Entren, lean y juzguen ustedes mismos.

Javier Arenas, sobre la reunión que él mismo y Mariano Rajoy mantuvieron en la calle Génova con Luis Bárcenas y su esposa, Rosalía Iglesias: “El encuentro fue humano, no político”.

Por aquel entonces España entera ya había descubierto, gracias a la investigación judicial sobre Gürtel, que el extesorero del PP acumulaba 45 millones en Suiza y que gracias a su destreza los empresarios españoles en un alarde de altruismo habían regado de millones la contabilidad de los populares.

Pero Rajoy y Arenas sintieron una honda necesidad de que Bárcenas y señora supieran de su calidad humana, que es lo que viene siendo esa empatía y esa capacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia los demás cuando pasan calamidades. ¡Buenos son don Mariano y don Javier, que tienen un corazón que no les cabe en el pecho!

La familia es lo primero y la caridad cada cual la practica con quien le viene en gana. A unos les da por donar a Cáritas y a otros, por ayudar a Luis Bárcenas

¿Una salita? Toma un despacho en la planta noble ¿Un coche que te auxilie? Ahí tienes uno de nuestra flota con conductor para tus desplazamientos ¿Qué necesitas, Luis? Que para eso estamos. En eso consiste la calidad humana. ¿Acaso crees que no sabemos que el mundo se enfrenta a la mayor crisis humanitaria desde la creación de Naciones Unidas? ¡Pues para eso está el presupuesto español, y no para cumplir la cuota de 17.387 refugiados que nos corresponde por el sistema acordado por la UE!

España ya ha reubicado a 1.212 personas y las otras 16.169 que quedan… pues, oye, que se jodan, que diría doña Andrea Fabra, la hija de otro de los nuestros. La familia es lo primero y la caridad cada cual la practica con quien le viene en gana. A unos les da por donar a Cáritas y a otros, por ayudar a Luis Bárcenas. El PP es obvio que es más de los segundos que de los primeros.

Ironías y trolas aparte –porque a estas alturas nadie cree ya que Rajoy y Arenas no hablaran con Bárcenas y señora sobre cómo compensar al extesorero por los servicios prestados, sobre cuánto valía su silencio y sobre cómo ocultar los más inconfesables secretos de su financiación ilegal–, el ejercicio de amnesia del vicesecretario del PP, seguido de la misma práctica de Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja y Ángel Acebes, si algo pone de manifiesto es que este país ha estado gobernado durante demasiados años por una banda que se lo llevó crudo, saqueó cuantas instituciones gestionó y no le importó el sufrimiento de millones de españoles que pagaron en forma de despidos o recortes las consecuencias no de una crisis económica, sino de un gran expolio. Unos por acción y otros por omisión se pasaron por el forro la democracia y la ley de financiación de partidos políticos para llegar donde llegaron. ¿Acaso no ganaron las elecciones de forma fraudulenta al competir con sus adversarios en desigualdad de condiciones? Pues de eso también hablamos. Pero Acebes, Rato, Arenas y Mayor Oreja sostienen que no recuerdan nada, y se quedan más anchos que largos.