Este viernes no ha sido un buen día para el Politburó en Pekín. Morgan Stanley recortó drásticamente el pronóstico de crecimiento de China para 2022, de 5,1% al 4,6%, mientras que el Citigroup advirtió sobre los riesgos para las perspectivas del segundo trimestre a medida que la nación se apega a un enfoque estricto de covid zero para combatir las infecciones. También el viernes, un indicador de la actividad manufacturera cayó en marzo al peor nivel desde el inicio de la pandemia.

Un día antes, los inversores que buscaban muestras o señales sobre los planes de China para hacer frente a la ómicron, la desaceleración de la economía o la guerra de Ucrania, quedaron decepcionados cuando el Partido Comunista ofreció una explicación misteriosamente breve. El intenso secretismo del Politburó quedó palpable ya que el público nunca sabrá lo que no se dijo.

Se mencionó el factor incertidumbre, algo que ya intuía el banco de inversión asiático Nomura que advirtió a comienzos de este año sobre China (que representa el 18% de la economía mundial) indicando que se encuentra en un mal momento en cuanto a su crecimiento en 2022, al que situó en el 2,9%. Además, el banco anotó que el deterioro puede extenderse en todos los ámbitos, como se aprecia en Shanghái, confinada por el covid-19, en el peor brote desde que surgió en Wuhan hace dos años. Pero la gran ciudad cosmopolita tuvo que doblegarse tras los 4.447 nuevos casos de infección por la variante ómicron.

A menor nivel, bancos pequeños y medianos casi han cerrado sus negocios al no encontrar un respaldo de emergencia porque el banco central no ha querido inyectar liquidez o rebajar el tipo de interés

Shanghái es un mundo propio. Es la vitrina de la segunda economía mundial, y uno de los principales centros portuarios del Planeta. "Shanghái juega un papel importante a escala del país y de la economía mundial", afirma el experto Wu Fan. En Shanghái, como en Shenzhen o en Jilin, otro punto de atracción mayor, las autoridades se guardan de mostrar anuncios negativos. Pero el barrio histórico que engloba el icónico Bund y sus rascacielos han sido confinados cinco días, una mala señal para el futuro. "Me temo que la actividad y el desarrollo de la economía de China en los próximos años puedan resultar relativamente difíciles", dijo Li Daokui, un destacado economista y asesor del Gobierno.

Los expertos han llamado la atención sobre el hecho que la situación podría empeorar como consecuencia de la salida de los capitales, agravando las rupturas en las cadenas de producción. A menor nivel, bancos pequeños y medianos casi han cerrado sus negocios al no encontrar un respaldo de emergencia porque el banco central no ha querido inyectar liquidez o rebajar el tipo de interés.

Las áreas que cubren aproximadamente el 30% del producto interior bruto (PIB) de China se ven afectadas por los brotes, según estimaciones de Goldman Sachs, y los costes económicos de los cierres probablemente asciendan a unos 46.000 millones de dólares al mes, o el 3% del PIB, cuando el objetivo oficial es de un crecimiento este año del 5,5% a pesar de que la presión a la baja sobre la economía está aumentando. De ahí el breve mensaje del Politburó el jueves.

Respecto al conflicto de Ucrania, el primer ministro de Singapur, Lee Hisien Loong, dijo que la invasión de Rusia plantea "preguntas incómodas" para China porque viola los principios de integridad territorialidad, soberanía y la no interferencia que defiende Pekín.

Lee Hisien dijo que los acontecimientos en Ucrania tendrán un gran impacto en las relaciones entre EE. UU. y China. "Las tensará, ya las ha tensado". Expertos agregaron que "eso afectará a sus intereses e intercambios económicos", con el futuro de la isla de Taiwán por medio. Un objetivo mayor para Xi Jinping, que este año busca el tercer mandato sobre el país.