Se le atribuye la decisión última a Susana Díaz, pero hay más fondo que todo eso. Cuando la gestora del PSOE confirmó a Antonio Hernando como portavoz del Grupo Parlamentario en el Congreso, el sanedrín que diseñó la salida de Pedro Sánchez del PSOE ya llevaba días de cábalas.

¿Un nuevo portavoz? No habrá quien se preste a semejante achicharramiento público. La hemeroteca y las cuentas personales de Twitter están repletas de diputados que defendieron con ardor el 'no' a Rajoy aún a sabiendas de que el PSOE se adentraba en un tortuoso laberinto de complicada salida, a no ser que asumiera estoicamente el riesgo de afrontar unas terceras elecciones. 

Antonio Hernando, el hombre que más ayudó a Pedro Sánchez a llegar donde llegó y el que más contribuyó con su “traición” a que tuviera que salir por la puerta del garaje

Se barajaron otros nombres hasta llegar a la conclusión de que ninguno de ellos aceptaría subirse a la tribuna de oradores para defender lo contrario de lo sostenido durante ocho largos meses sobre una posible abstención: que si blanquear la corrupción del PP; que si validar al Rajoy de Bárcenas y los SMS, que si la financiación ilegal; que si los recortes y el sufrimiento de millones de españoles…  Al fin y a la postre la encomienda de la portavocía sería sólo para unos meses, y si alguien merecía semejante castigo -el de la vergüenza y el repudio público por amparar a la derecha desde el mismo atril que la repudió- era Antonio Hernando, el hombre que más ayudó a Pedro Sánchez a llegar donde llegó y el que más contribuyó con su “traición” en las últimas horas del infausto comité federal del 1 de octubre a que tuviera que salir por la puerta del garaje de la calle Ferraz.

Como Sánchez, Hernando procede de los Renovadores por la Base, una familia del socialismo madrileño cuyo padre espiritual fue el controvertido hombre de negocios José Luis Balbás, el mismo que ayudó en 2000 a José Blanco a contar los votos necesarios para la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero frente a José Bono y al que se le atribuye haber sido el cerebro del “tamayazo”, una operación de transfuguismo que arrebató la presidencia de la Comunidad de Madrid al PSOE en 2003. No hacen falta más datos ni muchos más detalles para colegir que la historia política de Hernando está construida sobre una cadena de traiciones políticas y personales.

La misma pasión con la que defendió la abstención del PSOE a la investidura de Rajoy empleará para justificar hasta la extenuación el 'no'. En esto es como Groucho. Vamos, que no le duelen prendas en soltar aquello de “estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”.

Si no fuera así, habría rechazado la oferta. Su compañero y amigo Óscar López ho ha hecho. Equivocado o no, el que fuera portavoz del Senado anduvo un camino, junto a Sánchez, convencido de que hacía lo correcto. Creía en el 'no' y en la posibilidad de recuperación del PSOE en unas terceras elecciones. Como a Hernando, le ofrecieron mantener el puesto, calentar el escaño y mantener intactos los complementos salariales. No aceptó y la respuesta le dignifica. 

Ya lo dijo también Groucho: La diferencia entre la política y el matrimonio es que en política has de acostarte con cualquiera. Pues eso.