Nuestra sociedad envejece, cada vez hay un mayor porcentaje de personas mayores. Paralelamente al envejecimiento, enfermedades que antes afectaban a pocas personas, ahora afectan a muchas más, entre ellas las enfermedades neurodegenerativas y el cáncer. Todos sabemos que el ejercicio físico moderado está ampliamente recomendado como actividad antienvejecimiento, ya que el ejercicio físico ayuda a tener una mejor calidad de vida en las personas sanas de cierta edad, pero lo que quizás no sabéis es que existen muchas evidencias que apuntan a que el ejercicio físico ayuda a las personas que han tenido cáncer a tener una menor probabilidad de recaída (recidiva) y una mayor probabilidad de supervivencia. Datos previos indicarían que el ejercicio físico podría influir en una menor probabilidad de crecimiento de las células cancerosas.

El ejercicio físico podría influir en una menor probabilidad de crecimiento de las células cancerosas

Un estudio publicado durante junio-julio de este año en la revista médica The New England Journal of Medicine muestra los resultados obtenidos en una cohorte de casi 1000 pacientes con cáncer de colon desde el 2009 a actualmente. Todos los pacientes, edad media de 61 años, con más de un tercio de los pacientes mayores de 65 años. Había un 51% de mujeres y todos los pacientes habían sido diagnosticados de carcinoma de colon avanzado grado III o superior, y después de cirugía para extirpación, habían recibido quimioterapia de 2 a 6 meses antes de iniciar estos cambios "sencillos" sobre su estilo de vida. De forma aleatoria se distribuyeron la mitad de los pacientes a recibir consejos de salud sobre cambios de dieta (muy importante hacer una dieta saludable siempre, pero más en enfermedades a partir de una cierta edad), y a la otra mitad, además de los consejos sobre dieta, se le recetó una rutina de gimnasio equivalente a caminar aproximadamente 45 minutos a paso rápido, entre tres y cuatro días a la semana. Este tratamiento coadyuvante de ejercicio físico moderado se realizó un mínimo de 3 años seguidos, y el estudio incluye el porcentaje de recaída (recidiva) del cáncer y la supervivencia después de 8 años.

Los resultados no dejan lugar a dudas, no os daré todos los datos, solo unos pocos para que podáis juzgar la ventaja de incorporar a nuestra vida el ejercicio físico, más allá de otras recomendaciones terapéuticas: el porcentaje de recidiva después de 8 años fue un 28% menos en el grupo de los que hicieron ejercicio —además de los cambios a la dieta— de los que solo implementaron cambios en la dieta. Además, el porcentaje de supervivencia después de 8 años de la cirugía en el grupo que hacían ejercicio era del 90,3% de los pacientes con respecto a la supervivencia del 82,3% en los pacientes que solo siguieron consejos de salud y mejora de la dieta. Podéis ver los resultados en la figura que os adjunto.

Imagen 1
Gráfica que muestra los resultados del estudio CHALLENGE, publicados en The New England Journal of Medicine, sobre una cohorte de pacientes con cáncer de colon, donde se muestra el efecto sobre la supervivencia de los pacientes por implementar el ejercicio físico aeróbic moderado (1,5 a 2,5 horas semanales) con respecto a solo hacer cambios en la dieta (Gráfica extraída del comentario publicado por Chan i Gunter en la revista Nature)

 

Hace falta decir que no se observaron cambios consistentes en la pérdida de peso entre los dos grupos (es decir, seguir una dieta sana afectó por igual a los dos grupos con respecto al peso corporal), por lo tanto, la diferencia principal entre los dos grupos se debe al ejercicio. También hay que remarcar que este estudio no puede observar el efecto (seguramente, muy superior) en la supervivencia de la cohorte estudiada sobre pacientes que no implementan ni cambios en el ejercicio ni en la dieta.

Sea como sea, la mejora sustancial en probabilidades adicionales de supervivencia, si implementamos un ejercicio moderado y sostenido en el tiempo, es tan clara que la asociación de médicos americanos propone seguir investigando si este efecto beneficioso también se observa en otros tipos de cáncer (faltan estudios estadísticamente significativos en cohortes seguidas durando tiempos largos), y recomiendan implementarlo en sus unidades de oncología, como tratamiento seguro para mejorar la calidad de vida y la probabilidad de supervivencia de los pacientes. No hay una cura mágica contra el cáncer, que nos puede afectar a cualquiera de nosotros sin avisar, pero sí está en nuestras manos seguir unas rutinas diarias que incluyan el ejercicio físico, que, más allá del cáncer, impacta beneficiosamente en muchos aspectos de nuestro metabolismo, particularmente a partir de una cierta edad. ¡Pongámonos en movimiento!