Pasó el miércoles de la semana pasada. El doctor Manuel Galiñanes, jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular del Hospital de la Vall d'Hebron de BCN, presentaba ante el Síndic de Greuges una denuncia muy grave. Gravísima. Según él, dos pacientes del centro murieron el agosto pasado por culpa de los recortes. Uno, ingresado en el hospital cuatro días después de una operación programada y aplazada y el otro, en casa a la espera de una operación anulada en varias ocasiones. Si eso fuera cierto, estaríamos ante un caso inadmisible desde todos los puntos de vista. Una vez estudiada toda la documentación, el Síndic, Rafael Ribó, ha explicado este jueves que no hay "indicios concluyentes" que relacionen la denuncia de Galiñanes con los recortes. Por lo tanto, considera que la denuncia no es cierta. Y entonces pregunto a una persona que trabaja en el hospital y que conoce bien el tema para que se me dé su versión. Me explica que cada cuatro años hay una evaluación de los jefes de servicio. O sea, Galiñanes estaba a punto de pasar un examen que realizan la dirección y el resto de jefes de servicio. Y él sabía que su gestión no era bien valorada ni por los médicos ni por las enfermeras que estaban a su cargo. Vaya, que se veía con los dos pies fuera. Y, ¿qué hizo? Primero amenazar con la denuncia para cambiar el sentido de su evaluación. Después amenazar directamente con presentar la denuncia. Finalmente, como no cedieron a su chantaje, la presentó y la explicó públicamente. Insisto, es la versión de alguien que conoce bien la cuestión, pero a quien tenemos que dar tanta credibilidad como a la versión contraria, aunque aquella va en el mismo sentido que la del Síndic. Ahora bien, si le parece hacemos como aquellas películas (o series) de asesinatos donde el (o la) detective protagonista reúne a los sospechosos y se va haciendo preguntas en voz alta hasta encontrar al culpable. 1) Supongamos que el señor Galiñanes tiene razón. Más que al Síndic donde tendría que haber ido es al juzgado de guardia. Oiga, es que la denuncia es muy grave, eh. Dos muertos. No estamos hablando de que el retraso en una lista de espera generase una complicación médica. No, no. Este señor dijo que dos personas habían muerto por culpa de los recortes y eso, creo, va más allá del Síndic y ya sería un tema de justicia penal. Pero no lo hizo. ¿Por qué? Él sabrá, pero todavía está a tiempo. Yo de él, si tiene razón, lo haría. 2) ¿Qué pruebas presentó el señor Galiñanes? Pruebas sólidas, eh, no especulaciones. Y 3) (y para mí, la pregunta fundamental). Ninguno de los partidos y organizaciones que han hecho bandera política de los recortes sanitarias y que han criticado muy duramente la gestión del conseller Boi Ruíz ha dicho nada sobre este tema. Si hubiera habido un mínimo de verosimilitud en la denuncia, ¿no cree que le habrían apoyado? ¿No habrían salido a su lado haciendo la denuncia? Espero que el señor Galiñanes aparezca mañana mismo con las pruebas. Y nos las enseñe. Y si lo hace, iremos con él a presentar la denuncia. Si no lo hace, que aparezca pero pidiendo disculpas por haber hecho una cosa muy fea, y más en un médico: mentir y hacer chantaje para intentar salvar su culo. Y a continuación, que el Col·legi de Metges tome medidas. Drásticas y definitivas. La sanidad pública es una cosa demasiado importante para que alguien la utilice para solucionar sus cuestiones personales.