La sorpresa no es la gestión que Colau ha hecho del Mobile World Congress, sino el silencio que ERC y CDC han mantenido ante un desastre tan previsible. Los convergentes han desaparecido de Barcelona desde que Trias perdió la alcaldía. Es como si la ciudad global que quería impulsar el anterior ayuntamiento sólo estuviera en la cabeza de Antoni Vives. El exteniente de alcalde quizás pecaba de soberbia pero la ciudad que explicaba tenía posibilidades de jugar un papel en el mundo.

Mientras CDC habla de refundarse va perdiendo oportunidades de volver a conectar con su electorado. Ya no es que el alcalde de Girona intente pactar con Ciudadanos por 300 euros mensuales o que el grupo municipal de la Garriga vote en contra de declarar persona non grata a Felipe VI. La gran partida se juega en Barcelona y no entiendo porqué Francesc Sánchez dice que "el proceso" ha hecho abandonar la ideología a su partido mientras regala la capital de Catalunya a Podemos.

Colau no tiene modelo cultural, no tiene referentes internacionales, reconoció que Madrid es su capital y ha estado a punto de perder el escaparate más importante que Barcelona tiene para posicionarse como una ciudad global. Colau ni tan solo tiene ideología, de lo contrario los trabajadores del metro no habrían osado desgastarla para defender intereses corporativos. Fue Trias quien perdió las elecciones haciendo una campaña socialista, cuando tenía argumentos de sobra para explicar los beneficios que los barrios pobres sacarían de una Barcelona capital de Estado.

Fer país no consiste sólo en defender la bandera del Born. Además hay maneras de explicar la cultura subversiva de la ciudad vinculándola a Catalunya y a la excepción que Barcelona representa en la Europa de los estados-nación que Bruselas quiere desmantelar. Durante la Transición, cada escalera de vecinos tenía una activista como Colau. El problema no es la alcaldesa sino que ERC y CDC han rendido a la ciudad. De manera consciente o inconsciente, cuando el independentismo estaba a punto de conquistarla sus líderes se echaron atrás. Por eso Colau no tiene oposición.

El futuro de España se juega en Barcelona y quizás por este noble motivo CDC prefiere hablar de renovación mientras Alfred Bosch se echa la siesta.