No es el toro, símbolo de los alcistas, la figura dominante en las bolsas, sino el oso, que mueve sus garras hacia abajo. Los mercados se han orientado a la baja a pesar que el crecimiento de la economía americana haya superado las expectativas al progresar un 3,5 por ciento en el tercer trimestre (frente al 3,3% esperado) debido a un aumento de los gestos de los consumidores y a un repunte de la inversión. Europa le sigue en la caída. Los futuros de Wall Street cotizaron con pérdidas en la preapertura, con el S&P 500 retrocediendo un 0,10% y el Dow Jones un 0,15. Unas noticias semi-conocidas en Wall Street, como el crecimiento del PIB americano del 3,5% en el tercer trimestre, tuvieron un impacto limitado en el conjunto de los mercados, como en el Ibex que ha retrocedido un 0,52%.

Las noticias procedentes de Italia según las cuales Monte dei Paschi no logra atraer inversores para su capitalización han hecho presagiar que el más viejo banco del mundo será intervenido hoy o mañana.

En el Ibex hubo un tímido rebote de algunos valores bancarios tras el varapalo de ayer, pero sin la suficiente energía para llevar al índice a zona positiva. El retroceso del precio de las materias provocó igualmente la corrección de acciones como ArcelorMittal.

La misma tónica persistió en Eurozona, donde las bolsas replegaron después alcanzar máximos anuales. Hay un cierto mal de altura que parece alejar la posibilidad de disfrutar de un rally de fin de año. En el Eurostoxx la gran figura fue la empresa de biotecnología Actelion al entrar en negociaciones con el gigante americano Johnson & Johnson, dejando fuera a Sanofi.

La gente de Wall Street dio señales de preferir ir a patinar a las pistas de hielo de Rockefeller Center que en búsqueda de los 20.000 puntos.

Aquí, más hogareños, los índices de hipotecas, sobre viviendas en España mostró un avance del 18% en octubre, dando prueba de la reactivación del mercado inmobiliario.