Es francamente paradójico e insólito este desconcierto que han demostrado algunos líderes y partidos independentistas ante los indultos, que parece que les hayan pillado a contrapié, cuando la excarcelación de los presos ha sido en buena parte fruto de su persistencia y de la movilización de su gente. Ciertamente, los indultos de nueve condenados cuando todavía hay miles de represaliados no resuelven el conflicto, pero que estas nueve personas injustamente encarceladas puedan volver a casa, se mire como se mire, es, desde el punto de vista moral y humanitario, algo intrínsecamente bueno para ellos, para sus familias y, para tanta gente que los aprecia. Y contribuirán a resituar el conflicto en el ámbito de la política, algo que todo el mundo quería.

Es obvio que Pedro Sánchez ha tomado la iniciativa por razones de Estado y por estrategia política en interés propio. El Estado español no se puede permitir el previsible revolcón de la justicia europea con los líderes independentistas todavía encarcelados. Y seguramente el Estado intentará utilizar los indultos para influir en los tribunales para que el revolcón no sea por KO. Ahora bien, que al Estado y al PSOE les convengan los indultos significa que no se pueden permitir la opción de la derrota militar. Y no pueden debido a la solidez del movimiento democrático a favor de la libertad de los presos.

La gran incógnita es cuál será la estrategia política del independentismo a partir de ahora, porque necesitará algo más que el discurso antirrepresivo

Pero lo más importante es cómo se ha llegado aquí. Y hay que empezar por citar al president Puigdemont como el principal artífice de los indultos. ¿Alguien cree que sin todo el trabajo que han hecho Puigdemont y demás exiliados en Europa, sin las victorias ante tribunales independientes de Alemania, de Bélgica... los apoyos internacionales, desde Naciones Unidas al Consejo de Europa, el Estado se habría planteado modificar la estrategia de la represión? El exilio, apostando por la internacionalización del conflicto, se ha marcado su primer gran éxito en el interior con los indultos.

También es cierto que el trabajo en el exterior no se habría podido llevar a cabo sin la movilización en el interior. Las movilizaciones, pero sobre todo la voluntad democráticamente expresada por los ciudadanos de Catalunya, que han continuado apoyando las opciones soberanistas. Los datos demoscópicos ponen de manifiesto que los ciudadanos han pasado por alto muchas decepciones con sus representantes, pero los han vuelto a votar porque era la manera de expresar el rechazo a la represión. Y luego, claro, los resultados electorales han tenido consecuencias en Catalunya y en España. El independentismo sigue siendo mayoritario en Catalunya y determinante en España. Que Pedro Sánchez necesita el apoyo en el Congreso de ERC para poder aguantar la legislatura es una evidencia aritmética. La fuerza de los votos tiene el valor que tiene.

Hay otra evidencia que no se puede esconder. La intención de Pedro Sánchez es acabar con el Procés. Y es posible que después de los indultos Sánchez consiga una desmovilización del mundo soberanista. Esto significa que la iniciativa del presidente español ha sido audaz, y lo que no tiene sentido es criticar al adversario por su audacia. En todo caso obliga a los soberanistas a ser aún más audaces. ¿O acaso el independentismo necesita presos para vivir?

Lo que no se puede volver a hacer es engañar a la gente prometiendo imposibles como si la independencia se pudiera conseguir gratis y en 18 meses

La gran incógnita es cuál será la estrategia política del independentismo a partir de ahora, porque necesitará algo más que el discurso antirrepresivo. Y lo que no podrán volver a hacer es engañar a la gente prometiendo imposibles como si la independencia se pudiera conseguir gratis y en 18 meses. Los escoceses tardaron 80 años en alcanzar el referéndum.

De los encendidos discursos de los últimos días se percibe una tentación a reducir la estrategia política a una secuencia de proclamas emocionales vacías de contenido, lo que el histórico líder del PNV describía como "carnaza para las bases". El dilema "independencia o nada" se convierte ahora una opción arriesgada para sus promotores, porque mientras dure la nada de unos, otros aprovecharán la ocasión para hacer cosas, para tomar la iniciativa política. Cuando Pedro Sánchez hace la solemne presentación que hace de los indultos y la hace en el Gran Teatre del Liceu también lo hace para ensanchar su base, consciente de que necesita buenos resultados en Catalunya, especialmente en las municipales y las generales. ¿A quién votará ahora el establishment catalán que ha apoyado los indultos? En política suele ocurrir que quien más coraje demuestra, más capacidad de iniciativa, el más audaz, es el que acaba ganando.