Nadie engorda en los años de sequía, excepto los lobos”

Refrán saharaui

Durante seis años, desde la terraza de mi casa yo podía ver la bella curva de la costa de El Tarajal hasta la frontera y más allá las lejanas cabilas reverberando bajo el sol. Dirigía el principal periódico de Ceuta y así conocí una sociedad compleja, multicultural y fronteriza, que cohabita con gran afán en un entorno muy pequeño, pequeñísimo, de 18 kilómetros cuadrados, de los que gran parte están ocupados por zonas montañosas o por acuartelamientos militares. La presión de miles de migrantes ateridos llegando a la costa de una ciudad que hasta el agua potable tienen que llevar a veces en barcos desde la Península puede resultar insoportable. Mohamed VI lo sabe, como lo sabía su padre y a ninguno de ellos le importa un comino poner en riesgo a sus súbditos para sacar una baza política. En estos días no es que hayan mirado para otro lado, ni que hayan abierto ellos mismos la frontera, sino que ha habido extraños autobuses recogiendo a gente en Tetuan, Chaouen y otros puntos para acercarlos a una frontera que iba a ser fácil cruzar. Cuando hostiga no tiene rival. Yo he visto pesqueros ceutíes ametrallados por patrulleras marroquíes que los perseguían casi hasta el puerto en aguas españolas. 

Marruecos está intentando sacar tajada y para eso, como acostumbra, utiliza coartadas, subterfugios, presiones y chantajes, sin que le importe poner en riesgo vidas humanas para ello. Es exactamente lo que está haciendo. Como telón de fondo, la crisis económica tremenda con la que tienen que lidiar por la pandemia y el cambio de posición diplomática que propició un enloquecido Trump al abandonar la tesis de la ONU, la que exige un referéndum en el Sahara, y que reconoció la soberanía marroquí sobre el territorio. Ahora Marruecos quiere forzar también a la UE a virar. Ya se ha enfrentado con Alemania por ello. El tema saharaui es, con mucho, el más sensible para el régimen alauita.

La coartada ahora es la hospitalización en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, debido a su estado grave por la Covid, que no podía ser tratado en Argelia. Los medios argelinos y norteafricanos escribieron en su día que el gobierno argelino intentó evacuarlo primero a Alemania ―donde sanaron al propio presidente argelino del virus―, pero que dada la ya relación tensa con Marruecos no lo aceptó. España fue la siguiente opción. Entró con un familiar por el aeropuerto de Zaragoza ―hay quien dice que con su doble identidad― y fue conducido a Logroño de forma discreta. ¿Quién y cómo filtró su presencia a Marruecos? En el Magreb se ha publicado que los argelinos creen que fueron topos de los servicios franceses. A saber. Gali tiene abierto un procedimiento por genocidio en la Audiencia Nacional por la acusación de asociaciones llamadas de derechos humanos y de víctimas que muchos en el norte de África consideran claramente promarroquíes.

Casado ha olido a sangre y a urna y si se tiene que alinear con Mohamed VI contra el gobierno de su propio país, si tiene que poner en aprietos al presidente de Ceuta que es del PP, pues se lo pasa todo por el forro

Una situación complicada que Marruecos no ha dudado en inflamar y sigue la escalada. Lo curioso son los aliados que ha encontrado en ese afán. Los grandes patriotas españoles, los de la bandera hasta en los huevos, no han tenido empacho alguno en hacerle el caldo gordo a los marroquíes y a sus partidos que reclaman la soberanía de Ceuta y Melilla y que intentan hacerse con dos ciudades autónomas recogidas en la Constitución. Sí, Casado no tuvo reparos en mantener una videoconferencia con Nizar Baraka, el líder del Istiqlal, el partido de la reivindicación permanente sobre Ceuta y Melilla, que afirmó: “Observo con satisfacción que su familia política ha estado en la primera línea para desafiar al Gobierno de su país, tras la recepción del líder polisario”. Dio en el clavo el marroquí, Casado estará en primera línea contra el Gobierno de su país sin importarle para ello traicionar la línea política mantenida por el PP. ¡Qué lejos aquellos tiempos en los que Aznar recibía al líder del Frente Polisario y aceptaba sus invitaciones para conocer los campos de Tinduf! ¡Qué lejos los tiempos en los que el representante del Polisario en España, Beyar, decía que Aznar era el presidente que más había hecho por el pueblo saharaui!

Casado ha olido a sangre y a urna y si se tiene que alinear con Mohamed VI contra el gobierno de su propio país, si tiene que poner en aprietos al presidente de Ceuta que es del PP, pues se lo pasa todo por el forro. Él quiere unas elecciones anticipadas, él quiere creerse ese cambio de ciclo, él quiere asaltar sus cielos cuanto antes y si para eso tiene que ponerse del lado de un sátrapa que envía a su pueblo en la miseria a morir ahogado o de frío para conseguir más pasta para su corrupto sistema o un triunfo político, pues allá que se va con la banderita en la pulsera y en el reloj y en la mascarilla. A Casado esta crisis le viene que ni pintada y lo demás son tonterías.

No es la única zapa que piensa utilizar, la otra es Catalunya y los indultos. Habrán visto a Aznar asomar ya la patita. Más allá de su relato del cambio de ciclo, necesitan que el actual gobierno pierda su apoyo parlamentario porque mientras lo mantenga, todos son ilusiones y juegos de artificio. Sabe, por otra parte, que ha habido una fuga de votos de votantes socialistas al PP en Madrid, y cree que apretando con el respaldo parlamentario de los independentistas vascos y catalanes, con la mesa de diálogo en Catalunya y con los indultos podrá socavarle aún más el terreno a Sánchez entre aquellos votantes más centristas. Aznar amenaza: “Quien quiere cargarse la unidad de España lo paga”. Olvidó decir que excepto que seas un sátrapa alauita porque, en ese caso, si es contra Sánchez, ellos se apuntan. Casado habla de llevar al Supremo los indultos y volver a jugar la carta de sus controles por las puertas traseras.

Nada se le va a poner por delante: sólo tiene un objetivo, derribar a Sánchez mientras las encuestas le sean propicias. Esa presión tendrá consecuencias y va a centrar gran parte de los pasos que se den en torno al conflicto catalán. Lo de Marruecos lo acabarán arreglando, pero lo de Catalunya va a suponer una fuente de acoso y derribo en cada paso que se dé. Y puede que dejar solo al Gobierno no sea la mejor idea ahora. Según las encuestas, a Casado le darían los números con Abascal y que dios nos coja confesados. A los catalanes, también.