¿Si la unidad y el uso de la lengua son considerados la clave de bóveda para la pervivencia de este idioma nuestro, porque se destierra su diversidad? ¿Por qué, entonces, la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals o los partidos políticos -por poner dos ejemplos- en lugar de mostrar su riqueza, uniformizan en exceso o rectifican expresiones y palabras que son correctas? Si ya sabe muy mal el hecho de que no abundan las personas de acento occidental en la prensa pública de este país, se vuelve todavía más lamentable que cuando se redacta el resumen de una entrevista o cuando se subtitula un vídeo en redes sociales (para poder mirarlo sin tener que activar el sonido o para ir leyendo mientras se visualiza) entonces se sustituyan las palabras que ha usado la persona que sale. Así, sin pedir permiso ni poner anestesia.

Ahora hace justo un año -me he dado cuenta de la coincidencia investigando para este texto- publicaba un artículo con el nombre 'Subtitular el catalán en Catalunya' (podéis recuperarlo aquí). Allí, criticaba el hecho que el programa 30 minuts en hasta tres ocasiones (que yo haya visto: 2012, 2019 y 2020) pusiera subtítulos en el catalán oriental cuando la persona entrevistada hablaba en tortosino o era del Vallespir, comarca norcatalana. Pues bien, en el último mes, he detectado al menos tres traducciones más en el ámbito de las redes sociales y en los tres casos se ha querido rectificar una palabra que no era errónea si no, simplemente, característica del habla tortosina, aquella que abarca todo lo territorio del Ebro, el Maestrazgo (Castellón) y el Matarraña (Teruel).

Lo primer damnificado fue Ramon Arrufat, de 81 años. Este vecino de Horta de Sant Joan es el protagonista, junto con su pareja Jordi Sancho, de 87, de una de aquellas interesantes píldoras que elabora el canal 3/24 y que tanto va emitiendo por televisión como publicando en Instagram (se compartió el 19 de septiembre). En aquel vídeo, Ramon y Jordi explican su amor -que hace 56 años que dura- y la dificultad de vivir la homosexualidad en pleno franquismo. En un momento dado, Ramon dice seua y vacacions y, automáticamente, lees que en el texto de debajo transcriben seva y vacances. Por si las moscas.

¿Por qué, en la tele y en redes, cuando una persona habla en catalán occidental se lo corrige y se subtitula en catalán oriental?

La segunda afectada fue Mònica Sales, portavoz de Junts per Catalunya en el Parlament. Ella, filóloga y tortosina de nacimiento (es del pueblo de Jesús, Entidad Municipal Descentralizada de Tortosa) fue entrevistada por Xavier Graset en el programa Més 3/24, el pasado 29 de septiembre. El dia siguiente por la mañana, cuando en el portal de TV3 colgaron la entrevista entera la titularon así: 'Estem per un referèndum pactat el més aviat millor'. Lástima, ella había dicho prompte y no aviat, pero alguien consideró que debió de ser un error y, unilateralmente, lo cambió. La misma diputada lo hizo notar en redes y ayer, cuando consulté nuevamente el enlace para hacer este artículo, ya lo habían puesto tal como ella lo había dicho. Cuando menos...

Por último, el diputado de ERC Lluís Salvadó, de Sant Carles de la Ràpita, subió al atril del hemiciclo el 7 de octubre. ¡Poco después, en el Twitter de su partido ponían el vídeo resumen de su intervención y (¡oh! sorpresa) en el momento en que Salvadó dice este, abajo podemos leer aquest. Tenía otro ejemplo para poneros (el cuarto) del escritor Víctor Alexandre, pero resulta que me tiene bloqueada en Twitter precisamente por haber defendido el tortosino cuando él criticaba a la periodista de TV3 Fàtima Llambrich (de L'Ametlla de Mar, en el Baix Ebre) para hablar en este dialecto en la tele pública (¡sacrilegio!) y como no puedo recuperar el detalle de aquella pequeña conversación y hablar con suficiente propiedad, os dejo que lo investiguéis vosotros, si os apetece (y no os tiene bloqueados, claro está). Pasó el 17 de agosto y pienso que os puede hacer pasar un buen rato.

Si se utilizara algún barbarismo podríamos llegar a entender la sustitución, pero se trata de palabras normativas aceptadas y que pueden ser dichas y escritas con toda naturalidad y coherencia. Y si la excusa es que si no no lo entenderían en todas partes, entonces todavía peor porque estaremos perpetuando esta situación eternamente: si nunca se enseña la diversidad nunca se aprenderá. Lo más grave del caso, según mi opinión, es el mensaje que se da a la gente del hecho de que parece que solo haya una manera correcta de hablar y el resto sean dialectos inferiores o equivocados, cuando en realidad todos los acentos cosen nuestra misma lengua con isoglosas y todos estamos al mismo nivel de importancia (entendiendo, claro está, que el número de hablantes que tiene cada dialecto varía pero eso no da derecho al mayoritario a menospreciar a los otros).

Sería bueno acostumbrar a todo el mundo a poder oír (y escuchar) diferentes acentos de una misma habla para que nada sea extraño para nadie, para que ninguna persona o entidad se sienta con la superioridad moral de cuestionar tu acento o tu léxico. Eso contribuiría a la normalización y a la aceptación de la riqueza. El futuro de la lengua, del cual tanto se habla últimamente, también pasa por aquí. Nos hartamos de hacer capturas de pantalla del Diccionari de l'Institut d'Estudis Catalans (DIEC), del Alcover-Moll (DCVB) o de otras publicaciones similares para, después, compartir el contenido en redes y explicar, con paciencia y pedagogía -y un poco de rabia- que esta es sinónimo de aquesta, que prompte es lo mismo que aviat, que seua es tan válida como seva y que los joves también pueden ser jóvens. De verdad que no querríamos tener que insistir, pero, por favor, dejad de rectificarnos cuando no cometemos errores. Evitad poner subtítulos si no hemos dicho nada mal dicho. No transcribáis palabras que el entrevistado no dice de aquella manera. Respetad la forma que tenemos de decir las cosas y compraos un diccionario o, si ya lo tenéis, antes de corregirnos, consultadlo.