El barómetro semestral de Barcelona ha confirmado que Ada Colau volvería a ser alcaldesa de la ciudad en caso de celebrarse elecciones, a pesar del desgaste de su paso de activista-abeja-Maya a realpolitiker, y que Esquerra obtendría una mejora de resultados espectacular debida principalmente al ocaso estrepitoso del Pedecat en la capital. Convergència agoniza en Barcelona por méritos propios y tozudez. Primero, porque mantiene visible a Xavier Trias, que los barceloneses se han habituado a querer ya no como cadáver político sino más bien como momia apergaminada, una falta de liderazgo que los convergentes de la capital y el antiguo alcalde pretenden suplantar en el futuro regalando la alternativa a Joaquim Forn, uno de esos políticos inexplorados que los nuevos miembros del Pedecat sólo saben o pueden vender con la frase: Ya sabemos que como candidato no vale gran cosa, pero mira, es muy buen chaval.

Pensar que el pobre Forn pueda ganar nada a Ada Colau es haber traspasado la línea que transita del amor militante del compañero al delirio surrealista. Forn, mira si es buen chaval la criatura, que ni unas elecciones a presidente de su escalera ganaría. Que el barómetro marque un descenso de todos los partidos exceptuando a Esquerra es una magnífica noticia para Colau, que se mantiene como la candidata óptima en una ciudad post-socialista de pocas expectativas donde se ahuyenta el talento individual y se excita la pobreza colectiva. Si Convergència quisiera mostrar que va en serio con el referéndum y su aplicación, lo primero que debería hacer es buscar un candidato competente para la capital de aquello que debería ser un nuevo Estado y explicar urgentemente a los ciudadanos por qué Barcelona podrá ser una ciudad global sin provincializarse sólo si deviene el centro de un país independiente.

 ¿Qué más necesitáis para reaccionar, pedecatistas de la capital? De momento, hay Colau para rato. Y lo sabéis

Si Convergencia se amedrenta con el referéndum o se excusa en trabas inexistentes para no celebrarlo, morirá primero en unas elecciones autonómicas y definitivamente en los próximos comicios barceloneses. Si yo fuera un convergente de la capital, buscaría un independentista de cuarenta años y un currículum de cagarse (que no sólo no sea buen chaval, sino que tendiera más bien a ser un hijo de la gran puta) y le empujaría a caminar por toda la ciudad para complementar sus másters con el bellísimo polvo de nuestro asfalto. Y Joaquim Forn y los  suyos, mire usted, que le ayuden como chóferes. Si Convergència no puede encontrar este individuo en una ciudad llena de talento como Barcelona, si Convergència no puede superar a Alfred Bosch con un candidato más competitivo, si Convergència hace buena a Colau regalándole el gobierno de la mejor ciudad del sur de Europa, mejor tomar una píldora fatal y palmarla cuanto antes.

Convergència morirá en Barcelona si no reacciona muy pronto. Las erres de Trias, la cara de monaguillo del pobre Quim Forn, Alfred Bosch doblándoles resultados. ¿Qué más necesitáis para reaccionar, pedecatistas de la capital? De momento, hay Colau para rato. Y lo sabéis.