1. El 15M (“No hay pan para tanto chorizo”, “La izquierda, al fondo a la derecha,” “Sí se puede”) enterró bajo los adoquines de Sol a los herederos del otro Pablo Iglesias, el tipógrafo que fundó el PSOE, los zapateros y compañía. El 15M cantó los responsos de una socialdemocracia de chichinabo, impostada, de nuevos ricos y espabilados. Y llevó a la Moncloa la derecha más insensible, servil e irresponsable de la Europa occidental. Cuanto más indignados llenaban Sol (aquí nos pusimos más tarde) más votantes del PP esperaban el momento para petarla en las urnas. ¿Volverá a suceder, ahora que Iglesias (y Alberto Garzón, el comunista bueno) parecen acariciar las puertas del cielo una vez consumado el descarrilamiento de la legislatura española?

En Madrid hay profesores y catedráticos que después de haberlo leído y clicado todo decidieron bajar a la plaza a hacer la nueva política. En Madrid, algunas universidades se han convertido en laboratorios de la nueva revolución mundial, sin prisa, pero sin pausa. Allí han ensamblado bien el leer y el cliquear, el signo del tiempo: clic, clic, clic. Los del 15M y sus variantes locales gobiernan las principales capitales del Estado, Madrid y Barcelona incluidas; el 20D pusieron fin al bipartidismo fuerte español y, después de cuatro meses de guerra de guerrillas y farsa negociadora, han forzado la repetición de elecciones. El Rey en persona las ha tenido que convocar, por primera vez desde la “restauración” de la democracia en España. Pero la película, la Nueva Gran Mentira, la nueva ficción necesaria, que diría Nietzsche, sólo acaba de empezar: ahora viene el 26J. Cinco años después del Occupy Sol sólo estamos en los primeros capítulos de la novela. Hay mucho Imperio -muchos graneros de voto de un PSOE sin norte ni sur- para crecer y conquistar todavía por los podemitas y otras tribus periféricas confluentes, que diría la Anna Gabriel más antropológica.

El 15M cantó los responsos de una socialdemocracia de chichinabo, impostada, de nuevo ricos y espabilados. Y llevó a la Moncloa a la derecha más insensible, servil e irresponsable de la Europa occidental

Las condiciones objetivas, como se decía antes, los motivos del gran hundimiento en donde ha florecido el podemismo o el colauismo, el comu-nismo, están ahí con creces. El diagnóstico está hecho y lo compra cualquiera que tenga dos dedos de frente. Por eso (reflejos antiguos) todos se hacen ahora de izquierdas, incluyendo a ERC (más) y Convergència (bastante). Bien, todos menos el ciudadano Sánchez, el del Gran Frustrado Centro. Pero se equivocan: en realidad, lo que se tendrían que hacer es comu-nistas. Pablo y Ada se lo olieron primero.

La crisis ha convertido en “clase baja” en el Estado español a 3 millones de personas encuadradas o categorizadas hace menos de una década como “clase media”. No es ningún informe del estado mayor invisible de la CUP, de los asesores de Ada Colau, o de sus equivalentes anticapitalistas hispánicos: son las conclusiones de un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) sobre la distribución de la renta y los efectos de las políticas sobre la desigualdad entre el 2004 y el 2013. Clicad el enlace y podréis acceder con facilidad, si es de vuestro interés.

La crisis económica se retroalimenta con el nuevo paradigma tecnocultural. De aquí también el 15M, la emergencia repentina, y el rápido viaje a las urnas pasando, claro está, por la realpolitik. En la época de la dictadura del clic y la democracia de audiencias, siempre falta tiempo para clicar. Se lee poco. Y se... (iba a decir una frase clicable) todavía menos. El día sólo tiene 24 horas. Demasiado pocas para abrir el móvil, responder los mensajes, hacerse visible en u observar el runrún de las redes sociales, donde todo es susceptible de convertirse en noticia viralizable. Sin mediación. Sin hermenéutica. Sin códigos deontológicos. La circulación de la “información” y las “ideas” sólo obedece a una regla: la velocidad de transmitir enlaces y pasar pantallas. Clic-clic-clic. La jornada se alarga hasta donde pierde su nombre a base de hacer clics: clics aquí, clics allí; en la cama y en la bañera, en el metro y en el restaurante... (podría añadir ejemplos escatológicos o sexuales, frases más clicables, más tuiteables; lo dejo para vosotros, interactuad, es gratis).

