Aunque los ataques de la ANC y el ultimátum de Junts per Catalunya han acabado situando a ERC en una posición de ventaja táctica, la digestión de todo por parte de la cúpula republicana y de su militancia no ha sido fácil. Tampoco lo ha sido asimilar la nueva oleada de insultos recibidos a través de las redes sociales, especialmente Twitter: traidores, botiflers, mentirosos...

Tanto es así, que ERC organizó el martes en Barcelona una especie de exorcismo para espantar a los demonios y los malos espíritus. Este exorcismo tuvo lugar en los Jardinets de Gràcia, donde los republicanos se reivindicaron como los patriotas genuinos, y digan los demás lo que quieran. La fecha fue convenientemente elegida, 20 de septiembre, es decir, exactamente cinco años después de la entrada policial en la sede de la Conselleria d'Economia (y en otros locales de la Generalitat) y la detención de más de veinte personas.

Los protagonistas del acto en los Jardinets de Gràcia —un tipo de réplica, de revancha de la Diada— fueron Josep Maria Jové, Lluís Salvadó, dirigentes republicanos detenidos hace cinco años, y, sobre todo, Oriol Junqueras y Marta Rovira.

Fue una misa, la del martes por la noche, de consumo interno, una especie de sesión de coaching, un desahogo, un bálsamo y una vindicación para subir la moral

Las palabras del presidente y la secretaria general tenían un objetivo claro: reclamar —¿apropiarse?— la autoría del 1-O. Así, por ejemplo, Rovira afirmó que las razzias del 20 de septiembre de 2017 fueron en realidad un "ataque brutal" a "la dirección y la logística" del 1-O. Explicó también que lo que los aparatos del Estado pretendían realmente era hacer imposible el referéndum. Al oír estas manifestaciones de Rovira desde Suiza, no pude dejar de preguntarme si favorecerán mucho a los detenidos de entonces, que están ahora en puertas de su juicio.

Junqueras, a continuación, y con tono rutinario, desgranó los argumentos vinculados a la estrategia de ERC: seremos más fuertes si somos más, y seremos más débiles si somos menos. Ampliar la base. No se olvidó, sin embargo, de presumir también de las detenciones del 20-S. "Si la policía entró en la sede de Economia y detuvo a toda la cúpula, no fue por casualidad", recalcó. Hay que recordar que el titular de Economia en aquellos momentos era Junqueras mismo, que ocupaba además la vicepresidencia del gobierno catalán.

En una crítica velada a Junts, Junqueras extendió el independentismo de ERC desde los años treinta hasta hoy, es decir, hizo como si ERC siempre hubiera sido exactamente lo mismo y hubiera tenido exactamente el mismo ideario desde los tiempos del Avi Macià. Rovira, a su vez, no pudo evitar lanzar un dardo a la ANC, es decir, a aquellos "que nos quieren dar lecciones", a aquellos "que se movilizan contra nosotros".

Finalmente, llamó a trabajar para conquistar los grandes ayuntamientos de Catalunya en las elecciones del próximo mayo. Si hace cinco años hubiéramos tenido los grandes ayuntamientos, las cosas nos hubieran ido diferente, comentó.

En definitiva, lo que vinieron a decir tanto una como el otro es que, digan lo que digan, los independentistas de verdad son ellos, y no los que los critican, atacan e insultan. ¿La prueba?, que cuando el Estado quiso abortar el referéndum, lo que hizo fue lanzarse en tromba y específicamente contra ERC, con la operación del 20 de septiembre. ¿Por qué?, porque ellos —Esquerra— eran el motor, los que realmente impulsaron el 1-O.

Fue una misa, la del martes por la noche, de consumo interno, una especie de sesión de coaching, un desahogo, un bálsamo y una vindicación para subir la moral de, sobre todo, dirigentes orgánicos y algunos militantes particularmente motivados.