¿Por qué suben las bolsas cuando sube el precio del petróleo, si debería ser al revés? Este sudoku manda incluso hoy en el Ibex y el Eurostoxx pese a que seamos grandes importadores de crudo. Su descenso supondría  menores costes para las empresas y un ahorro para los consumidores. ¿Entonces?

Estos días han sido un festival después de que la cumbre de productores en Doha el pasado domingo acabara en fiasco

Entonces pasa que lo que se ve son las bolsas bailando al son de los pozos del petróleo. Estos días han sido un festival después de que la cumbre de productores en Doha el pasado domingo acabara en fiasco. Al día siguiente hubo llanto y crujir de dientes como consecuencia de la ausencia de Irán a la cita. Teherán lo echó todo a perder. Pero de nuevo el mercado energético se ha orientado al alza, con el precio del Brent el viernes por encima de los 45 dólares.

Tras llegar a caer a 28 dólares en enero, los países productores han remontado la pendiente siguiendo una estrategia en la que los principales países han de combinar la necesidad de ganar dinero, asegurarse una posición en el mercado tras la revolución americana del fracking (extracción hidráulica), y a su vez avanzar en sus ambiciones geostratégicas que a veces se confunden con combates armados, como es el caso en las guerras interpuestas entre Arabia saudí e Irán.

De hecho fue Arabia saudí quien avisó de que en adelante iba a regir una “nueva normalidad” en el negocio del petróleo cuando el 27 de noviembre de 2014 en una reunión de la OPEP anunció que renunciaba a reducir la producción, medida regularmente empleada en el pasado para sostener las cotizaciones.

A partir de ahí, manipulaciones, acuerdos bilaterales y presiones han dominado el mercado, donde el banco Goldman Sachs -una referencia en esta industria- sitúa el precio del barril a 38 dólares de promedio en 2016 y 58 dólares en 2017. Esta referencia es la que empieza a dominar la perspectiva de los doce países de la OPEP, que controlan el 40% de la producción mundial. Pero se encuentran con un obstáculo mayor: la oferta supera a la demanda aun cuando las inversiones en producción y explotación entre 2013 y 2016 ha llegado a caer a veces hasta un 30 y un 40%. La vuelta de Irán tras el acuerdo con EE.UU. ha provocado más movimientos entre sus miembros.

Una reducción de la factura petrolífera supone un aligeramiento de los costes empresariales

Ante estas evoluciones, ¿cómo han reaccionado los países importadores? En principio, con optimismo, a la vista de que una reducción de la factura petrolífera supone un aligeramiento de los costes empresariales, así como un pequeño regalo para los bolsillos de los consumidores.

Sin embargo, Charles P Kindleberger en su obra clásica “La crisis económica 1929-1939” observaba una dinámica similar en los años 20, donde el presunto juego de suma cero que hace que lo que pierden los productores lo ganen los consumidores no funcionaba. “A lo mejor existe en los estudios académicos -decía- pero es difícil de encontrar en el mundo real porque los países consumidores tardan en percatarse de que sus ingresos reales han aumentado y eso les permitiría ampliar el gasto”.

¿Cuál es el velo que impide hoy ver la realidad? El miedo a la deflación. El objetivo prioritario, como insisten los bancos centrales, es hacer remontar  la inflación. Pues bien, las subidas de los precios del petróleo contribuyen a ello. Luego, por tanto, son buenos de por sí. A la postre, una mayor inflación facilita el pago de la inmensa deuda pública y privada global, cuyo stock asciende a 200 billones de dólares, lo que amenaza con nuevos krash bursátiles.

Y es ahí donde empiezan a confluir los caminos de la economía real y de las bolsas. Según el Deutsche Bank “cada 5 dólares de subida del precio del petróleo supone un incremento neto de las empresas del Standard & Poor´s de 7.500 millones de dólares y una subida del beneficio por acción promedio de 3 dólares”.

Y, asimismo, cada punto de inflación reduce sensiblemente la deuda a pagar porque el dinero que se devuelve vale menos. De ese modo, los contrasentidos encuentran una luz en lo que hoy percibe un largo túnel. Porque la salida de la crisis va a durar aún bastantes años. Así que prepárense para nuevas incongruencias.