El futuro es del zapping virtual. Ergo en la era de la dictadura del clic y el whats, cualquier posibilidad de aplicar la máxima de Marx: “los filósofos hasta ahora se han dedicado a interpretar el mundo, ahora toca transformarlo” pasaba, tenía que pasar, por operar dentro del perímetro de la virtualidad del clic y el whats, de las terminales con que el sistema se asegura el control de nuestras vidas y pronto podrá cartografiar nuestros deseos, también políticos. Podemos ha nacido en la virtualidad de las redes sociales y ha sabido procesar en votos tanto la rabia como los deseos y los afectos desparramados en las plazas del 15M. Incluso el Rey de España va de menú de 11 euros. Cuando la democracia que viene lo sea del todo, votaremos exactamente igual que hacemos “me gusta” en Facebook o retuiteamos en Twitter: “clic-clic-clic”. Y cliqueando, tocaremos el cielo. ¡Grita, haz clic y vota, tonto!

Podemos ha nacido en la virtualidad de las redes sociales y ha sabido procesar en votos tanto la rabia como los deseos y los afectos desparramados en las plazas del 15M. Incluso el Rey de España va de menú de 11 euros.

2. Lo explicaron Hardt y Negri en Imperio (2000) y después, en su continuación, Multitud. Guerra y democracia en la era del Imperio (2005) La trilogía se completa con Commonwealth: El proyecto de una revolución del común (2009). ¿Les suena, eso del “común”? ¿Han oído hablar alguna vez, de los “comunes”? ¿Los han votado/cliqueado alguna vez? En Madrid, y algunos en Barcelona, los tenían bien leídos, a Hardt y Negri.

No se trata sólo del Imperio “occidental”, “económico”, “militar” o “cultural” -cómo se decía en la época de la guerra fría- sino global-virtual, y, por eso, clicable. Aquel tic-tac-tic-tac de Pablo (Iglesias) en los mítines y las tertulias, delataba sus referentes algo vintage, a medio camino de la bomba de relojería casera y el despertador de toda la vida. Pablo está todavía haciendo la transición hacia el clic-clic-clic, pero progresa adecuadamente. Muy adecuadamente. Tanto como sus expectativas en las encuestas (¿recordáis cuándo Pablo era hombre muerto en manos del “centrista” Rivera y de los papeles de los Inda y compañía sobre la conexión venezolana, ETA y el Irán de los ayatolás?) Pablo es de los que aprenden rápido, de los que cogen bien el ritmo que impone el tiempo hiperacelerado, del no tiempo del clic, clic y clic y el pantallazo. Incluso el 27S catalán, el desastre de CSQP, le sirvió para aprender: referéndum, referéndum y referéndum. Y ahora, consultas para todo el mundo que lo pida si lo hace de manera “intensa”, como el aroma del café colombiano

Pablo es de los que aprenden rápido, de los que cogen bien el ritmo que impone el tiempo hiperacelerado, del no tiempo del clic, clic, clic y el pantallazo

La democracia, argumentan Hardt y Negri en Multitud no es un sueño imposible en un mundo globalmente en guerra. Es precisamente el Imperio mediante “la colonización y la interconexión profunda de más áreas de la existencia humana (el trabajo material e inmaterial, el ocio o las relaciones personales)" quien ha llegado a crear “la posibilidad de un modelo de democracia que no tiene precedentes”. Es decir, el Imperio lleva en su seno la semilla, la fuerza de su propia implosión (os suena, la cancioncilla?) El nuevo sujeto que lleva la antorcha de la nueva frontera es lo que ambos autores (leo del prefacio, titulado “Vida en común”) denominan la “multitud”. La “potencia de la multitud” es la posibilidad del cambio.

La multitud, compuesta por un conjunto de singularidades, plural y múltiplo, y, por eso, diferente del “pueblo” -que es uno y uniforme; pero también distinta de otros colectivos como “la gente”, la “demasiado” o “la gentuza” y, atención “la clase obrera”, es el nuevo sujeto político con poder constituyente, capaz de construir un mundo (finalmente) feliz. En ocasiones, la multitud son las plazas del 15M y las Diades independentistas de Catalunya. Y el campo para correr que teorizan Hardt y Negri es el “común”, el producto del trabajo inmaterial, de las formas de cooperación que fomenta el mundo en red, y que supera la dicotomía público/privado. No es comunismo lo que viene, es comu-nismo y “Unidos Podemos”, la coalición Podemos-IU (I Catalunya también, claro, Seguro que Sí Que Puede).

