Los 16 meses que el president Puigdemont ha anunciado que faltan para que Catalunya empiece a funcionar como un Estado independiente no encajan con el trabajo que dicen que hay que hacer en la Agencia Tributaria. Después de cuatro años hablando de estructuras de Estado resulta que Murcia, Galicia y el Canarias tienen una hacienda más desarrollada que Catalunya. En la época del procesismo ya escribí que la hacienda catalana simulaba que iba hacia adelante mientras retrocedía como si practicara el paso de Michael Jackson. Ahora, según el nuevo gobierno, hará falta un año y medio antes de que agotemos las competencias autonómicas en el ámbito fiscal.

Si la gente tuviera memoria, el president Mas se vería obligado a apartarse de la renovación de Convergència. Después de tanto hablar de estructuras de Estado y de hacer fichajes carísimos como el del Joan Iglesias, resulta que a día de hoy la ejecutiva de la hacienda catalana la realiza el ministerio de Economía, la recaudación la hacen los registradores de la propiedad -que dependen del ministerio de justicia-, y el sistema informático, Gaudí, que es una solemne porquería, se encargó a una empresa del ministerio de Defensa. Para acabar de arreglar el panorama una ley reciente deja en un limbo jurídico a los mejores funcionarios de la Agencia seguramente para no inquietar a los contribuyentes del passeig de Gràcia. 

Toda esta comedia se ve agravada por el hecho de que el nuevo gobierno continúa empeñado en la filosofía de mezclar los aspectos técnicos del proceso de independencia con los políticos. La idea de que debemos tener las estructuras de un Estado antes de ser independientes es la mejor manera de asegurarnos el fracaso. Querer crear un Estado dentro del Estado es como querer hacer una tortilla sin romper los huevos. En ERC están asustados porque incluso la nueva sede de la agencia prevista por el antiguo gobierno de Mas es un despropósito. Sin embargo, hay que recordar que la verdad no necesita mártires. Tanto criticar el 6 de octubre y la única cosa que el independentismo ha hecho hasta ahora es repetir sus esquemas en versión 2.0.