Esta semana he tenido el honor de ser objeto de una parodia del programa de humor Polonia en TV3. Me hicieron reír mucho, que es de lo que se trata. Me pareció una sátira divertidísima que pone en evidencia muchas cuestiones de gran interés, y por eso, aprovecho que han usado mi "alter ego" para analizar lo que se plantea en el vídeo. 

Si no lo ha visto, le resumo: aparece mi "otro yo" junto al "otro yo" de Miguel Bosé. Somos los antivacunas, que tenemos como objetivo "adoctrinar" a los niños avisándoles de los peligros de la inyección. Todo por supuesto en el marco de una conspiración explicada para los más pequeños. Mi "otro yo" tiene el poder de aniquilar a un ser maligno (que quiere vacunar a los niños), con un gorro de papel de plata. Y de una manera absolutamente delirante, el vídeo explica nuestras supuestas teorías: nuestros "alter ego" afirman teorías de control social, de microchips, de veneno en las inyecciones... y por supuesto nos basamos en señores que se ponen batas blancas para hacerse pasar por científicos. 

En resumen: tanto el "alter ego" de Bosé como el mío son dos personajes absolutamente esperpénticos, alarmistas y defensores de teorías sin ningún fundamento. Somos unos "negacionistas, antivacunas, bebelejías, conspiranoicos de "manual". 

La parodia en sí es divertida, está muy bien trabajada y desde luego que nunca está de más reírse un poco. Sobre todo cuando algunos estamos realmente preocupados por lo que está sucediendo. Las cosas hay que tomarlas en su contexto y yo le agradezco mucho a Polonia que trate de hacer sátira llevando al límite las cosas para ver si así somos capaces de reírnos un poco todos: ahora bien, como toda sátira encierra una crítica y pretende de alguna manera dar un perfil exagerado, pero perfil, de alguien, quiero poner el foco en lo que me parece importante de todo esto. 

Sabiendo como sé, que hasta ahora Polonia no se ha reído de las industrias farmacéuticas, ni de los experimentos que llevan a cabo (sobre todo en países en vías de desarrollo) donde por desgracia ya se han cobrado vidas y la salud de muchos niños, soy consciente de que aquí solamente se hacen bromas sobre los que planteamos cuestiones que no van en la línea "políticamente correcta". 

Entiéndase que ahora mismo las principales cadenas privadas de comunicación, como son Atresmedia, Mediaset y grupo Prisa, tienen en común a uno de sus principales accionistas: BlackRock, que se ha dedicado a comprar acciones en todas ellas, al tiempo que lo hacía estos dos últimos años de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, entre otras. Esto no es de risa, pero igual le doy a Polonia alguna idea para un gag. 

El hecho de que no pocos de los principales "expertos" que aparecen en estos canales de comunicación hablándonos continuamente de las bondades de la única alternativa que se ha puesto sobre la mesa —esto es, la "vacuna" contra la covid-19— aparezcan en los listados de conflicto de intereses de las farmacéuticas también podría servir para reírnos. 

De risa es que la factura multimillonaria firmada por la Comisión Europea con las farmacéuticas para la adquisición de millones de "vacunas" no quisiera mostrarse a la luz abiertamente. Es desternillante. Como lo es haber conocido gracias a las filtraciones parciales producidas que estas farmacéuticas quedan absolutamente exentas de los posibles efectos adversos que se puedan producir. Un despiporre. 

Cuando se le termine la carcajada por todo lo anterior, coja aire que nos vamos a reír más todavía: le recomiendo que lea el auto de una juez de Canarias que le daba la razón el viernes a una madre que no quería vacunar a su hijo. Léanlo porque es realmente divertido: el auto señala que esta madre ha presentado información contrastada y veraz donde queda claro por qué lo más sensato en ese caso es aplicar el principio de prudencia y no vacunar al menor. Entre otras cosas, algo desternillante: los datos oficiales que evidencian que el beneficio que obtendría el menor es "muy muy escaso". Y en cuanto al riesgo, señala el auto judicial que "habiéndose constatado efectos adversos de gravedad a corto plazo, y siendo totalmente desconocidos los que se pudieren dar a medio y largo plazo, entendemos que los posibles efectos adversos de la vacuna en el menor pueden ser muy superiores y pueden tener unas consecuencias adversas para su salud en comparación con el hecho de contagiarse de covid sin que se le hubiere suministrado vacuna alguna contra la covid." ¿Verdad que esto es de risa, gentes de Polonia? Estoy segura de que harán un video supertrabajado para reírse de todos estos datos.

Otra cosa de la que nos podemos reír es del hecho de que hace un año, cuando no se había comenzado con la campaña de vacunación de la covid en España, la Incidencia Acumulada era 8 veces menor que la actual (señala el auto); los fallecidos por covid eran 15 veces menos, el número de ingresos hospitalarios eran 9 veces inferior y el número de ingresados en la UCI estaba 14 veces por debajo. Y para reírnos más, acudamos al Centro Nacional de Epidemiología, que nos dicen que los contagios diarios (incluso antes de llegar ómicron) eran muy superiores a los de un año antes, a pesar de tener ahora un 80% de la población vacunada. Señala esta resolución judicial que, con los datos oficiales en la mano, desde que se ha suministrado la vacuna, los datos no son mejores. Señala literalmente que "todo ello nos lleva a confirmar lo que ya se sabía, que las vacunas no inmunizan, y que nos movemos en un terreno de inseguridad científica plagado de incertidumbre". 

