Una mañana cualquiera me pongo a ver la tele y en una breve pausa publicitaria salen dos anuncios de geles íntimos. Uno de ellos está protagonizado por mujeres de todas las edades que confiesan su “secreto” para sentirse sexys y disfrutar sin complejos del sexo: el lubricante. Voy al hipermercado y veo cómo botes de lubricantes de todas las marcas, colores, sabores y formas se apilan en estanterías y al lado de las cajas con indecencia, y en la farmacia me sorprende un enorme catálogo de geles estratégicamente situados al alcance de mi mano. Me preocupo por la sequedad vaginal como nunca antes me había preocupado por nada, y me pregunto si el cambio climático vaginal tendrá algo que ver con el deshielo del Ártico o es que estamos todas fatal de lo nuestro.
Pienso en la cantidad de marketing empleado en los últimos tiempos para paliar la sequedad de nuestras vaginas, una nueva pandemia que impide que lubriquemos a chorros en cualquier momento y la causa de múltiples “complejos”. Aunque hay mujeres que por cuestiones hormonales, como el embarazo o la menopausia, pueden necesitar de una ayuda extra, lo cierto es que la lubricación vaginal se produce de manera natural cuando la mujer está excitada, especialmente en los días fértiles. En mujeres jóvenes, si no se produce y no se tiene ningún “problema” hormonal, puede que la chica no esté excitada y por tanto, el sexo no será satisfactorio para ella. Obviar las señales de nuestro cuerpo para convertirnos en refugio de pajas ajenas no nos ayudará. Hacer pensar a los hombres que la falta de excitación se resuelve con un ungüento, tampoco.
Aunque estoy a favor de todas la novedades que mejoren la vida sexual de las personas, también estoy bastante harta del mensaje que se lanza cada día a todas las mujeres “modernas y sexys”, de 20 ó de 60, que han de tener siempre ganas de sexo, porque lo contrario implica una tara y la llegada del apocalipsis a sus vidas y a sus coños. Las cremas que facilitan la entrada del pene en las secas y rebeldes vaginas se anuncian como la panacea de los problemas sexuales, porque aportan “la humedad natural necesaria en la zona vaginal para que la mujer recupere bienestar y, también, la seguridad y la relajación necesarias para mantener unas relaciones íntimas saludables”. Pero lo único que una mujer necesita para recuperar la seguridad en las relaciones íntimas saludables es un buen compañero o compañera, ganas de hacerlo y, dicho sea de paso, unos buenos preliminares.
El lubricante, después de todo esto, por favor.