La multitudinaria celebración el martes del 70 aniversario de la República Popular creada por Mao en 1949, y orquestada con el mayor desfile militar de su historia mostró, más que un nuevo paso hacia adelante, otra vuelta hacia un sueño chino cuya perspectiva parece cada vez más nublada.

En octubre de 2017, el presidente Xi Jinping aseguró ante el XIX Congreso del Partido Comunista (PCCH) que China "se erguirá entre todas las naciones del mundo" en 2049-2050. Este octubre era un momento para conocer el grado de cumplimiento de ese gran objetivo nacional, que nació con el propio Mao.

En 1955, el Gran Timonel dijo: "China en 75 años alcanzará y superará a los Estados Unidos", esto es, hacia 2030, algo que Xi Jinping ratificó al afirmar que antes del 2049 habría una etapa intermedia en 2025, que denominó "Hecho en China". Y aquí comenzó la guerra comercial con EE. UU. por el cierre del gran mercado asiático a favor en exclusiva de las empresas estatales del futuro imperio.

Los reveses que el enfrentamiento con Trump están provocando en el estado mayor en Pekín obligaron al oficial Diario del Pueblo a volar sobre el cielo de la plaza Tian'anmen prometiendo en la nueva era crear un "milagro en la humanidad" y el "surgimiento de una nueva civilización" que generaría "una comunidad de destino" entre los pueblos del mundo.

Pero, atención, sin olvidar lo esencial: "El presidente Xi está liderando el país para completar los tres ámbitos principales de gobernanza: la del partido en el poder, la gobernanza estatal y la gobernanza global". Esta vez, como se ve, el liderazgo mundial se reivindica, pero eso sí, con la boca pequeña. Por si no salen las cosas como estaba previsto.

No hace falta comentar sobre la gobernanza estatal (con dos sistemas) a la vista de lo que está ocurriendo en Hong Kong, donde la mitad de la población se ha echado a la calle. En la isla, de la que están surgiendo voces oficiales a favor del interés que tendría para China tener una ciudad fronteriza capitalista, la dictadura 2.0 basada en utilizar la revolución digital para controlar a la población no se ha impuesto.

En cuanto a la economía, los números tampoco cuadran. Tras un extraordinario desarrollo a partir de las reformas de Deng Xiaoping en 1978, China ha entrado en una fase de crecimientos decrecientes. Pekín ya espera un crecimiento futuro más lento que denomina "nueva normalidad", que es el calificativo empleado con la economía occidental tras la gran crisis de 2008. Este año crecerá por debajo del 6%, y un 5,6% en 2020. Para Oxford Economics, el crecimiento en China caerá al 4% en 2030 antes de desacelerarse al 2,8% para 2040. Esto dejaría a la población mucho menos rica en EE. UU, con un nivel de PIB per capita de sólo el 39% de los niveles americanos.

En las últimas semanas, una nube flota sobre la economía global que también afecta a EE. UU. y a Europa. Pero en estas que vienen, todo el mundo tratará de salvar los muebles antes que hacer demostraciones de fuerza inútiles y a destiempo.