Cualquier observador extranjero sentado frente al televisor o incluso invitado a la tribuna del Congreso no habría encontrado nada de especial en la sesión constitutiva de la Cámara. No habría visto nada que le advirtiera que España vive el conflicto político más grave desde la muerte del dictador Franco. Habría visto que algunos diputados han sido objeto de aplausos específicos cuando han entrado en el hemiciclo y que, por alguna razón, estos diputados saludaban cordialmente a diestro y siniestro con una sonrisa o con dos besos a las mujeres. El observador habría llegado a la conclusión -obviamente equivocada- de que España, políticamente hablando, es una balsa de aceite.

Ni las imaginativas fórmulas de juramento de la Constitución empleadas por los diputados republicanos e independentistas –ahogadas por el alboroto organizado los diputados ultras de Vox y de Ciudadanos han roto la normalidad propia de un evento casi festivo. Todo el mundo tenía muy presente que por primera vez había en el hemiciclo diputados vigilados por policías de paisano distribuidos por todos los rincones del edificio. Los periodistas nunca habíamos tenido tan poca libertad de movimientos, pero nadie se ha escandalizado.

Los presos políticos que han sido elegidos diputados tenían hoy la oportunidad de protagonizar una performace reivindicativa en el hemiciclo que llamara la atención a los informativos de las televisiones europeas. En lugar de eso, han preferido poner de manifiesto que son gente de orden, que se ponen corbata para tomar posesión de sus escaños, que no tienen ningún tipo de rencor con sus adversarios políticos, que son buena gente, como dijo Junqueras el primer día del juicio y que sólo pretenden encontrar una salida dialogada al conflicto. El líder de ERC ha hablado prácticamente con todos los miembros del Gobierno de Pedro Sánchez, incluido obviamente el presidente y un largo rato con la portavoz Isabel Celaá. El ministro Ábalos aseguraba que con Junqueras no ha hablado nada de política, pero que le ha estado contando cómo era su vida en prisión donde "según me ha dicho aprovecha mucho el tiempo para escribir" y que Josep Rull le ha trasladado que el consejero Calvet "le habla muy bien de mí y yo le he hablado bien de Calvet", queriendo decir que tienen mucho trabajo por hacer en el campo de las infraestructuras...

Si hasta ahora, todos los esfuerzos del movimiento independentista parecían dirigidos a denunciar internacionalmente la involución democrática de España, la vulneración de derechos fundamentales, y el abuso de la prisión provisional,  hoy la estrategia se fija como prioridad recuperar la libertad de los presos

Si hasta ahora, todos los esfuerzos del movimiento independentista parecían dirigidos a denunciar internacionalmente la involución democrática de España, la vulneración de derechos fundamentales, y el abuso de poder que supone la situación de prisión provisional durante más de un año, hoy la estrategia era la contraria: recuperar la libertad y el diálogo político interno español. Durante la mañana siempre han sido los diputados presos los que han alargado la mano y hay que decir que ha sido muy bien recibida por los colegas de Podemos y del PNV, y aunque con algo más de frialdad, también por los diputados y ministros socialistas. En todo caso, no han tenido un mal gesto, como sí se ha observado en Albert Rivera. El líder de Ciudadanos ha destacado como el único interesado en mantener la tensión de la última legislatura. Ni siquiera el PP la ha secundado demasiado. La nueva presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha contribuido por su parte pasando por alto las fórmulas de juramento que llamaban a la libertad de los presos políticos y el compromiso republicano. Así pues, se percibía un deseo hasta cierto punto transversal de iniciar una nueva etapa.

Sin embargo, no habrá nueva etapa posible mientras los presos, sean diputados o dejen de serlo, continúen en prisión. Uno de los abogados, presentes en el edificio del Congreso, expresaba su satisfacción por el desarrollo de la jornada y hacía entender la estrategia del buen rollo sobrevenido. La última vez que el Tribunal Supremo rechazó las peticiones de libertad de las defensas argumentó que no podía acceder a estas en plena celebración del juicio. Al juicio del procés le quedan pocas semanas. Las previsiones son que el día 13 de junio quedará visto para sentencia. La prioridad de los abogados es conseguir la libertad provisional de los presos mientras el Tribunal Supremo medita su veredicto. De acuerdo con la tesis del Supremo, si no hay juicio no será necesario que los acusados duerman cada día en Soto del Real. Además, como ya no son diputados del Parlament de Catalunya ya no estarán en condiciones de reiterar delitos como declarar la independencia de Catalunya y además, por si fuera poco, con más o menos folklore acaban de prometer acatar la Constitución. Si son gente tan declaradamente normal, ¿porque tienen que estar en la cárcel? Preguntarán los abogados

La democracia en España no ha caído al nivel de la Turquía de Erdogan, como suelen denunciar algunos soberanistas, pero sí es cierto que lo que está pasando aquí no ocurre en Francia ni en Alemania, ni en Suecia ni en ninguna de las democracias con los que se supone que España se quiere comparar. Sin embargo, hoy ha habido un interés compartido en desdramatizar la anomalía asumiendo voluntariamente los presos políticos independentistas el riesgo de normalizarla, de acostumbrarse y de acostumbrarnos a vivir con ella.