La vida puede llegar a ser extraordinaria y apasionante. Y al mismo tiempo chocante y trágicamente injusta. A menudo somos inmunes a la tragedia porque vivimos rodeados de sucesos descorazonadores que obviamos, siempre que atendemos a nuestro entorno más inmediato mientras nos aferramos a nuestras vidas y procuramos por el bienestar de los nuestros, sobre todo de los que nos son más cercanos, empezando por la familia. Excepto cuando te toca de cerca el infortunio y es entonces que interiorizas la tragedia. Sólo hay una cosa segura en nuestras vidas, que nos iguala por arriba y por debajo, en la derecha o la izquierda, y es que nuestro recorrido vital tiene un inicio y un final. Pero cuando este final llega de golpe, sin avisar, es cuando nos impacta, cuando nos deja helados o abatidos.

Procurarse la felicidad a uno mismo o a nuestros familiares y amigos es normal, ordinario, aunque no por eso menos importante y necesario. Pero es cuando procuramos por el bien común que hacemos algo extraordinario, en el sentido que ponemos nuestra determinación en favor de una causa universal que trasciende nuestro espacio vital. Esta causa, en el caso de Muriel Casals, es la de Catalunya, que también es la causa de la libertad y la justicia, de un futuro más próspero y de plenitud para todos. La causa de Muriel es también mi causa y eso es lo que nos hermanaba más allá de tradiciones políticas o nuestros particulares orígenes, trayectoria o generación. Muriel era parte indisociable de esta comunidad heterodoxa y transversal que es Junts pel Sí, una coalición extraordinaria en sí misma y que tenía en Muriel Casals una de sus destacadas integrantes, dentro de una familia de candidatos que han llegado a conformar más cien mil personas, que se dice pronto. Catalunya, que es una nación modesta en el conjunto de la humanidad, ha protagonizado episodios gigantescos a escala mundial, como esta candidatura multitudinaria que era el fruto de las masivas movilizaciones que han brillado con luz propia en Europa y en el mundo entero.

No nos detendremos, nada nos parará, seguiremos adelante, leales a un mandato, haremos triunfar los anhelos de tanta gente, también los de Muriel Casals, que son los nuestros

Muriel era una mujer con una trayectoria de largo recorrido que en estos últimos años se había significado por estar al frente de Òmnium Cultural y haberse convertido en uno de los iconos de esta revuelta cívica de las sonrisas, sonrisas que hoy se han desvanecido por un momento, sólo un instante. No nos podemos permitir el lujo de despedir a una persona así abatidos, ni rehenes del desánimo. Porque ni ella lo querría ni es el homenaje que todos le queremos hacer. No sería justo dejar sólo lágrimas de despido. Lo que nos hace falta, lo que ella se merece en definitiva, es una inmensa sonrisa, tierna, dulce y entusiasta al mismo tiempo, llena de esperanza y gozo, sabedores que nos ha acompañado hasta aquí, que hemos compartido episodios y jornadas memorables, que juntos hemos hecho historia. Y que no nos detendremos, que nada nos parará, que seguiremos adelante leales a un mandato, que haremos triunfar los anhelos de tanta gente, también los suyos, que son los nuestros.

Esta pequeña comunidad tan plural que somos los 62 diputados de Junts pel Sí hoy estamos de luto, del primero al último, y, por extensión, los 72 diputados independentistas del Parlament y para ser justos, todos los amantes de la libertad y la justicia de esta Cámara y del conjunto del país, todos los que creen en la fraternidad y toda la gente de buena voluntad. Es un luto sereno que mañana mismo transformaremos en energía y un renovado impulso en el camino de la independencia, que sin duda es el mejor tributo a su memoria.

Descansa en paz Muriel, un enorme abrazo a toda la familia y a todo un país que sabe que eras de los suyos, de los nuestros, y que con tu ejemplo militante has puesto un poco más cerca de la libertad. Ninguno de los esfuerzos habrá sido en vano, ninguno de los anhelos menos tenaz. Y como la semilla que nos acompañará siempre, tu recuerdo pervivirá entre todos nosotros como un presente y un estímulo en los momentos en que dudamos o nos sentimos más débiles y para las próximas generaciones. Vivirás con nosotros y entre todos culminaremos la gran empresa de la que tú has sido protagonista destacada, valerosa y entusiasta: ¡la República Catalana!

Oriol Junqueras es vicepresident del Govern de la Generalitat y presidente de ERC. Marta Rovira es secretaria general de ERC.