Iniciamos la vía independentista, hicimos movilizaciones impresionantes, el 9N y el 1O. El estado empleó la violencia, el artículo 155 y una represión que ha implicado inhabilitaciones, multas, prisión y exilio. Ahora el independentismo es clave en Madrid. Se ha acordado el catalán en el Congreso y su oficialidad en la UE. Y se ha pactado la ley de amnistía como punto de partida. Pero Sánchez dice que no habrá referéndum, que si queremos el Estatut de 2005. Es cierto que desde el inicio del proceso el catalanismo abandonó cualquier intento de despliegue del Estatut d'Autonomia. Algo lógico si estás iniciando un proceso de independencia para dejar de ser una autonomía. ¿Pero ahora qué? El Estatut original era una propuesta de una nueva generación del catalanismo, plenamente independentista, que daba una última opción al estado español para ajustar un cierto encaje de Catalunya si asumía un despliegue de máximos del autogobierno: reconocimiento nacional de Catalunya, blindaje de la lengua catalana (incluyendo escuela y políticas de inmigración), reconocimiento institucional de la Generalitat, relación bilateral con el estado, traspaso de las grandes infraestructuras, compensación de la infrafinanciación, financiación singular, agencia tributaria propia, acción exterior de la Generalitat, poder judicial de Catalunya.

El estado de ánimo del país y del catalanismo pasa por un momento de mucha desmoralización. Será complicado recuperarlo. Y seguro que con esta propuesta no se conseguirá. Pero aparte de ir reclamando que queremos segar, ¿hay alguna alternativa a la opción de ponerse a sembrar semilla a semilla y regarlas gota a gota? Habrá que ser muy valiente, pero parece que es la hora de los sembradores.