No es comunismo lo que viene, es comu-nismo y “Unidos Podemos” (Y Catalunya también, claro, Seguro que Sí Que Puede)

Hardt (Washington, 1960) es profesor de literatura en la universidad de Duke. Negri (Padua, 1933) lo ha sido de ciencias políticas en las de Padua y París. La biografía de Negri es bastante interesante. Marxista y partidario de la “lucha armada”, estuvo cuatro años en prisión acusado de ser el autor intelectual del asesinato del primer ministro italiano Aldo Moro a manos de las Brigadas Rojas. Poca broma. Excarcelado por falta de pruebas, se exilió en Francia durante 14 años. François Mitterrand lo protegió, denegando sistemáticamente todas las peticiones de extradición. Este marzo, Negri participó en Madrid en un curso sobre pensamiento crítico organizado por el colectivo Contrapoder de la Universidad Complutense, sí, la de Pablo. Si clicáis podéis leer aquí la entrevista que le hicieron. Si no os apetece, reproduzco el fragmento clave de la conversación:

“(...) El otro día leí una frase muy buena de Brecht, que decía lo siguiente: «Si el fascismo se impusiera Estados Unidos, sería democrático». Creo que puede decirse lo mismo de España: si la democracia se impuso en España, seguirá siendo franquista.

Desde este punto de vista, con el 15M se ha producido en España una ruptura antifascista fundamental, «antitransición». Y otro tanto puede decirse de Grecia. (...) Cuando se habla de democracia absoluta y de poder constituyente, la idea de transición como ruptura es un elemento central tanto para Europa como para los procesos en España y en Grecia y que conviene retomar, desde el punto de vista teórico y, a ser posible, también político”.

Democracia absoluta. Atención al concepto. ¿Puede ser “absoluta” una “democracia”? Las antinomias kantianas palidecen ante el conceptualismo de Negri. Marx después del Muro en la era del clic para que las contradicciones virtuales del sistema lo hagan saltar por los aires.

Iglesias ha venido a hacerles el sorpasso y lo que haga falta a los del PSOE para que siga mandando Rajoy o teste de una vez en favor de la Gran Menina Soraya, si puede ser con la asistencia de Rivera

Pues he ahí la madre de los huevos filosófica, el programa, programa, programa de lo que viene: no es comunismo, no hace falta que se esfuercen Rajoy, Felipe o Pedro Sánchez, es comu-nismo. Como suele pasar, todo está escrito, y de hace tiempo. No es que Marx haya vuelto, no es que el fantasma del comunismo se esté paseando otra vez por Europa o por las Españas, las Catalunyas incluidas, es el comu-nismo lo que viene, lo común virtual, simulacionista, y por eso políticamente operativo; no es que haya regresado el espectro de Pablo Iglesias (el padre fundador del PSOE) para darle unas collejas a sus aturdidos herederos; es que ha venido Pablo Iglesias (el de Vallecas) a hacerles el sorpasso y lo que haga falta para que siga mandando Mariano Rajoy o teste de una vez en favor de la Gran Menina Soraya, si puede ser con la asistencia de Albert Rivera.

Que mande Rajoy (o similares), que la clase media siga empobreciéndose, que los grandes poderes financieros y mediáticos sigan expandiendo su cuenta de resultados y alimentando la democracia virtual y la banalización de la política mientras el sistema liberal-representativo se diluye en las brumas de la corrupción institucionalizada y la mediocridad es la garantía local  de la implosión final global. Exactamente igual que el desarrollo del capitalismo, en el catecismo marxista del siglo XIX, era la condición sine qua non para el triunfo final del proletariado, del advenimiento de la sociedad sin clases y de overbooking de burgueses y enemigos del pueblo en los cementerios. De la implosión final del Imperio... y de la mucho más modesta, claro, victoria final de los comunes hispánicos en todas sus múltiples expresiones. De esa "multitud" del 15M.

Sí, el cuanto peor mejor de Lenin a escala mesetaria y posmoderna. Cuando la democracia que viene lo sea del todo, votaremos exactamente igual que hacemos “me gusta” en Facebook o retuiteamos en Twitter: “clic-clic-clic”. Y cliqueando, tocaremos el cielo.