"Llega un momento que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos". (Fernando Teixeira de Andrade)

Las ropas usadas. El periodismo usado. Los papeles usados. Las redacciones que se fueron como el humo de los cigarrillos que ya no fumamos cuando tecleamos la pieza, el titular, ahora también el tuit, los tags, la meta-description. El periodismo, los diarios, los medios, cuando devienen fortaleza o fortín, cuando los que pagan y hacen el periodismo levantan muros, el periodismo se secuestra a si mismo. Entonces se interrumpe el viaje, que es diálogo entre usted, lector o lectora, y yo y los otros -los nuestros próximos, los encarnados, aquellos sobre los que escribimos incluso sin que lo sepan-. Estamos rodeados de ballenas varadas en una playa brillante que se aleja en el horizonte.

Ante la crisis del periodismo, pregúntale a un periodista, a cualquier director de periódico o medio grande o pequeño, y, como quien recita un mantra, te responderá, veloz: “Más periodismo”. Pregúntale por el clásico cuarteto de las tres profesiones más denostadas: “putas, políticos, policías y periodistas”, y te dirá que “Más periodismo”. Y así, entre todos -ustedes también- continuaremos negándonos y alimentando la especie que lo que hacemos no es periodismo.

Y, sin embargo, es verdad: “Más periodismo”. A la crisis del periodismo (¿hay algo que no esté en crisis?; ¿acaso usted no lo está?) tenemos que responder con más periodismo. ¿Cómo? Nos pagan por formular(nos) las preguntas correctas… y diferir las respuestas. Sentimos decepcionarles. Pero se hace camino al andar y el movimiento se demuestra andando. El periodismo, si acaso, debe o debería ser un diálogo que persiga construir respuestas. El diálogo ni empieza ni acaba. Ni tiene principio ni fin. Es el diálogo el que nos lleva (Gadamer). Lo contrario es el silencio ensordecedor. Violencias. Amos, esclavos. Las edades de la piedra.

Si los dioses y la tecnología nos son propicios, El Nacional, la aventura que hace seis meses empezamos aquí, habrá mutado de blog a diario para continuar siendo diálogo continuo en la red y en el aquí y ahora mismo

Vamos a buscar nuevos lugares. Si los dioses y la tecnología nos son propicios, El Nacional, la aventura que hace seis meses empezamos aquí, habrá mutado de blog a diario para continuar siendo diálogo continuo en la red y en el aquí y ahora mismo. Estamos arrojados a la realidad, que es siempre, reconózcase ya, nuestra realidad. La más próxima, la de nuestro tiempo, la que debe(mos) explicar(nos), analizar, comprender y compartir.

Hace mucho que se acabaron los púlpitos de papel, aunque los fantasmas vaguen por las grandes avenidas. Los diarios serán del aquí y ahora o ya no serán. O serán campos sin puertas y conversaciones horizontales, serán aproximaciones a verdades siempre en construcción, como el tiempo al que pertenecen, o serán cotos vedados y cetáceos hundiéndose en la arena de si mismos. Posiblemente estamos condenados a diferir las respuestas, pero debemos continuar planteando y planteándonos las preguntas correctas.

Tenemos muchas cosas que contar(nos). Partimos. Con ustedes. Y desde nosotros mismos.