Sí, sí, Alfonso Rus es lo peor del populismo hecho carne. Rus es ir a beber vino de aguja a una marisquería de barrio con luces de neón y un camarero permanentemente ebrio. Rus es dejarse larga la uña del dedo pequeño de la mano para poder sacarse la cera de la oreja. Rus es el cuñado que el día de Navidad te saca un aperitivo a base de dátiles con bacón, galletas de aquellas con forma de pez y un cóctel de gambas que es lechuga iceberg bañada en salsa rosa y una (una) gamba.

Rus ha vulnerado, presuntamente, más de la mitad del código penal sin mover una ceja. Sí, sí, pero Rus ha sido alcalde porque la gente lo ha votado. Y no poco, precisamente...

Xàtica 2011 y 2007

Queda claro que Alfonso Rus no llegó a alcalde obteniendo un voto más que su gran rival, ni gracias a un pacto de 5 partidos. No, no, observe las cifras, observe. En el 2007 lo votaron un 50% de los habitantes de Xàtiva y el 2011 un 46%. ¿Muy descontentos no debían estar con él, no?

Si usted es optimista ahora me dirá: "oh, es que la gente lo votaba porque entonces todavía no sabían lo que estaba haciendo". Sí, quizás entonces ignoraban la realidad, aunque en los pueblos enseguida corren rumores que la mayoría de veces acaban siendo verdad. Bueno, pero, ¿y en el 2015, qué?

En las últimas municipales ya se sabía todo. En las últimas municipales ya había aparecido la famosa grabación en la que podemos escuchar a Rus contando billetes y que acaba con la mítica frase "doce mil euros. Dos millones de pelas". Y en las últimas municipales, sabiendo la verdad, Alfonso Rus obtuvo un 22% de los votos.

Játiva 2015

Sí, sí, si un juez lo decide así, Rus será culpable. Pero sus votantes ya lo son ahora, sin necesidad de ningún juicio. A los políticos les tenemos que reclamar responsabilidades, naturalmente, sólo faltaría, pero a los votantes también. Los políticos tienen la culpa de muchas cosas, pero los ciudadanos también. Y las tienen que asumir. Las sociedades maduras lo son porque se hacen responsables de sus actos.

Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, pero los errores se tienen que afrontar. Es la única forma de que en el futuro te equivoques el mínimo de veces posibles.