Un buen amigo madrileño, abogado del estado y españolazo como su dios le manda, acostumbra a recordarme a menudo la utilidad de consultar los ejemplares del BOE que se publican en agosto. Conscientes que la mayor parte de la peña hispánica (incluida la tribu periodística) vacaciona sesteando, haciendo el cretino en la playa o destruyendo el entorno natural con su repulsiva y absurda presencia, la mayoría de gobiernos de turno publican la legislación más polémica y áspera, con el objetivo de que se entere el menor número de gente posible: es una temporada, por ejemplo, especialmente generosa en indultos a banqueros o en recortes presupuestarios. La práctica, como era esperable, se ha contagiado a todos los recovecos de la administración peninsular, también en Catalunya, o al menos era así en los remotos años en que el Parlament de la nación se dedicaba a eso tan desagradable de aprobar alguna que otra ley.

Desde hace un par de años, Catalunya ha visto nacer a un dignísimo aspirante a presidente de la Generalitat autonómica y sumisa. Es Pere Aragonès, el opositor español. Hace pocos días, el vicepresidente económico anunciaba una serie de recortes del 6% en diversos departamentos (eso que los cursis hoy en día llaman “contención del gasto”), especialmente urdida en el ámbito de las empresas públicas. Vicepresidencia corrió a comentar que el ajuste no afectaba a partidas básicas de lo público –como salud, familia o atención a inmigrantes–, pero que obligaba igualmente al empresariado público a apretarse el cinturón, lo cual, a inicios de agosto y con los presupuestos de los entes ya escritos, ha debido de hacerle una ilusión a sus respectivos directores que ni les cuento. Aragonès calcó el método español: publicarlo el martes pasado, sordina mediante en el DOGC, y con las redacciones con los becarios al mando.

Aragonès ya empezó a opositar a español del año durante la aplicación del artículo 155, cuando los interventores del Gobierno como Roberto Bermúdez de Castro (que esperaban un clima muy hostil de la administración catalana tras el 1-O) se sorprendieron de la cumplidora y hasta servil amabilidad del futuro vicepresidente. Con este nuevo gesto de ajuste económico (escudado as usual en el déficit financiero de la Generalitat), Aragonès les está diciendo a los españoles que no tienen necesidad alguna de propiciar el retorno de Artur Mas y de la Convergència de siempre, porque en eso de recortar él también tiene una mano derecha de cojones. Alumno aplicado, Aragonès se sabe menos sexy que Torrent, pero en eso de la sumisión no tiene rivales. Si uno debe asistir a un bodorrio con la plana mayor del poder español allí presente, pues irá sin problemas. Las opos, Pere lo sabe muy bien, en el Reino no sólo las ganas cantando lecciones a toda leche.

Aragonès ya empezó a opositar a español del año durante la aplicación del artículo 155, cundo los interventores del Gobierno como Roberto Bermúdez de Castro se sorprendieron de la cumplidora y hasta servir amabilidad del futuro vicepresidente

De momento, ni el president de la Generalitat ni uno solo de los respectivos consellers nos ha dado pista alguna de cómo devendrán estos recortes. El vicepresidente, como si se tratara del mismo Espíritu Santo, ha dictado la ley y ha esperado que la realidad se le adecúe lentamente. Pero Pere no está solo, en esta aventura de las oposiciones. Hace ya unos días del anuncio de la vicepresidencia, y a uno no le deja de sorprender el escasísimo interés de la prensa tribal en el asunto. El clarividente periódico Ara, por ejemplo, se ventiló la cosa con un titular así de simpático: “Aragonès reclama nuevos objetivos de déficit.” Con un periodismo tan indócil y objetivo, queridos amigos, ya me diréis si no tenemos asegurado esto de la independencia. Pero bien, todo esto son minucias, porque aquí lo importante es ganar las oposiciones, y en esto nuestro querido Veep empieza a no tener rival en todo el territorio español.

Suerte con las opos, Pere. Ah, y esconde esas fotos que todavía guardas, cuando de jovencito sostenías carteles donde uno podía ver “España nos roba 450 cada segundo: basta ya de espolio fiscal”, que a los tribunales castizos no les molan los chavales tan radicalitos.