Por si esto no fuera suficiente como para hacernos preguntas, se toman medidas que no tienen nada que ver con criterios epidemiológicos. El pasaporte covid, que hace saltar por los aires derechos fundamentales de personas absolutamente sanas y no contagiosas, es la evidencia de que aquí se está aprovechando la situación para pegarle pellizcos a nuestros derechos fundamentales (que son de todos) y observar cómo la gente da saltitos y traga. Esto de que la pandemia está sirviendo de excusa para ventilar derechos fundamentales sin poco cuestionamiento no es idea mía, que ya sabe que voy por la vida con un gorro de papel albal bebiendo lejías: este argumento lo señalan distintos juristas, como el Juez José María Asencio que se ha atrevido a romper el silencio, entre otros colegas suyos de profesión que no soportan ver todo lo que está sucediendo. Ríase, que todo esto es desternillante. 

Que buena parte de la población esté segura de que con los pinchazos se acababa esto, que estén convencidos de que están protegidos y que por ello no haga falta tomar precauciones es algo de lo que también podemos reírnos. Porque a pesar de que eso era la versión oficial cuando llegaron las vacunas, ahora ya se sabe que no es así. Ríanse, que hay que reírse. 

Como también nos echaremos buenas carcajadas al comprender que aparece una nueva variante y todo se vuelve caos. Porque unos dicen que es terrible esta ómicron, otros dicen que es más contagiosa pero menos letal. Aparecen para afirmar que tendrán vacuna en cien días. Y luego para confundirnos con la supuesta protección de las que ya existen. Tiene usted información en todos los sentidos: para que se ponga la tercera dosis y para que se ponga las que vendrán. Las necesitará para la ómicron, y las demás letras del alfabeto. De hecho, el director de Pfizer explicaba el otro día que no saben aún si será suficiente una sola dosis para esta nueva variante, o habría que empezar de nuevo con las tres dosis. Recurramos al humor porque si no nos pondremos tristes. 

En Israel ya han anunciado que Pfizer anda probando la tercera dosis de la vacuna para niños menores de 5 años. Señalan en la información publicada (https://www.timesofisrael.com/pfizer-testing-3rd-covid-vaccine-dose-for-kids-under-5-after-setback/) que el cambio se produce "después de que los datos iniciales del estudio de la compañía descubrieran que los niños de 2 a 4 años no respondieron como se esperaba a las inyecciones de dosis muy bajas". 

Es también de risa ver cómo los editores del British Journal of Medicine (una de las revistas científicas más prestigiosas) han tenido que sacar un comunicado (https://www.bmj.com/content/375/bmj.n2635/rr-80) para denunciar las campañas de desprestigio que están llevándose a cabo por Facebook y sus "verificadores". Concretamente, apuntan a una publicación en la que destapaban las irregularidades de las pruebas principales de las vacunas de Pfizer en los laboratorios de Ventavia. Pues bien: los verificadores externos que colaboran con Facebook (aquí en España ya conocemos a los "oráculos de la verdad verdadera"), habrían señalado esta pieza de investigación respaldada por el BJM como "parcialmente falsa" o "poco fiable". Una manera de generar descrédito sobre su trabajo y sobre la gravedad de lo que se denunciaba. Qué lástima que estos editores del BJM no tienen sentido del humor, porque se tendrían que haber reído, ¿verdad? No, no les ha hecho gracia que se les trate de conspiranoicos, de gente poco seria y de dar información que no es del todo veraz. Se han molestado mucho porque hacen su trabajo rigurosamente y alertan de cuestiones importantes para la población (en este caso el hecho de las graves irregularidades en los procesos de pruebas iniciales de estas vacunas que están inoculando al personal). 

En este festival del humor no se olviden de reírse muy alto cuando tengan conocimiento de la censura que se está produciendo de manera brutal. Léanse el artículo de Fernando del Pino Calvo-Sotelo, titulado "Basta ya" que le eliminaron en Expansión después de colaborar con ellos diez años (https://www.fpcs.es/basta-ya/)

Seguro que todo esto que les cuento es para pasar la tarde de este domingo llorando de la risa. De todo esto es de lo que vengo meses escribiendo, informando: entrevistando a médicos y expertos que, desde el rigor y su honestidad, nos han explicado las luces y sombras de lo que estamos viviendo. A jueces, abogados, expertos en diferentes ámbitos que denuncian el silenciamiento y manipulación que reciben de los medios cuando intentan alertar a la ciudadanía de lo que está sucediendo.

Por mi parte, tomarme con humor las críticas, menosprecios e insultos es parte de mi profesión. No me queda otra que tratar de analizar a qué responde semejante "broma", cuando nada de lo que se dice en la esperpéntica historia es cierto. Preguntarme por qué pretenden algunos hacerme pasar por una enajenada a la que no hay que escuchar, cuando de lo que estoy hablando en todo momento tiene las fuentes contrastadas, responde a un interés legítimo de la ciudadanía, y sobre todo, se está centrando en el ejercicio de los derechos fundamentales de toda la ciudadanía. 

Será quizás porque esto va de derechos fundamentales por lo que los del Polonia lo tomen a risa. Ya saben ustedes que, en Polonia, como Marchena, creen que las normas particulares son las que priman. Aquello universal, les da mucha risa. Pero me van a permitir que yo todo lo que tiene que ver con los derechos, tanto de las personas vacunadas como de las no vacunadas y especialmente de los niños y mayores, me lo tome muy en serio.